Riesgosas idas y vueltas con Brasil
Por Daniel Fernández Canedo* El comercio con Brasil arroja desde hace ocho años el mismo resultado: superávit para ellos, déficit para la Argentina.
El vecino, cada vez más poderoso , vende acá autos, autopartes, laminados de aceros, camiones, motores, tractores y aviones, muchas de las cosas que aquí no se hacen, además de textiles y alimentos.
El año pasado el comercio bilateral, a pesar de tener una moneda más apreciada que el peso frente al dólar, dejó para ellos un superávit de US$ 5.800 millones. Pero las luces amarillas no se encendieron hasta que 2012 comenzó a perfilar un año en el que los dólares no le alcanzan al Gobierno y el crecimiento será menor.
Es en ese contexto donde se apoyan dos de las estrategias oficiales que cobraron relevancia en los últimos meses y que demuestran debilidades claras : los controles a las importaciones y la necesidad de usar reservas del Banco Central para pagar la deuda a los bonistas.
Todo eso, dentro de un marco de incertidumbre en el cual nadie sabe muy bien por qué se frena una importación y otra no.
El ministro de Industria brasileño llamó a conferencia de prensa para hablar de las quejas que había recibido de los empresarios y delineó un concepto que llamó la atención . "Parece que Argentina está en este momento con dificultades", dijo Pimentel y agregó que vendrán a negociar.
Para Brasil, el mercado argentino es importante, es casi el único donde puede colocar sus productos industriales.
Pero la Argentina, parando arbitrariamente las importaciones del vecino, se puede disparar un tiro en un pie.
Los autos argentinos tienen muchos componentes brasileños, y se exportan a Brasil. Si unos no entran, los otros no podrán salir.
La política de siempre del kirchnerismo le había dado un fuerte impulso a las importaciones. Ahora, el frenazo de los últimos meses no puede menos que generar ruidos y costos.
Brasil está tocando la puerta y habrá que atenderlo.