DOLAR
OFICIAL $816.08
COMPRA
$875.65
VENTA
BLUE $1.18
COMPRA
$1.20
VENTA

Rafael Di Zeo: los secretos que muchos prefieren que no revele

Escribo este informe en primera persona para que sea más entendible comprenderlo. Soy amigo personal de Rafael Di Zeo, lo convencí que contara sus memorias -y secretos- en un libro y eso puso nervioso a muchos de los "políticamente correctos" en el mundo de la política y el fútbol.

Por Jorge D. Boimvaser

@boimvaser

info@boimvaser.com.ar

Si el ex jefe de La Doce hubiera revelado alguna vez que se dedica a la distribución mayorista de alimentos, posiblemente hoy varios camiones de su flota de reparto estarían en llamas. "El Rafa" no es un vago, no necesita del fútbol ni de negocios turbios para tener un aceptable nivel de vida.

Hace tiempo le venía insistiendo que contara muchas historias atrapantes en un libro. Al final aceptó hacerlo, bien aconsejado por amigos en común quienes le decían que cuando ocurriese algún incidente violento en "La 12", el chivo expiatorio sería él. Además se tejen sobre Di Zeo mil leyendas urbanas falsas.

¿Su relación con Felipe Solá, aparente protector y esas cosas? No le va a gustar a nuestro "Felipillo" de cabotaje las historias que narra "El Rafa". ¿Su agenda repleta de políticos influyentes? Otra farsa, que Di Zeo la rompe con una frase: "Yo fui en cana en este gobierno. Mirá que influencias tengo..".

A Editorial Planeta (uno de los dos grupos editores de libros más grande del mundo), le interesó la idea del libro pero quería conocerlo en persona.

Ahí fuimos hace menos de un mes y la plana mayor de la editorial quiso conocerlo y escucharlo. Dos horas de charlas, preguntas sin filtro y vieron que Di Zeo no es el personaje escabroso que lo presentan siempre para esconder que los responsables de la violencia en el fútbol son una cadena de inútiles funcionarios y dirigentes ventajeros.

Editorial Planeta no publicaría la obra de un presunto criminal, y yo tampoco colaboraría con ella. Con el Rafa compartimos almuerzos, cenas y tragos. Personalmente, tampoco me siento en una mesa con alguien que albergue instintos homicidas. Pero si lo hago con "Los sospechosos de siempre", y repitiendo el slogan de los revolucionarios de la Rusia zarista que peleaban contra la tiranía que generó la revolución de Octubre: "En medio de la jauría, ladren lo que ladren los demás, yo sigo meneando la cola".

"Nacho" Iraola, director editorial de Planeta para el Cono Sur, le preguntó en esa entrevista por el extraño habito de las tribunas violentas. "Antes nosotros nos agarrábamos a trompadas, pero después terminábamos hasta con capos de las otras hinchadas comiendo juntos un asado. Pero en las tribunas como reflejo de lo que pasa en la sociedad entró la droga, los pibes mezclan pastillas y alcohol y eso pudrió todo", respondió Di Zeo y no hubo más aclaraciones que hacer.

Sin darse cuenta, Di Zeo expresaba a su forma el argumento del tremendo film de David Fincher llamado "El club de la pelea". Tipos que hacen catarsis contra un sistema social injusto tomándose a los golpes, y después siguen amigos o conocidos sin albergar odios.

La noche anterior al encuentro en Planeta, estábamos con El Rafa y otros amigos en una confitería céntrica. El 12 se levantó, saludó a una persona a los abrazos que estaba en una mesa contigua, y nos dijo: ¿Vieron quien era?

Nadie lo había observado. Con quien se abrazó ambos sonrientes era Adrián Russeau, ex jefe de una facción de la hinchada de River ("Los Borrachos del tablón") al que le asesinaron a su lugarteniente y amigo Gonzalo Acro.

No voy a adelantar detalles del libro próximo, pero sí una anécdota de muestra para conocer la idiosincrasia de hoy de Rafael Di Zeo frente al problema de la violencia en el fútbol.

Hace unos años, un grupo armado de "Los Borrachos" dispararon contra la hinchada de Newell´s Old boys (la lepra), hubo muertos y heridos. Parte de la barra rosarina preparaba una venganza que iba a finalizar en una carnicería.

Rafael Di Zeo intermedió para que eso no ocurriese (no adelanto más de cómo hizo para no quitarle pimienta al libro que se viene para abril del año próximo). Pero el que hoy es señalado como sospechoso de siempre por el enfrentamiento de la barra de Boca, hace tiempo que está empeñado en que no haya más muertos en el fútbol.

¿Qué haya aprovechado su vínculo con los jugadores de Boca para visitar hospitales de niños, e hiciese más filantropía de lo que la gente conoce con pibes internados, también constituye un delito? ¿Qué intente aprovechar su carisma para ser Presidente de Boca cuando nadie como él conoce la intimidad en que se genera la violencia en el fútbol también está mal?

"Pistola" Gámez fue líder de la barra de Vélez Sarsfield (hasta estuvo a punto en una ocasión de agarrarse con Carlos Monzón que le había faltado el respeto a una mujer), llegó a la Presidencia del club de Liniers y su gestión fue impecable, como casi toda la historia dirigencial del equipo fortinero. Hoy ya empezaron los problemas en la hinchada que Gámez ayudó a desterrar, pero es lo que repite Di Zeo, la droga en las tribunas arruina todo.

Otro detalle. Cuando alguien se saca una foto con él, siempre el Rafa le pregunta de qué club es hincha. Muchos sonríen y le confiesan: "soy gallina".

El 12 tiene carisma y eso salta a la vista con solo caminar un par de cuadras a su lado. Pero resulta conveniente achacarle cualquier episodio de violencia que ocurra en la barra de Boca porque así se tapa la ineficacia y la malicia de otros que ven al fútbol como un negocio y no con la pasión de antaño.

El escritor y político cubano José Martí regresó a La Habana después de estar un tiempo en Estados Unidos y dijo una frase de antología respecto al país del Norte: "Porque vengo del monstruo conozco sus entrañas".

Rafael Di Zeo conoce las entrañas de la violencia en el fútbol, y casi pisando los 50 años quiere intentar bajar los decibeles de lo que la droga transformó del club de la pelea en el club de la muerte.

Lo más sencillo estos días es acusarlo sin sentido del episodio en el Bajo Flores. Los verdaderos responsables están en otro lado, más cerca del poder que del paraavalanchas.