Salir a bailar es jugar a la ruleta rusa
Ir a una disco es una amenaza. La inseguridad se convirtió en la moneda corriente de las salidas nocturnas.
Salir a bailar debería ser motivo de alegría, juntarse con amigos y disfrutar, pero entrar a un boliche implica arriesgar la vida. Más allá de los actos de los que cada uno se puede hacer responsable, como el consumo de alcohol, la seguridad dentro de una disco está fuera del control de los jóvenes.
El interior de la mayoría de los boliches no se ve desde la calle y una vez dentro la oscuridad, las luces intermitentes y la música a alto volumen hace difícil reconocer, por ejemplo, dónde hay matafuegos o ver en qué condiciones está el edificio.
Si bien todos los locales bailables deben estar habilitados para funcionar y contar con personal de seguridad que vele por la salud de los asistentes, la realidad muestra que esto es solo una utopía y los adolescentes son las víctimas.
Estos son algunos de los casos por los que muchos familiares y amigos continúan pidiendo justicia:
- Beara: el 10 de septiembre de 2010 el entrepiso donde funcionaba el sector VIP del club nocturno "Beara Lounge Club" del barrio de Palermo se desplomó. Dos chicas murieron y hubo cerca de 25 heridos. El lugar estaba habilitado como bar, pero funcionaba como espacio para recitales.
- Kheyvis: el 20 de diciembre de 1993 los chicos egresados de quito año del Colegio de La Salle fueron al boliche "Kheyvis" de Olivos para festejar el término de la escuela secundaria. La fiesta se transformó en tragedia cuando el lugar se incendió. Hubo 17 víctimas fatales y otros 24 chicos sufrieron heridas.
- República Cromañón: el 30 de diciembre de 2004, mientras la banda de rock Callejeros tocaba en el escenario una bengala arrojada por alguien del público prendió fuego el techo, que era inflamable. Con las salidas bloqueadas 194 chicos murieron y al menos 1432 resultaron heridos.
- Block: el 28 de octubre 2011 Cinco adolescentes que se encontraban en el sector VIP sufrieron heridas. Mientras celebraban por el fin de curso en el boliche de Ensenada llamado "Block", una baranda del lugar se desprendió y los jóvenes cayeron al piso de abajo.
- Minna: el 21 de septiembre de 2013 en Santa Fe en el boliche Minna , ubicado a la vera de la Ruta Nacional 168, una tarima de madera donde había cerca de 20 personas se derrumbó. Cuatro mujeres tuvieron que ser trasladadas al hospital Cullen por presentar heridas.
La chica de 15 años que sufrió una fractura de cráneo en el boliche de Pinamar se podría haber evitado. Sin embargo, se suma a una lista de atentados contra la juventud.