Sabato: de científico a literato
*Por El Mundo. En otoño, los estudiantes de literatura iban a la Plaza de San Martín pues sabían que era uno de los paseos predilectos de Ernesto Sabato.
"Con su sobretodo marrón y sus gafas oscuras, él recorría los senderos cubiertos de hojas. Envuelto en un aura de melancolía, era idéntico a los personajes de sus novelas", comentó el crítico literario Andrés Carrera, al rato de conocerse el fallecimiento de una de las luminarias de las letras argentinas.
El autor de "Sobre Héroes y Tumbas", "El Túnel", "Abaddón el Exterminador" y una veintena de ensayos e historias breves, falleció en la tranquilidad de su hogar cuando estaba por cumplir los cien años.
Nació en 1911 en Rojas, una pequeña localidad de la provincia de Buenos Aires, donde cursó sus primeros estudios. Mucho antes de consagrarse como novelista, su vocación estuvo orientada hacia la Física. En 1938 recibió el título de doctor en esa disciplina por la Universidad de La Plata. Pero en 1943, a raíz de una crisis existencial, el promisorio investigador decidió abandonar el campo de la Ciencia y dedicarse de lleno a la literatura. En 1948 publicó "El Túnel". En 1961 salió "Sobre Héroes y Tumbas", que ha sido considerada como una de las mejores novelas argentinas del siglo XX.
Ernesto Sabato fue una persona comprometida y sensible a los avatares de su país. Por solicitud del entonces presidente Raúl Alfonsín, presidió entre los años 1983 y 1984 la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP).
En 1984 recibió el Premio Cervantes, máximo galardón concedido a los escritores en lengua hispana.