Revelaciones del operativo blindaje
*Por Diego Leuco / Daniel Seifert. El plan oficial para que el escándalo se agote en los Schoklender. Las reuniones de Felisa Miceli en la sede de Madres que enojaron al juez Oyarbide.
Hebe de Bonafini elogió preventivamente el trabajo del juez Norberto Oyarbide. Por sugerencia del Gobierno, se presentó el lunes 13 en el despacho de Su Señoría, para que ella y la Fundación Madres de Plaza de Mayo sean consideradas querellantes –por ende, damnificadas– en la causa por lavado de dinero y administración fraudulenta que investiga al exapoderado e "hijo político" Sergio Schoklender. En otro giro forzado por el escándalo, Hebe dejó atrás su antiguo hábito de escupir Tribunales en repudio y reclamo, para "poner todo en manos de la Justicia".
La estrategia del Gobierno es revictimizar a Hebe. Si su lucha contra las violaciones de los Derechos Humanos en la dictadura la transformó en una bandera que el kirchnerismo usó para construir el relato de tinte patriótico y progresista que sustenta su "modelo", esta nueva victimización será el último escudo ante la revelación de la corrupción más incómoda: la que atenta contra el núcleo central de ese discurso y planta las sospechas en tierras pretendidamente intachables, como lo es una entidad insignia entre los organismos de Derechos Humanos. La peor cara del modelo intrusada en la mejor bandera.
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