Riachuelo: optimismo ingenuo
Cuando el secretario de Ambiente dijo que el Riachuelo podría estar saneado para el 9 de julio de 2016, no tuvo en cuenta las resoluciones vigentes adoptadas por la ACUMAR.
Declarar que el Riachuelo podría estar saneado para el 9 de julio de 2016, como lo ha hecho el Secretario de Ambiente y presidente de la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo, doctor Juan José Mussi, es una manifestación de optimismo ingenuo que no tiene en cuenta las resoluciones vigentes adoptadas por la Autoridad de la Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR) que preside, ni la experiencia de saneamiento de otros cursos de agua contaminados en distintas partes del mundo.
A diferencia de sus predecesores, el actual Secretario de Ambiente es una figura amigable y componedora , que además ha tenido oportunidad de presidir la realización de algunos procesos accesorios al saneamiento sustancial, como la remoción de cascos hundidos, la limpieza de barrancas y el avance en la apertura del camino de sirga. Esa franja de terreno libre de 35 metros de ancho en cada margen es un instituto del Código Civil de Vélez Sarsfield que no aparece en la sentencia de la Corte, pero que ha sido inteligentemente rescatado con fines ambientales por el Juez Federal de Quilmes, doctor Luis Armella, para llegar e inspeccionar las riberas por tierra, no desde el río.
Podría comprenderse que el progreso en lo accesorio alimente el optimismo del doctor Mussi, si se olvidara que cuando él fue Ministro de Salud y Ambiente de la provincia de Buenos Aires no se destacó por medidas de saneamiento en la ma rgen derecha que era de su competencia.
Como dijo el presidente de la ACUMAR, el saneamiento comenzará cuando se dejen de volcar contaminantes en la cuenca. Su ingenuidad reside en aspirar a que eso ocurra sin tener en cuenta que la Resolución 3/2009 de ACUMAR establece que a largo plazo, es decir mucho más allá del 2016, las aguas de la cuenca podrán contener, sin restricciones, compuestos nitrogenados, Escherichia coli, cromo, plomo, cadmio, mercurio y arsénico. Además, entre otras maravillas, durante el 90 por ciento del tiempo el agua del río podrá tener hasta 2 miligramos de oxígeno por litro de agua (lo que no permita la vida aeróbica), su temperatura podrá ser de hasta 35 grados (lo que no es suficiente para el mate) y el curso podrá estar cubierto de una película aceitosa (probablemente para darle brillo).
Esto será así porque la Resolución de ACUMAR 1/2007, sin ninguna consideración sobre cuál es la capacidad de la cuenca como cuerpo receptor para procesar y dispersar los contaminantes, autoriza el vertido de efluentes que contengan, entre otras sustancias, arsénico, bario, boro, cadmio, cianuro, zinc, cloro, cobalto, cobre, coliformes fecales, fósforo, manganeso, mercurio, níquel, plaguicidas órgano clorados, plomo, selenio y sustancias fenólicas.
La norma sólo regula el grado de dilución de los contaminantes, no su masa total, de modo que bastaría con agregar agua para cumplir con el requerimiento.
Sobre la base de estas resoluciones, que pueden consultarse en www.infoleg.gov.ar, se encaran los planes de reconversión industrial de las empresas consideradas agentes contaminantes.
No es complicado comprender que este no es el camino.
El saneamiento se producirá como un proceso físico, químico y biológico a partir del momento que el río deje de recibir contaminación.
El primer documento del Banco Mundial sobre el crédito solicitado por nuestro país para financiar el saneamiento decía que la cuenca no podía recibir más contaminación . Esa condición desapareció en las versiones posteriores negociadas con la Secretaría de Ambiente que sirvieron para obtener el crédito de más de 800 millones.
También es ingenuo creer que esto se producirá en cuatro años, porque la experiencia internacional demuestra que son procesos considerablemente más largos.
Probablemente la principal falencia en este asunto reside en que no se ha definido qué significa sanear la Cuenca Matanza Riachuelo . No lo han hecho ni la Secretaría de Ambiente, ni ACUMAR, ni los gobiernos que integran esa autoridad creada por ley, ni la Corte Suprema de Justicia en su fallo que puso como objetivo "la recomposición del ambiente en la cuenca en todos sus componentes (aire, agua y suelos)".
A diferencia de sus predecesores, el actual Secretario de Ambiente es una figura amigable y componedora , que además ha tenido oportunidad de presidir la realización de algunos procesos accesorios al saneamiento sustancial, como la remoción de cascos hundidos, la limpieza de barrancas y el avance en la apertura del camino de sirga. Esa franja de terreno libre de 35 metros de ancho en cada margen es un instituto del Código Civil de Vélez Sarsfield que no aparece en la sentencia de la Corte, pero que ha sido inteligentemente rescatado con fines ambientales por el Juez Federal de Quilmes, doctor Luis Armella, para llegar e inspeccionar las riberas por tierra, no desde el río.
Podría comprenderse que el progreso en lo accesorio alimente el optimismo del doctor Mussi, si se olvidara que cuando él fue Ministro de Salud y Ambiente de la provincia de Buenos Aires no se destacó por medidas de saneamiento en la ma rgen derecha que era de su competencia.
Como dijo el presidente de la ACUMAR, el saneamiento comenzará cuando se dejen de volcar contaminantes en la cuenca. Su ingenuidad reside en aspirar a que eso ocurra sin tener en cuenta que la Resolución 3/2009 de ACUMAR establece que a largo plazo, es decir mucho más allá del 2016, las aguas de la cuenca podrán contener, sin restricciones, compuestos nitrogenados, Escherichia coli, cromo, plomo, cadmio, mercurio y arsénico. Además, entre otras maravillas, durante el 90 por ciento del tiempo el agua del río podrá tener hasta 2 miligramos de oxígeno por litro de agua (lo que no permita la vida aeróbica), su temperatura podrá ser de hasta 35 grados (lo que no es suficiente para el mate) y el curso podrá estar cubierto de una película aceitosa (probablemente para darle brillo).
Esto será así porque la Resolución de ACUMAR 1/2007, sin ninguna consideración sobre cuál es la capacidad de la cuenca como cuerpo receptor para procesar y dispersar los contaminantes, autoriza el vertido de efluentes que contengan, entre otras sustancias, arsénico, bario, boro, cadmio, cianuro, zinc, cloro, cobalto, cobre, coliformes fecales, fósforo, manganeso, mercurio, níquel, plaguicidas órgano clorados, plomo, selenio y sustancias fenólicas.
La norma sólo regula el grado de dilución de los contaminantes, no su masa total, de modo que bastaría con agregar agua para cumplir con el requerimiento.
Sobre la base de estas resoluciones, que pueden consultarse en www.infoleg.gov.ar, se encaran los planes de reconversión industrial de las empresas consideradas agentes contaminantes.
No es complicado comprender que este no es el camino.
El saneamiento se producirá como un proceso físico, químico y biológico a partir del momento que el río deje de recibir contaminación.
El primer documento del Banco Mundial sobre el crédito solicitado por nuestro país para financiar el saneamiento decía que la cuenca no podía recibir más contaminación . Esa condición desapareció en las versiones posteriores negociadas con la Secretaría de Ambiente que sirvieron para obtener el crédito de más de 800 millones.
También es ingenuo creer que esto se producirá en cuatro años, porque la experiencia internacional demuestra que son procesos considerablemente más largos.
Probablemente la principal falencia en este asunto reside en que no se ha definido qué significa sanear la Cuenca Matanza Riachuelo . No lo han hecho ni la Secretaría de Ambiente, ni ACUMAR, ni los gobiernos que integran esa autoridad creada por ley, ni la Corte Suprema de Justicia en su fallo que puso como objetivo "la recomposición del ambiente en la cuenca en todos sus componentes (aire, agua y suelos)".