Rechazó los credos que "no respetan la vida"
Ocurrió durante la celebración de la misa para la jornada del Evangelio de la Vida.
El papa Francisco advirtió hoy que "con frecuencia el hombre no elige la vida" y "se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque son dictadas por el egoísmo, por el interés, por el provecho, por el poder, por el placer y no por el amor, por la búsqueda del bien del otro".
Esta afirmación fue el paso central en la homilía de Jorge Bergoglio en la celebración de la misa para la jornada del Evangelio de la Vida, en el marco del Año de la Fe, desde la explanada de la basílica de San Pedro en el Vaticano.
"Digamos sí al amor y no al egoísmo, digamos sí a la vida y no a la muerte, digamos sí a la libertad y no a la esclavitud de los tantos ídolos de nuestro tiempo", fue la exhortación dirigida por el Pontífice."En una palabra -reafirmó- digamos sí a Dios que es amor, vida y libertad y nunca nos desilusiona".
El papa Francisco consideró que "cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, cerrándose en el propio egoísmo y colocándose en el lugar de Dios, terminar por sembrar muerte".
"El egoísmo lleva a la mentira, con la cual se trata de engañar a sí mismo y al prójimo", subrayó el Pontífice, comentando las lecturas litúrgicas.
Los diez mandamientos son "un camino que Dios nos indica para una vida verdaderamente libre, para una vida plena; no son un himno al no, no debes hacer esto, no debes hacer lo otro, pero sí a Dios, al amor, a la vida".
Bergoglio explicó en la homilía que "nuestra vida es plena sólo en Dios, El es el viviente".
"Con frecuencia el hombre no elige la vida, no acepta el 'Evangelio de la vida', pero se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque son dictadas por el egoísmo, por el interés, por el provecho, por el poder, por el placer y no por el amor, por la búsqueda del bien del otro", afirmó.
"Es la constante ilusión de querer construir la ciudad del hombre sin Dios, sin la vida y el amor de Dios, una nueva Torre de Babel. Es el pensar que el rechazo de Dios, del mensaje de Cristo, del Evangelio de la vida, lleve a la libertad, a la plena realización del hombre", dijo el Papa.
En ese sentido, manifestó que "el resultado es que el Dios viviente es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen la ebriedad de un momento de libertad pero que al final son portadores de nuevas esclavitudes y de muerte".
"Digamos todos juntos: Dios el viviente es misericordioso", sostuvo, y con un intercambio de frases espontáneas dialogó con los fieles reunidos en plaza San Pedro, quienes respondieron a su invitación en coro, repitiendo con él varias veces: "Dios el viviente es misericordioso".
Poco antes de la misa, con una nueva decisión fuera del protocolo, praxis ya consolidada, salió otra vez fuera del territorio vaticano para recorrer la vía de la Conciliación a bordo del jeep descubierto, bendiciendo y saludando a los fieles, incluyendo a los 'bikers' de la concentración de los Harley-Davidson.
El Pontífice luego entró a plaza San Pedro haciendo una vuelta por varios sectores donde, en espera de la misa, estaban reunidos también ancianos, enfermos y discapacitados en peregrinaje a la tumba de Pedro, en la jornada del Evangelio de la Vida.
Aclamado por la multitud, en una jornada de sol pleno, Bergoglio se detuvo cada tanto para besar y acariciar a los niños.
Esta afirmación fue el paso central en la homilía de Jorge Bergoglio en la celebración de la misa para la jornada del Evangelio de la Vida, en el marco del Año de la Fe, desde la explanada de la basílica de San Pedro en el Vaticano.
"Digamos sí al amor y no al egoísmo, digamos sí a la vida y no a la muerte, digamos sí a la libertad y no a la esclavitud de los tantos ídolos de nuestro tiempo", fue la exhortación dirigida por el Pontífice."En una palabra -reafirmó- digamos sí a Dios que es amor, vida y libertad y nunca nos desilusiona".
El papa Francisco consideró que "cuando el hombre quiere afirmarse a sí mismo, cerrándose en el propio egoísmo y colocándose en el lugar de Dios, terminar por sembrar muerte".
"El egoísmo lleva a la mentira, con la cual se trata de engañar a sí mismo y al prójimo", subrayó el Pontífice, comentando las lecturas litúrgicas.
Los diez mandamientos son "un camino que Dios nos indica para una vida verdaderamente libre, para una vida plena; no son un himno al no, no debes hacer esto, no debes hacer lo otro, pero sí a Dios, al amor, a la vida".
Bergoglio explicó en la homilía que "nuestra vida es plena sólo en Dios, El es el viviente".
"Con frecuencia el hombre no elige la vida, no acepta el 'Evangelio de la vida', pero se deja guiar por ideologías y lógicas que ponen obstáculos a la vida, que no la respetan, porque son dictadas por el egoísmo, por el interés, por el provecho, por el poder, por el placer y no por el amor, por la búsqueda del bien del otro", afirmó.
"Es la constante ilusión de querer construir la ciudad del hombre sin Dios, sin la vida y el amor de Dios, una nueva Torre de Babel. Es el pensar que el rechazo de Dios, del mensaje de Cristo, del Evangelio de la vida, lleve a la libertad, a la plena realización del hombre", dijo el Papa.
En ese sentido, manifestó que "el resultado es que el Dios viviente es sustituido por ídolos humanos y pasajeros, que ofrecen la ebriedad de un momento de libertad pero que al final son portadores de nuevas esclavitudes y de muerte".
"Digamos todos juntos: Dios el viviente es misericordioso", sostuvo, y con un intercambio de frases espontáneas dialogó con los fieles reunidos en plaza San Pedro, quienes respondieron a su invitación en coro, repitiendo con él varias veces: "Dios el viviente es misericordioso".
Poco antes de la misa, con una nueva decisión fuera del protocolo, praxis ya consolidada, salió otra vez fuera del territorio vaticano para recorrer la vía de la Conciliación a bordo del jeep descubierto, bendiciendo y saludando a los fieles, incluyendo a los 'bikers' de la concentración de los Harley-Davidson.
El Pontífice luego entró a plaza San Pedro haciendo una vuelta por varios sectores donde, en espera de la misa, estaban reunidos también ancianos, enfermos y discapacitados en peregrinaje a la tumba de Pedro, en la jornada del Evangelio de la Vida.
Aclamado por la multitud, en una jornada de sol pleno, Bergoglio se detuvo cada tanto para besar y acariciar a los niños.