Política
"Salario Universal": el Gobierno define cómo será el plan para contener los efectos de la crisis económica
La medida, pensada para la pospandemia, podría llegar para quedarse.
La crisis económica se profundiza y mientras se extiende la cuarentena, el Gobierno evalúa ideas para el diseño de un "ingreso universal" y ya inició conversaciones con los gestores históricos de planes en ese sentido, entre ellos, el expresidente Eduardo Duhalde y el director del Banco Nación, Claudio Lozano. Sin embargo, los puntos clave, como el alcance, el monto y su financiamiento, aún son un misterio.
"Creo que sería bueno que nosotros garanticemos un ingreso universal a todos los argentinos. Me parece una salida válida, que en todo el mundo se está viendo y se está aplicando", dijo el presidente Alberto Fernández los primeros días de junio durante una entrevista televisiva.
El primer mandatario dio así el primer puntapié a un nuevo impulso de una idea que tuvo origen en la Argentina en la crisis de 2001 y vuelve a tomar vigencia ante la perspectiva de un país nuevamente jaqueado en lo económico y lo social, esta vez por el aislamiento obligatorio, que lleva ya 100 días y se prolongará, en principio, por 20 más.
El criterio para definir los beneficiarios, la cantidad de personas afectadas, los requisitos, el financiamiento, y el organismo encargado de repartirlos son incógnitas. En el Gobierno hay cautela a la hora de definir cualquier tipo de lineamiento y no se habla de fechas tentativas de aplicación.
Por estos días, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, analiza propuestas y organiza nuevas mesas de diálogo virtuales para estudiar posibles aplicaciones de un "salario universal". Son las primeras aproximaciones y sus alcances todavía son un misterio.
"Todo está bajo estudio. Estas son políticas que necesitan consenso, exceden a un gobierno. Estamos conversando con todos", dijo el ministro a La Nación. Y remarcó que el proyecto forma parte del "cambio estructural de lo social", que tiene tres ejes diferenciados: el trabajo, el ingreso, y el acceso a servicios básicos. Su plan, en lo inmediato, es recibir a los dirigentes sindicales y referentes partidarios, como del sector privado.
Lejos de ser original, la idea de un salario universal se promueve en distintos lugares del mundo y es foco de análisis en la academia y la sociedad civil. En Finlandia se analizó por un año la puesta en marcha de una "renta básica", en 2017, pero finalmente el proyecto fue rechazado en 2018.
Hoy se aplica en distintas regiones, con características dispares. En el Gobierno miran con especial atención el modelo aprobado en mayo en España, llamado Ingreso Mínimo Vital (IMV), que alcanzará a 2,3 millones de personas con un monto de entre 460 y 1000 euros, y será permanente.
"Creo que sería bueno que nosotros garanticemos un ingreso universal a todos los argentinos. Me parece una salida válida, que en todo el mundo se está viendo y se está aplicando", dijo el presidente Alberto Fernández los primeros días de junio durante una entrevista televisiva.
El primer mandatario dio así el primer puntapié a un nuevo impulso de una idea que tuvo origen en la Argentina en la crisis de 2001 y vuelve a tomar vigencia ante la perspectiva de un país nuevamente jaqueado en lo económico y lo social, esta vez por el aislamiento obligatorio, que lleva ya 100 días y se prolongará, en principio, por 20 más.
El criterio para definir los beneficiarios, la cantidad de personas afectadas, los requisitos, el financiamiento, y el organismo encargado de repartirlos son incógnitas. En el Gobierno hay cautela a la hora de definir cualquier tipo de lineamiento y no se habla de fechas tentativas de aplicación.
Por estos días, el ministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, analiza propuestas y organiza nuevas mesas de diálogo virtuales para estudiar posibles aplicaciones de un "salario universal". Son las primeras aproximaciones y sus alcances todavía son un misterio.
"Todo está bajo estudio. Estas son políticas que necesitan consenso, exceden a un gobierno. Estamos conversando con todos", dijo el ministro a La Nación. Y remarcó que el proyecto forma parte del "cambio estructural de lo social", que tiene tres ejes diferenciados: el trabajo, el ingreso, y el acceso a servicios básicos. Su plan, en lo inmediato, es recibir a los dirigentes sindicales y referentes partidarios, como del sector privado.
Lejos de ser original, la idea de un salario universal se promueve en distintos lugares del mundo y es foco de análisis en la academia y la sociedad civil. En Finlandia se analizó por un año la puesta en marcha de una "renta básica", en 2017, pero finalmente el proyecto fue rechazado en 2018.
Hoy se aplica en distintas regiones, con características dispares. En el Gobierno miran con especial atención el modelo aprobado en mayo en España, llamado Ingreso Mínimo Vital (IMV), que alcanzará a 2,3 millones de personas con un monto de entre 460 y 1000 euros, y será permanente.
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