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Recuperación de edificios históricos

Está en discusión la situación planteada con los fondos destinados a la recuperación de edificios históricos. Lo sucedido con el predio que los jesuitas tienen en el centro de la ciudad Capital, reactivó la polémica, a la cual las autoridades deben ofrecerle claras respuestas por la importancia cultural de lo que está en juego.

Lo sucedido días pasados con la inminente posibilidad de derrumbe de parte del predio que ocupan los jesuitas, en la manzana comprendida por calles Colón, San Martín, 9 de Julio y San Lorenzo, de Ciudad, pone nuevamente en el tapete la discusión sobre la situación en que se encuentran los edificios históricos en la provincia y del criterio que se adopta para establecer las decisiones a adoptar.

Lo que sucede es que la Provincia -o sus autoridades- han adoptado decisiones ambivalentes en lo que a la cultura de recuperar y mantener esos edificios se refiere; ello queda marcado en las sumas que se han destinado a través de los distintos presupuestos.

Esos criterios distintos en las diferentes gestiones gubernamentales no son nuevos, tienen su historia, y a modo de ejemplo podemos señalar que años atrás, en momentos en que se procedía a derrumbar paredes de una antigua bodega en Godoy Cruz para erigir un supermercado, ante una consulta de un arquitecto chileno, la respuesta de las autoridades fue que Mendoza no tenía fortalecida una cultura de mantenimiento de los edificios históricos por estar erigida sobre una zona sísmica. La respuesta del profesional del vecino país no se hizo esperar y recordó que Chile es tanto o más sísmico que Mendoza, pero que allí sí hay una cultura de defensa patrimonial e histórica arraigada.

Con el correr del tiempo, esa cultura a favor de la recuperación de edificios históricos pareció despertarse en algunas comunas, como es el caso de Guaymallén, que realizó trabajos importantes en la Casa de Molina Pico o la capilla del Rosario; en Maipú, con la iglesia de María Auxiliadora, la capilla de Barrancas o las bóvedas de Rodeo del Medio; Las Heras, con la tarea desarrollada en las Bóvedas de Uspallata y el predio de El Plumerillo; o en Capital con la recuperación en valor del Área Fundacional.

Inclusive, entre 2003 y 2008 el Gobierno provincial destinó una partida de 2,5 millones de pesos a los municipios, exclusivamente para la restauración de bienes y edificios protegidos patrimonialmente y que fue bautizado como Fondo de Preservación Patrimonial. Existía también una Dirección de Patrimonio, que era la encargada de derivar los fondos.

Sin embargo, en 2008 la partida desapareció porque el dinero pasó a integrar el presupuesto general de la Secretaría de Cultura, con lo que se debilita y diluye la direccionalidad de los fondos. En ese marco de situación, se supo que hay intención de continuar los trabajos de restauración de la histórica Escuela Mitre y que en toda la provincia hay 106 bienes declarados patrimonio cultural y protegidos, entre los que se encuentran la Junta de Estudios Históricos, la iglesia de La Merced, el banco Hipotecario y la antigua Mansión Stoppel, un edificio sobre el que se han multiplicado las denuncias sobre su estado.

Lo sucedido con el predio de los jesuitas debe constituir un llamado a la reflexión. Es necesario fijar criterios sensatos para establecer si un edificio puede ser declarado bien patrimonial o no y especialmente si se trata de edificios que pueden ser recuperables. A partir de allí, en base a esas variables, acordar el destino de las partidas correspondientes para la recuperación.