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Reforma, revolución o Congreso Pedagógico

*Por Jorge Dolce. Conforme avanza la campaña electoral y a caballo de las encuestas cualitativas de opinión, los candidatos planteamos de manera genérica nuestro deseo de mejorar la educación, la salud...

Conforme avanza la campaña electoral y a caballo de las encuestas cualitativas de opinión, los candidatos planteamos de manera genérica nuestro deseo de mejorar la educación, la salud, la seguridad, el trabajo. En el tema educativo escuchamos cosas cómo "hay que hacer una reforma educativa" o "hay que hacer una revolución educativa".

Las estrategias de comunicación pensadas por los publicistas y a veces por los propios candidatos soslayan algo elemental: no todo se puede ni debe venderse como jabón en polvo, si lo que se pretende es generar las condiciones sociales para provocar un cambio cualitativo nada menos que en nuestra educación. Es claro que en ésta materia, como en otras, es necesario implementar políticas de Estado a las cuales deben concurrir las distintas propuestas con ánimo sereno para que las conclusiones sean de todos y no de una parte. O sea, todo lo contrario de lo que escuchamos, oímos y decimos.

El 30 de septiembre de 1984 el Congreso de la Nación sancionaba por unanimidad la ley 23.114 que convocaba, según su propio articulado a:

Artículo 1º. Convócase a un Congreso Pedagógico, que se efectuará con la más amplia participación de todos los niveles de enseñanza, estudiantes, padres, cooperadoras escolares, docentes, estudiosos del quehacer educativo y el conjunto del pueblo a través de los partidos políticos y organizaciones sociales representativas.

Artículo 2º. Serán objetivos del Congreso:

a) Crear un estado de opinión en torno de la importancia y trascendencia de la educación en la vida de la República;

b) Recoger y valorar las opiniones de las personas y sectores interesados en el ordenamiento educativo y su desenvolvimiento;

c) Plantear, estudiar y dilucidar los diversos problemas, dificultades, limitaciones y defectos que enfrenta la educación;

d) Divulgar la situación educativa y sus alternativas de solución, asegurando la difusión necesaria a fin de que el pueblo participe activamente en el hallazgo de las soluciones;

e) Proporcionar el asesoramiento que facilite la función del gobierno en sus esferas legislativa y ejecutiva;

f) Estrechar lazos de fraternidad entre educadores argentinos y de otros países latinoamericanos, en vistas a un intercambio fructífero de experiencias y conocimientos.

La ley fue promulgada el 23 de octubre de 1984 y desde ese momento todos comenzamos a trabajar para que éste, que era el Segundo Congreso Pedagógico Nacional de nuestra historia, sentara las bases de nuestra educación para las próximas generaciones. Luego de casi tres años de trabajo intenso, con luces y sombras, pero con pasión y participación de los sectores más disímiles de la sociedad, del 27 de febrero al 6 de marzo de 1988 se reunió en Córdoba la Asamblea Pedagógica Nacional para determinar las conclusiones sobre las cuales se edificaría la educación del futuro en la Argentina.

El presidente Raúl Alfonsín inauguraba la Asamblea Pedagógica Nacional diciendo:

"Es para mi un honor excepcional participar de esta etapa conclusiva de la Asamblea Pedagógica Nacional, frente a esta congregación de representantes de toda la Argentina, que recoge como un espejo el tejido plural, diverso de nuestra sociedad. Siento con orgullo que estamos empezando a enfrentar juntos uno de los mayores desafíos de la democracia argentina en su pasaje de crecimiento a la modernidad y en general, a los requerimientos del nuevo siglo: la construcción de un nuevo sistema educativo que satisfaga, a la vez, nuestra tradición, nuestro presente y nuestras esperanzas. La tarea de constructor exige, antes de ser emprendida, una cuidadosa evaluación de los materiales disponibles, de los costos eventuales y, naturalmente, de los recursos humanos con que habrá que contarse. Cuando se trata de la edificación de un sistema educativo, reclama el debate filosófico, ideológico y político que dará sustento común a la nueva casa en que habitaremos todos. Y por fin, a través de las vías legislativas que nos brinda el ordenamiento institucional democrático, podremos trazar el plan, el proyecto definitivo de ese edificio que permita a nuestros hijos y a nuestros nietos su formación integral, armónica y permanente en la totalidad de su dimensión personal...".

Más adelante sostenía: "Un sistema educativo como el que acabamos de delinear debe asentarse sobre circuitos permanentes de creación, conservación y distribución del saber socialmente relevante. Y en los tiempos que corren asistimos a una formidable expansión de uno de los componentes de dicho saber. Me refiero correctamente a la creciente velocidad en la producción de conocimientos científico-técnicos y a los cambios en los métodos de transmisión de dichos conocimientos. La cultura basada en la palabra escrita, predominante en las sociedades occidentales a partir de los inicios del mundo moderno es completada en nuestros días por una cultura electrónica cuyo soporte primordial ya no es el papel. El procesamiento electrónico ha incrementado enormemente la capacidad de generación y de acumulación de conocimientos. Pero también ha acrecentado las asimetrías en el panorama internacional científico-técnico. El control de las herramientas materiales y, sobre todo, del saber técnico para procesar creativamente la información se ha tornado una de las piezas claves para adquirir predominio en las relaciones interculturales e interestatales...".

Funcionaron siete comisiones:

1) Objetivos y funciones de la educación concebida como permanente para la democratización y la afirmación nacional en el contexto de la liberación latinoamericana.

2) Objetivos y funciones de la educación para la realización plena de la persona en una sociedad participativa y pluralista.

3) Los niveles regulares actuales del sistema educativo formal.

4) La distribución de los servicios educacionales y su rendimiento.

5) Los aspectos pedagógicos.

6) La administración de la educación.

7) Gobierno y financiamiento de la educación.

Han pasado 23 años y en las conclusiones de cada una de ellas están expresados los distintos dictámenes de consenso unánimes y de los dictámenes en disidencia. Es la hoja de ruta para mejorar la educación en la República Argentina y, desde que la Nación transfirió dicha responsabilidad a las provincias, en las mismas está la capacidad operativa de llevarlas adelante.

En el caso de ser electo diputado provincial propondré a la Legislatura un proyecto de ley para que se convoque a un Congreso Pedagógico Provincial para debatir y actualizar de ser necesario las conclusiones del Congreso Pedagógico Nacional de 1988, con el explícito objetivo de movilizar a toda la sociedad santafesina en la búsqueda de una educación masiva y de excelencia. No es necesario "reformar" ni "revolucionar", tampoco se trata de inventar la rueda, sólo tenemos que hacerla rodar... entre todos.