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Reapareció Cristina Kirchner: “No me importa si me van a meter presa”

La vicepresidenta cerró el foro del Grupo de Puebla junto a expresidentes y juristas de Iberoamérica que denunciaron un intento de proscripción y “magnicidio civil” en su contra.

Rodeada por expresidentes y juristas de Iberoamérica, y ante un auditorio colmado por funcionarios que le pidieron con cánticos, una y otra vez, que sea candidata a la presidencia, Cristina Kirchner cerró este martes el foro del Grupo de Puebla afirmando que su condena a seis años de prisión en la causa Vialidad y los otros expedientes que enfrenta en la Justicia no tienen que ver con hechos de corrupción, sino con que su gobierno “redistribuyó el ingreso” e “igualó la sociedad”. Y advirtió: “No nos van a perdonar nunca”.

“No nos persiguen porque somos populistas, de izquierda, de derecha, de abajo o de arriba: no, [nos persiguen] porque igualamos a las sociedades”, postuló la vicepresidenta desde el auditorio principal del Centro Cultural Kirchner, y agregó: “El verdadero objetivo del lawfare es la criminalización de una política que tiene que ver con la redistribución del ingreso, con la movilidad social ascendente para que nuestras sociedades no queden cristalizadas entre ricos y pobres”.

Para la vicepresidenta, el “lawfare” vino a sustituir la doctrina de seguridad nacional y al partido militar, con un nuevo protagonista: “El lawfare no se explica sin los medios de comunicación. Las sentencias se escriben en los medios y después un juez y un fiscal las suscriben”, dijo.

Como en sus últimas intervenciones, la vicepresidenta planteó que con la dictadura de 1976 se instauró “la economía bimonetaria en la Argentina” y destacó que, al llegar al poder Néstor Kirchner, la agenda de derechos humanos “no figuraba en ninguna encuesta”.

Además algunas críticas sin nombre hacia Javier Milei y Gerardo Morales, la vicepresidenta se ocupó del presente también al alertar por la urgencia del combate al narcotráfico y señalar que la verdadera batalla se debe dar en el entramado financiero que “lava la guita” de las bandas. En ese caso, no dio cuenta de qué se hizo al respecto durante las cuatro gestiones kirchneristas.

Luego cuestionar la gestión económica de Cambiemos, Cristina Kirchner volvió sobre el lawfare. Dijo que “la persecución política no solo busca reimponer otro modelo económico, sino disciplinar a los dirigentes del campo nacional y popular”.

“¿Quién se va a animar, a por ejemplo, a nacionalizar las AFJP?”, preguntó Cristina. El auditorio le respondió con su nombre. “No, no, no, esto es tarea de una sociedad, no de una persona”, escapó rápido a la presión la vicepresidenta, y volvió a la senda del lawfare. “No me interesa si me van a condenar, lo que me interesa es construir un estado democrático en el que las garantías de la Constitución no sean cartón pintado”, cerró.

El panel final del Grupo de Puebla, pensado inicialmente para celebrarse luego de que se conociera la condena por el caso vialidad, pero pospuesto luego del atentado a la vicepresidenta, fue moderado por el diputado Eduardo Valdés e integrado por los expresidentes José Rodríguez Zapatero (España), Rafael Correa (Ecuador), Ernesto Samper (Colombia) y Evo Morales (Bolivia), además del exjuez español Baltasar Garzón, la abogada brasileña Gisele Ribocom y el coordinador del Grupo de Puebla, Marcos Enríquez-Ominami (Chile). Entre el público, Pepe Mujica (Uruguay) captó también atenciones y elogios.

Baltasar Garzón definió al fallo de la causa Vialidad como un “engendro de 1600 páginas que no llamaría sentencia”. Agregó que “no existe esa prueba” en el fallo, que a los jueces “le faltó la fuerza de la convicción” y que lo que se persigue es “la proscripción” de Cristina.

“No necesitamos leer la sentencia para que tus amigos sepamos que eres inocente”, le dijo Samper a la vicepresidenta. “Cuando no nos derrotan política, electoral o culturalmente intentan judicialmente, y es el caso de la hermana Cristina”, agregó Morales.

Rodríguez Zapatero se mostró aún conmovido por el atentado contra Cristina Kirchner y confiado en que la Justicia finalmente pondrá las cosas en su lugar. “Jamás inicié una acción judicial contra mis adversarios, porque sabía que les iba a ganar en las urnas”, arengó el español. Recibió un aplauso cerrado del panel y el auditorio, colmado por dirigentes del oficialismo, que impulsó denuncias no solo contra los exfuncionarios de Cambiemos, sino también el actual juicio político contra la Corte Suprema.

“Como juristas, nosotros vamos a denunciar a la Justicia argentina, que por un lado no muestra interés en investigar el atentado, y a la vez muestra saña contra la vicepresidenta”, dijo Ribocom, que comparó la inhabilitación perpetua con un “magnicidio civil” a Cristina. Para volver a animar los cánticos del auditorio, recordó que en su país, Lula da Silva, volvió al poder tras ser condenado. “Cristina presidenta”, estalló la tribuna.

En los paneles anteriores se había destacado por su vehemencia el discurso de Correa, que más allá de un enojo pasajero por fallas técnicas durante su presentación, apuntó contra los fiscales y jueces que lo investigaron y condenaron por corrupción en su país. También la exposición del senador Oscar Parrilli (Neuquén), que disparó munición gruesa contra los magistrados que el kirchnerismo tiene en la mira: la lista, expuesta con fotos, incluyó a los jueces Julián Ercolini, Martín Irurzun, Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi, Gustavo Hornos y Jorge Gorini, a los fiscales Eduardo Casal, Carlos Stornelli, Juan Bautista Mahiques, Diego Luciani y Carlos Rívolo, además de los cortesanos Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti.

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