Robos a joyerías: sospechan que fueron por encargo
Quienes investigan los casos, sospechan que se trata de comerciantes que venden piezas a menor precio.
En los últimos cuatro meses al menos seis joyerías fueron asaltadas en la Capital y el Gran Buenos Aires. Al igual que en los casos de piratería del asfalto, los ladrones de joyerías concretan los robos por encargo.
Uno de los policías que investigan dos de los asaltos cometidos en el conurbano explicó que "los delincuentes no asaltan una joyería si no tienen el botín «colocado» con algún reducidor: un joyero inescrupuloso que ofrece las joyas al 60 o 70 por ciento del valor en plaza".
Tal como ocurre con las bandas dedicadas a asaltar camiones con mercaderías o con los desarmaderos, la mayoría de los grupos dedicados a robar joyerías constituyen una pequeña empresa dedicada al delito.
Esas tres actividades delictivas tienen en común un principio básico de la economía: la ley de la oferta y la demanda. Sólo roban lo que pueden vender o tienen ubicado.
A partir de la premisa del robo por encargo fue como los investigadores del asalto contra las vitrinas de exhibición publicitaria de joyas en el lobby del Alvear Palace Hotel enfocaron la pesquisa en el ámbito del reducido número de joyeros que venden relojes de alta gama a menor precio y sin los certificados de autenticidad, sea a través de locales a la calle o por Internet.
"El problema es que la mayoría de los joyeros acusados de encargar el robo de relojes de alta gama o de piezas de oro y plata de diseño no va preso porque no se puede probar la autoría intelectual de los asaltos y la participación criminal necesaria", expresó uno de los comisarios de la policía bonaerense que investigan el golpe contra la joyería Giovanna Di Firenze, ocurrido a fines de febrero en el shopping Unicenter, de Martínez.
En octubre pasado fue apresado el dueño de una joyería de Morón, acusado de haber encargado a una banda que robara relojes Rolex en otras joyerías. En su local tenía una vidriera en la que se exhibían relojes cuya procedencia podía probar. Pero en la parte trasera del negocio tenía mercadería robada valuada en US$ 200.000. El comerciante estuvo preso una semana y fue liberado.
"Ningún joyero puede comprar un reloj de alta gama sin papeles. Eso lo saben todos los comerciantes. Cuando fue allanada la joyería en Morón y se encontró una importante cantidad de relojes robados, el fiscal detuvo al dueño y lo acusó de encubrimiento; un delito excarcelable. En este caso la Justicia no tuvo en cuenta la figura de la habitualidad. Esto quedó acreditado porque los relojes hallados provenían de diferentes robos y no de un solo hecho", explicó el jefe policial. La banda que robaba para el joyero de Morón había asaltado por lo menos diez locales.
Estructura celular
Las organizaciones que asaltan joyerías por encargo tienen una estructura celular, por lo que difícilmente los ladrones que concretan el atraco saben quién es el cabecilla.
"Ninguno de los golpes que concretaron estos grupos fueron fortuitos. Existió una planificación. Antes, un integrante de la banda visitó el local y estudió los movimientos del personal, las medidas de seguridad, las vías de escape y la cantidad y calidad del stock de relojes que tiene el negocio. El ladrón fue «cliente» de la joyería", indicó a LA NACION un ex comisario de la División Robos y Hurtos de la Policía Federal.
Así operan las bandas que concretaron los seis asaltos a joyerías en los últimos cuatro meses y los ocho locales robados durante la segunda mitad del año pasado.
De distinta forma actúan los arrebatadores y los "escruchantes", tal como se conoce a los ladrones que entran en las viviendas en ausencia de sus moradores. "Ellos no roban por encargo. Además, son muy pocos los que saben dónde reducir un reloj de alta gama. Venden el botín a un valor mucho menor que la banda que roba por encargo y entregan los relojes a un reducidor que les compra «los brillos», tal como se conocen en el ambiente de la delincuencia las joyas y las piezas de oro y plata", explicó un oficial superior de la Policía Metropolitana.
En marzo de este año, esa fuerza apresó al dueño de una joyería de Libertad al 100. Identificado como "El Armenio", se encargaba de reducir las joyas y relojes de alta gama que una banda robaba en San Isidro..
Uno de los policías que investigan dos de los asaltos cometidos en el conurbano explicó que "los delincuentes no asaltan una joyería si no tienen el botín «colocado» con algún reducidor: un joyero inescrupuloso que ofrece las joyas al 60 o 70 por ciento del valor en plaza".
Tal como ocurre con las bandas dedicadas a asaltar camiones con mercaderías o con los desarmaderos, la mayoría de los grupos dedicados a robar joyerías constituyen una pequeña empresa dedicada al delito.
Esas tres actividades delictivas tienen en común un principio básico de la economía: la ley de la oferta y la demanda. Sólo roban lo que pueden vender o tienen ubicado.
A partir de la premisa del robo por encargo fue como los investigadores del asalto contra las vitrinas de exhibición publicitaria de joyas en el lobby del Alvear Palace Hotel enfocaron la pesquisa en el ámbito del reducido número de joyeros que venden relojes de alta gama a menor precio y sin los certificados de autenticidad, sea a través de locales a la calle o por Internet.
"El problema es que la mayoría de los joyeros acusados de encargar el robo de relojes de alta gama o de piezas de oro y plata de diseño no va preso porque no se puede probar la autoría intelectual de los asaltos y la participación criminal necesaria", expresó uno de los comisarios de la policía bonaerense que investigan el golpe contra la joyería Giovanna Di Firenze, ocurrido a fines de febrero en el shopping Unicenter, de Martínez.
En octubre pasado fue apresado el dueño de una joyería de Morón, acusado de haber encargado a una banda que robara relojes Rolex en otras joyerías. En su local tenía una vidriera en la que se exhibían relojes cuya procedencia podía probar. Pero en la parte trasera del negocio tenía mercadería robada valuada en US$ 200.000. El comerciante estuvo preso una semana y fue liberado.
"Ningún joyero puede comprar un reloj de alta gama sin papeles. Eso lo saben todos los comerciantes. Cuando fue allanada la joyería en Morón y se encontró una importante cantidad de relojes robados, el fiscal detuvo al dueño y lo acusó de encubrimiento; un delito excarcelable. En este caso la Justicia no tuvo en cuenta la figura de la habitualidad. Esto quedó acreditado porque los relojes hallados provenían de diferentes robos y no de un solo hecho", explicó el jefe policial. La banda que robaba para el joyero de Morón había asaltado por lo menos diez locales.
Estructura celular
Las organizaciones que asaltan joyerías por encargo tienen una estructura celular, por lo que difícilmente los ladrones que concretan el atraco saben quién es el cabecilla.
"Ninguno de los golpes que concretaron estos grupos fueron fortuitos. Existió una planificación. Antes, un integrante de la banda visitó el local y estudió los movimientos del personal, las medidas de seguridad, las vías de escape y la cantidad y calidad del stock de relojes que tiene el negocio. El ladrón fue «cliente» de la joyería", indicó a LA NACION un ex comisario de la División Robos y Hurtos de la Policía Federal.
Así operan las bandas que concretaron los seis asaltos a joyerías en los últimos cuatro meses y los ocho locales robados durante la segunda mitad del año pasado.
De distinta forma actúan los arrebatadores y los "escruchantes", tal como se conoce a los ladrones que entran en las viviendas en ausencia de sus moradores. "Ellos no roban por encargo. Además, son muy pocos los que saben dónde reducir un reloj de alta gama. Venden el botín a un valor mucho menor que la banda que roba por encargo y entregan los relojes a un reducidor que les compra «los brillos», tal como se conocen en el ambiente de la delincuencia las joyas y las piezas de oro y plata", explicó un oficial superior de la Policía Metropolitana.
En marzo de este año, esa fuerza apresó al dueño de una joyería de Libertad al 100. Identificado como "El Armenio", se encargaba de reducir las joyas y relojes de alta gama que una banda robaba en San Isidro..