Ringo Starr: "La pasé bien siendo mi propio jefe"
Entrevista. Ringo Starr. A los 71, acaba de editar un nuevo CD, "2012". Habló con Clarín sobre su paso por la Argentina, su presente y su amistad con Paul McCartney.
Parece no ser un hombre fácil para las entrevistas, Ringo Starr. Al menos para quienes, desde esta parte del mundo, intentamos tener un par de declaraciones exclusivas (o lo más exclusivas posibles) de uno de los dos ex-Beatles que aún andan dando vueltas por ahí. Y por aquí.
Sin embargo, después de los infructuosos intentos por lograrlo, antes de su paso por la Argentina -el músico ni siquiera dio una conferencia de prensa-, el lanzamiento de 2012 , su décimo séptimo álbum solista hizo el milagro, aunque la exclusividad sea compartida con un colega del Brasil.
Filtros mediante, la voz que suena del otro lado de la línea telefónica, después de esos segundo de silencio en los que uno suele pensar que la comunicación se cortó y la entrevista se frustró para siempre, no deja lugar a dudas. "Hola, permítanme presentarme. Mi nombre es Ringo", dice, y larga esa carcajada que vimos y escuchamos en cientos de videos.
Por sus antecedentes frente a la prensa, Starr es de esos artistas que bien valen una estrategia para plantear el cuestionario. A pesar de jamás renegar de su pasado: "Estoy orgulloso de los Beatles y de lo que hicimos", suele decir. No son pocas las ocasiones en las que expresó su fastidio por la insistencia en el tema. O, más bien, por el ninguneo de su presente.
"Es difícil, porque la gente no quiere que crezcas. Prefieren mantenerte en ese mundo. Quieren que sigas siendo la misma persona a la que vieron en A Hard Day’s Night , o que escucharon en algún disco de aquella época", señaló hace casi un año al diario británico Daily Mirror .
Y todo induce a invertir los primeros minutos de los 20 previstos, en el allí y ahora, en el que Starr se animó a producirse a sí mismo, sin socios, por primera vez en sus cinco décadas de trayectoria. Y dejar su lustre pasado, siempre presente, para la segunda mitad.
¿Cómo viviste la experiencia de ser por primera vez tu único jefe? Bien. Esto comenzó hace unos dos o tres años, durante la grabación de mi álbum anterior, Y Not , en el que también asumí ese rol, compartido con Bruce Sugar. He llegado a un momento en el que quería hacer las cosas por mi cuenta, elegir los músicos con los cuales trabajar, y tener el control de toda la realización del CD. Y la pasé muy bien siendo mi propio jefe. Ayudado, claro, por muy buenos músicos, que saben interpretar exactamente lo que uno quiere que hagan. Creo que hicimos un gran trabajo.
¿En cuánto cambia el grado de libertad y de responsabilidad, al trabajar de este modo? No creo que haya variaciones en cuanto a la responsabilidad, pero sí me permite disfrutar de una enorme libertad. Mis últimos tres discos los grabé en mi casa. Eso me permite invitar a los músicos a tocar según la necesidad del momento, y abordar los temas de diferentes maneras. Al no tener las restricciones que te impone trabajar en un estudio, de tiempo y de otros tipos, grabar así se parece más a un momento compartido con amigos después del trabajo. De pronto, grabo la batería de un tema, y enseguida puedo estar tomando una taza de té con Barbara (Bach: chica Bond en el ‘77 y tapa de Playboy en el ‘81, con quien está casado desde hace 31 años).
En ese clima, Starr fue armando los nueve temas de 2012 . "Una vez que tenía la base de una canción, llamaba a quien consideraba apropiado para escribir la letra. Es interesante porque, a veces, lo único que hay es una línea, que en algunas ocasiones, como sucedió con Wonderful -que está dedicada a Barbara-, ni siquiera es propia. Y de ahí sale toda una canción", explica el músico.
Entre esos colaboradores están el Eagles Joe Walsh, el texano Gary Nicholson y el ex Eurythmics, Dave Stewart -"tiene la capacidad de poner en orden las historias que le cuento"-, con quien Ringo ya trabajó en sus dos álbumes previos. Y con quien escribió un musical, cuyo destino de ser parte de la cartelera de Broadway con el tiempo cambió en dirección al cine, y al final entró en compás de espera.
¿Tienen algún peso tus viejas canciones a la hora de componer? No. Tengo un gran respeto por el pasado, pero las canciones de hoy están hechas con mi manera de ver las cosas hoy. Sólo puedo escribir con emoción las cosas que estoy viviendo en ese preciso momento. No me sale escribir sobre algo que va a suceder o algo que ya pasó. A veces, como me pasó con Anthem , puedo recurrir a una frase que escribí hace un tiempo, como "Este es un himno de paz y amor". Pero gira en torno a un tema que para mí es una constante. Fuera de eso, nunca hago demasiados planes, cuando armo un disco. Sólo hago lo que surge en ese instante.
De pronto, la charla es interrumpida por una voz de mujer que anuncia que el tiempo se termina. Y no hay lugar para reclamos, aunque la duración de la nota se haya reducido, sin previo aviso, a poco más de la mitad de la pautada.
La relación que une a Ringo con Paul queda sintetizada en un breve "con él somos muy amigos. Lo quiero mucho"; el recuerdo de John y George queda para la próxima, y 2012 vuelve al centro de escena, como excusa para entrar, por un minuto, en el pasado.
En la canción " Step Lightly" , que grabaste en 1973, decías preferir que esa canción no fuera tuya. ¿Por qué decidiste volver a grabarla? Porque ahora me resulta fácil cantar esa línea. En cambio, en el momento en que la escribí, no me gustaba lo que veía en el espejo. Me veo mejor ahora en el espejo.