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Ruta transitada, peligrosa y sin señales

El camino que une a la ruta 40 con Tupungato, a través de los Cerrillos, se ha convertido en una vía de circulación cada vez más transitada, como consecuencia de los importantes emprendimientos que se han levantado en el Valle de Uco. Pero la falta de señalización vuelve a la ruta muy peligrosa.

Uno de los temas que ha ganado la discusión entre los observadores económicos pasa por establecer cuál de las actividades es la que genera la mayor fuente de ingresos a la provincia. Mientras algunos sostienen que es la vitivinicultura la que continúa encabezando la lista, hay otros que aseguran que el turismo la ha desplazado de ese lugar de privilegio.

Otro de los aspectos importantes entre ambas actividades consiste en que las dos generan recursos que se distribuyen no sólo entre los actores directos, sino que tienen incidencia fundamental sobre la población en general.

El Valle de Uco ha logrado la virtud de conformar un mix entre vitivinicultura y turismo. En los últimos años se han multiplicado los emprendimientos vitivinícolas, favorecidos por un clima que le otorga a los caldos una calidad excepcional. Las inversiones -muchas de ellas extranjeras- han centrado la actividad en la elaboración de vinos, pero también han dotado a las bodegas de la infraestructura necesaria para atraer a los turistas. Ese mayor flujo de gente ha determinado también que se realizaran importantes inversiones en restaurantes y hoteles.

Ante esa nueva situación, el Gobierno aportó lo suyo. Construyó el denominado "Camino del Vino" en lo que antes era una huella intransitable que unía a Tupungato con el Manzano Histórico y anteriormente había dotado de la necesaria infraestructura al llamado "Camino de la Producción" que, partiendo desde Tupungato une a los departamentos de Tunuyán y San Carlos, junto a emprendimientos vitivinícolas y frutícolas de primer nivel.

Sólo quedarían en el debe las mejoras y el mantenimiento de la ruta que une a San José, en Tupungato con Potrerillos, un camino de inigualable belleza, que -al decir de las autoridades- no se pavimenta para evitar lesionar el medio ambiente, pero que muchas veces se vuelve difícil de transitar.

Sin embargo, ese flujo permanente de gente que se dirige hacia esa zona se encuentra con los inconvenientes que plantean la carencia de señalización y de marcado del pavimento en la zona de la picada y de Los Cerrillos, en el trayecto entre la ruta 40-Sur y el centro departamental. Zona de curvas peligrosas que se convierte en un verdadero desafío para quienes la transitan.

Según las autoridades policiales, la mayor cantidad de accidentes en ese trayecto se deben a errores humanos y a la presencia de animales sueltos.

En este último caso ya se han realizado tareas importantes, como el alambrado de más de 30 kilómetros a la vera del camino, una obra sostenida  por el aporte de privados, del municipio y de Vialidad provincial. Respecto de los errores humanos también cabría preguntarse si la falta de señalización no constituye un elemento clave para evitar ese tipo de equivocaciones. Más aún cuando se trata de una ruta sinuosa que se pone muy peligrosa cuando llueve o se acumula hielo en la calzada.

Si bien en los últimos tiempos no se han producido hechos lamentables, no debería esperarse a que ocurra uno de ellos para actuar en consecuencia. Actuar y resolver los inconvenientes que se han planteado irán en beneficio de todos, tanto de los miles de mendocinos que residen en Tupungato como de aquello turistas, incluyendo locales, que deciden dirigirse hacia esa zona para disfrutar de la belleza que la circunda, como de los importantes emprendimientos industriales y agrícolas que se diseminan a lo largo de sus kilómetros.