Rumbos opuestos de los timoneles de la economía
Por Marcelo Bonelli* Mientras Hernán Lorenzino promueve cumplir con las demandas de Barack Obama, Guillermo Moreno acumula poder y resiste cambios básicos, como reformar el INDEC.
Ramón Fernández, titular del Club de París, quedó ofuscado y muy molesto con el desplante del secretario de Finanzas y próximo ministro de Economía, Hernán Lorenzino. Fernández, también titular del Tesoro de Francia, reunió a su tropa íntima y disparó duro contra el funcionario argentino: "Tiene un total desconocimiento sobre cómo hay que manejarse en el mundo financiero internacional." Y remató: "Estoy cansado de las impericias y las continuas promesas incumplidas." La reacción obedeció a un paso en falso de Lorenzino , el último como secretario de Finanzas. Por indicación de Amado Boudou había pedido y programado un encuentro secreto con el titular del Club de París para el 1° de diciembre.
Lorenzino le exigió a Fernández absoluto hermetismo y un diálogo frontal sólo entre los tres -con Boudou- para encontrar una solución final al problema de la deuda argentina con el Club de París. Pero la misión secreta se frustró por decisión de los propios funcionarios argentinos. Imprevistamente, la dupla Boudou- Lorenzino pidió, 48 horas antes del encuentro pautado, una postergación de la cita sin fecha concreta. Lorenzino fue el encargado de hablar con Fernández para congelar la reunión. Boudou y Lorenzino nunca lo dijeron, pero ambos habían sido desautorizados por la Presidenta Cristina Kirchner.
Este episodio refleja el terreno árido con el cual se va a encontrar el joven futuro ministro de Economía para llevar adelante sus planes : normalizar el frente externo y reabrir un proceso de endeudamiento para financiar los desequilibrios macroeconómicos y el gasto público.
Su nominación se cerró durante la cumbre del G-20 en Cannes y ahí se acordó que el flamante ministro tendrá una relación con la Presidenta sin intermediarios -no dependerá de Boudou.
Su estrategia se amolda a los reclamos de Barack Obama a la Presidenta y consiste en lo siguiente: Normalizar la relación con el FMI y permitir la revisión de la economía.
Hacer un acuerdo de pago con el Club de París y salir del default.
Cerrar el default con los acreedores privados.
Armar un plan de pago para los juicios del CIADI contra la Argentina.
Salir a colocar deuda y financiar con endeudamiento la economía y el atraso cambiario.
Los banqueros locales -que lidera Jorge Brito- y los extranjeros -que conduce Enrique Cristofani- apoyan la propuesta del próximo ministro. Lorenzino buscó estos avales en los últimos meses para fortalecer su candidatura al Palacio de Hacienda. Adelmo Gabbi, titular de la Bolsa y vocero de ese grupo, dijo: "La designación de Lorenzino, es una excelente noticia para la economía". En privado, el propio Brito se jactó del nombramiento de Lorenzino.
Habló con Ignacio de Mendiguren y Carlos Enrique Wagner y les dijo: "Al final, ganamos nosotros." Se estaba refiriendo al fuerte embate que recibió el banquero de parte de Guillermo Moreno, quien acusó al titular de ADEBA de promover la corrida cambiaria.
Esto ocurrió en medio de una serie de contactos entre empresarios por la preocupación que generó una versión: que dentro del paquete de leyes económicas que quiere aprobar el Gobierno esta semana se incluiría una virtual estatización de Papel Prensa.
Ante esto, la Unión Industrial Argentina comunicó a sus colegas del G-6 que condenará en forma pública cualquier intento de vulnerar contratos privados preexistentes . La central fabril sería muy categórica, como lo fue cuando Guillermo Moreno formuló una falsa denuncia para justificar una expropiación de la compañía. En esa oportunidad, el G-6 y la Asociación Empresaria Argentina acompañaron la dura advertencia fabril.
La ratificación de Guillermo Moreno en el Gobierno fue un balde de agua helada para Lorenzino.
Moreno – de hecho – será un verdadero ministro, con amplios poderes sobre la industria, el agro y las finanzas. El miércoles a la tarde la Presidenta lo convocó y le ofreció la continuidad en el cargo de secretario de Comercio para manejar la política cambiaria, la estrategia industrial, el comercio exterior, la política agropecuaria y los precios.
"Señora Presidenta, yo soy un soldado", respondió Moreno y después trasmitió lo sucedido a un conjunto de empresarios.
Para los planes de Lorenzino, se trata de un verdadero salvavidas de acero: Moreno maniató y dominó a ministros como Felisa Miceli, Martín Lousteau, y al propio Boudou. Miguel Peirano renunció en desacuerdo con sus políticas.
La continuidad de Moreno garantiza la persistencia de la "política del garrote" contra los empresarios y el mantenimiento sin variantes del atrofiado INDEC. Y sin normalización del INDEC no hay plan posible de normalización financiera externa . En el exterior creen que las cuentas públicas no son confiables. Juan Manuel Abal Medida, el futuro jefe de Gabinete, tampoco suscribe planes de reforma del INDEC y está en contra de cualquier proyecto de vuelta al endeudamiento.
Moreno, Julio de Vido y Carlos Zannini son los tres únicos funcionarios que permanecen en el Gobierno desde 2003. Cristina Kirchner les otorgará confianza plena y tareas difíciles . En cambio, muy opacado quedó el canciller Héctor Timerman. Logró permanecer en el cargo a pesar de sus evidentes fracasos, pero no se puede ocultar que las principales embajadas quedaron en manos de sus enemigos: Jorge Argüello en EE. UU. y Luis Kreckler en Brasil.
Así, el sábado Cristina Kirchner comenzará una etapa que presenta el desafío de evitar que la tormenta económica internacional afecte a la economía argentina.