Ricky Martin y el escándalo de la adolescente zoofílica
Es una de las historias más fascinantes que se hayan difundido y con denuncias e investigación policial de por medio.
Corría febrero de 1999 y el encargado de cumplir el anhelo de una adolescente sería el famoso cantante puertorriqueño Ricky Martin. La gran sorpresa consistía en que el artista se ocultaría dentro de un placard en la habitación de la jovencita, y cuando ella regresara del colegio se produciría el inesperado encuentro con su ídolo. Cámaras ocultas registrarían ese momento que, sin duda, sería inolvidable para la niña. Pero, supuestamente, algo sucedió que cambiaría el curso de lo planeado.
"Cuando mucho lame el perro..."
A los dos protagonistas se sumó un tercero del mundo animal. Nadie había previsto la participación de un perro goloso que irrumpiría en escena y, con libreto propio, terminaría siendo la estrella. Pues bien, el "Rey del Pop Latino" se mantuvo oculto y expectante a que llegara la muchachita al cuarto. Pero no vino sola, ingresó acompañada de su fiel mascota después de pasar por la cocina y proveerse de un frasco de mermelada.
Antes de la aparición triunfal de Ricky Martin, la chica se sentó en la cama y comenzó a distribuir buena parte de la mermelada entre sus piernas e invitando a su mascota a disfrutar del manjar servido. Cuando el cantante salió del placard la sorpresa sería triple: Ricky Martin atónito por lo que veía, la colegiala asustada y avergonzada por su conducta zoofílica, y el perro espantado y frustrado por no poder continuar satisfaciendo su glotonería. En síntesis: un bochorno mayúsculo que habría salido al aire y que millones de televidentes habrían sido testigos.
Detalles más, detalles menos, la ficción también reflejó el caso de la siguiente manera:
Difusión mediática
Al cabo de unos días un estudiante universitario llamó al programa de radio "Hablar por Hablar" y consultó sobre la veracidad de este acontecimiento. A partir de ahí el rumor comenzó a propagarse como un reguero de pólvora. Diferentes medios comunicación lo comentaron pero nadie aportaba una grabación que confirmara el deseado escándalo.
La situación se tornaría más grave desde el momento que estaría involucrada una menor de edad. Así fue como pasó a tomar intervención la Asociación Pro-Derechos del Niño y la Niña (PRODENI) y, a través de su presidente José Luis Calvo Casal, se formalizó una denuncia ante la Fiscalía del Menor de Madrid [El Mundo, 16/02/1999]. Lo único que difería con el rumor original, era el alimento denunciado que habría degustado el perro: se documentó foie gras en lugar de mermelada.
Las autoridades del canal se vieron obligadas a dar respuesta al fiscal Félix Pantoja e hicieron un descargo público ante cámaras mediante Concha Velasco, la conductora de "Sorpresa ¡Sorpresa!" por entonces.
El inevitable efecto bola de nieve
Poco sirvió que Antena 3 enviara a la fiscalía y periodistas copia completa del programa emitido en cuestión y se demostrara categóricamente que la acusación era totalmente falsa: nunca hubo una jovencita en esa situación y tampoco Ricky Martin había sido parte de ese programa [El País, 17/02/1999]. O sea, como bien lo enfatizó Concha Velasco con tremenda indignación: "se hablaba de algo que nunca ocurrió y de protagonistas que nunca han existido". Y esta era la verdad irrefutable de la mermelada, pero la bola ya había rodado y nadie la pudo parar.
Si bien la total desmentida se produjo en el transcurso de pocos días, eso no evitó que se instalara la mayor leyenda española y perdurara en gran parte de la imaginación colectiva hasta el día de hoy.
Antonio Ortí y Josep Sampere, autores del libro "Leyendas Urbanas en España" (2000), dedicaron un capítulo a este gran bulo. Como resultado de sus indagaciones [El País, 30/01/2015], entre otras cosas, descubrieron que:
- La policía investigó el caso y revelaron que, en un colegio malagueño, llegaron a ofrecer a la venta un video con las supuestas imágenes de aquel "memorable" programa.
- El propio Giorgio Aresu, director de "Sorpresa ¡Sorpresa!", llegó a ofrecer una considerable suma de dinero a quien presentara pruebas de la existencia de ese material.
- También observaron el "efecto del teléfono descompuesto" y cómo la mermelada original se transformaba en nocilla, mantequilla, miel y crema de cacahuete.
- Recogieron relatos en que identificaban a la adolescente como malagueña, italiana o francesa, y al perro glotón con el nombre "Ricky" o "Pichi".
- No faltaron los anónimos que señalaban que la joven zoofílica terminó suicidándose.
Nada nuevo bajo el sol
Los antecedentes de esta leyenda que fue cobrando fuerza, fueron identificados rápidamente por Ortí y Sampere en aquel momento. Apenas dos semanas después de la supuesta emisión del polémico programa, en un revelador artículo publicado en la revista dominical del diario español La Vanguardia, señalaban los orígenes que podrían haber inspirado esta variante con Ricky Martin y la muchachita erótica [Revista 21, 21/02/1999, p. 21]. A pesar de ser un periódico de gran tiraje, evidentemente no hizo mella en el asunto.
Cuando comienza a diseminarse un rumor, lo más frecuente es que -una vez que se ha instalado como leyenda- descubramos que tiene un "gemelo" o bien proviene de una mutación o fusión con "hermanos mayores". Y algo de eso ha ocurrido en este caso.
Para entender el proceso debemos remontarnos a la denominada "fiesta sorpresa" o "Cumpleaños al desnudo", una vieja leyenda de la década del '20 que se caracteriza por el descubrimiento casual de la conducta sexual de una persona mientras se intenta brindarle una sorpresa agradable [Jansen, W. H. The Surpriser Surprised: A Modern Legend. Folklore Forum. Vol. 6; January 1973, pp. 1-24].
J. M. Elgart fue uno de los primeros que hizo referencia a este tipo de situaciones comprometidas en su libro humorístico "More Over Sexteen", publicado en 1953. En ese momento el protagonista era un marido infiel que quedó al descubierto el día de su cumpleaños. La trampa fue montada por sus compañeros de oficina y su propia secretaria. Seducido por ella fue a su departamento y cuando el clima ya era propicio para la intimidad, la joven se fue al dormitorio invitándolo a que la siguiera en cinco minutos. Cumplido el tiempo, con suma ansiedad el hombre se desnudó y golpeó a la puerta. Una dulce voz le dijo que ingresara y, cuando se abrió la puerta, explotó el coro de compañeros con un "Que los cumplas feliz..." [Dundes, A. y Pagter, C. Urban Folklore from the Paperwork Empire. Austin: American Folklore Society, 1975, pp. 97-99]
Esta historia se popularizó e incluso, en 1988, un episodio de la serie televisiva "L.A. Law" reflejó el caso. Una versión femenina similar -pero más discreta- también se utilizó en un capítulo de la serie Newhart, en 1982. Luego Michael Zaidan lo inmortalizaría en el cortometraje "The Birthday Suit" (2003).
Un 'toque' canino endulza la leyenda
El paso del tiempo sumó una variante a la conducta sexual del sorprendido. El morbo colectivo ya no se conformaba con un cuerpo con poca ropa o desnudo e integró a un animal como nuevo protagonista. De este modo, en la década del '80, comenzaron a circular historias de "fiesta sorpresa" y preferentemente con mujeres que eran sorprendidas en conductas zoofílicas.
La mascota más elegida, por razones obvias, fue el perro y así comenzó a instalarse la leyenda del "perrito faldero" o "el perro de la mantequilla de maní" cuya dueña le provee el alimento desparramado en sus partes íntimas. Hasta hay relatos que incluyen el nombre del animal (Lucky, Kippy, Skippy, etc.) y variantes en la sustancia utilizada (mermelada, margarina, paté, crema batida, etc.) pero, por lo general, siempre está extendida sobre los genitales de la mujer y en algunas versiones también incluyen los pechos o pezones [Ellis, B. The Peanut Butter and Dog Surprise. FOAFTale News, Nº 35, October 1994, pp. 8-12].
Jan Harold Brunvand, especialista en leyendas urbanas, también hizo referencia a estos casos durante su magnífica recopilación de años que vio la luz en 1999 [Brunvand, J. H. Too Good to Be True. W. W. Norton, N.Y., 1999, pp. 120-121].
O sea que la única particularidad del caso atribuido al programa "Sorpresa ¡Sorpresa!", es haber incluido a un artista famoso dentro de un contexto televisivo. Pasaron años de la desmentida y aún así el tema se sigue recordando pero con más humor que misterio y por qué no, también con un toque rapero.
En 2006 se destacó la entrevista televisiva que mantuvo Richy Martin con el popular humorista español Andreu Buenafuente Moreno.
Del mismo modo y por si aún quedara alguna duda, el canal Antena 3 aprovechando la celebración de su 25º aniversario, recordó aquel incidente que NUNCA EXISTIÓ con una edición especial titulada "La verdadera historia de Ricky Martín, '¡Sorpresa, sorpresa!' y la mermelada".