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¿Quién hará el ajuste?

*Por Miguel Ángel Rouco. La incertidumbre maneja los mercados mundiales. Grecia, Portugal, España son algunos de los ejemplos que muestran un camino de salida tan intrincado como plagado de obstáculos.

La pregunta que se hacen los operadores y analistas es unívoca: ¿estarán los políticos a la altura de las circunstancias? A veces las historias se cuentan parcialmente o al revés. Sólo se habla del ajuste que debe hacer Grecia para recibir ayuda y las protestas sociales. Pero lo que no se cuenta es que éste es el segundo paquete de ayuda que recibe Atenas para evitar un casi seguro default. Y lo que menos se cuenta es que la crisis griega es producto de la fiesta que vivió el país durante 20 años y que fue financiada con un endeudamiento irresponsable.

Sin embargo, la culpa parecen tenerla los bancos prestamistas, la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), menos los griegos. Como si un apostador le echara culpas al casino por su bancarrota. ¿Para que fue entonces al casino? Lo que nadie cuenta es el origen de la crisis. Ya veremos.

Otro tanto ocurre con Portugal y con España, aunque en este último caso con algunas diferencias respecto de los anteriores.

Pero en los tres casos hay un denominador común: los tres han tenido administraciones socialistas que llevaron las cosas a estas crisis, las únicas de la Eurozona. Las tres tienen como origen el despilfarro del dinero de los contribuyentes extranjeros, un abultado déficit de sus cuentas, problemas de competitividad derivados de sus altos costos laborales, altas tasas de desempleo y formidables niveles de endeudamiento.

En el caso de España, la complicación trasciende al sector privado por la burbuja inmobiliaria que ha dejado al sector financiero muy debilitado.

Ahora, la UE y el FMI piden reformas para otorgar ayuda financiera. La fiesta terminó y la pregunta queda flotando para los políticos. El tema no es menor, ya que de la estabilidad de los países mediterráneos depende la Eurozona, su moneda y los mercados internacionales. De la misma manera, al otro lado del Atlántico la resolución de la Reserva Federal de los Estados Unidos de mantener el QE2 durante el segundo semestre, "al menos", es una clara muestra de la volatilidad y la inestabilidad de los mercados y de la economía mundial.

La Fed llevó también más intranquilidad al revisar no sólo las perspectivas de crecimiento sino al calificar la suba del empleo como muy modesta.

De nuevo se cuenta el final de la crisis, pero no el origen. El monumental gasto público y en igual magnitud su endeudamiento generaron gran parte de la crisis. Nuevamente los políticos tienen en sus manos la solución que ellos mismos generaron. La aprobación de un mayor endeudamiento para la Casa Blanca sólo saldrá si se produce una baja profunda de gastos de la administración Obama. Alan Meltzer, economista de la Universidad Carnegie Mellon, sugirió que el único camino para recuperar el debilitado dólar era un recorte de gastos.

El economista, quien se opuso al financiamiento de los bancos tras la crisis del 2008, sostuvo que la administración Obama debe encarar una reducción de los programas que aumentaron el gasto fiscal como el Medicare. ¿El retiro de tropas de Afganistán, con un costo de 2.000 millones de dólares por día, supone el inicio de los recortes? Este panorama no hace más que ahondar el temor de los inversores no sólo sobre los mercados más desarrollados sino que también huyen de los emergentes, apostando nuevamente sobre los commodities. Y provoca un incremento del precio de los combustibles y de los alimentos. Al problema de la crisis se le agrega la inflación. En términos más llanos: sobre llovido, granizo.

El fracaso de las negociaciones del G20 agroalimentario es una muestra de los meses por venir aunque esto no resultará gratuito, a futuro, para la Argentina.

La principal acusación para Buenos Aires apuntó sobre el corazón mismo del modelo kirchnerista: los altos precios de los alimentos se deben a las restricciones a las exportaciones que aplican algunos países, rezongaron casi al unísono los representantes europeos, la FAO y la OCDE.

La intervención de la Agencia Internacional de Energía sobre los stocks de petróleo le impuso un techo al precio del hidrocarburo. Si bien no hay una agencia similar para los alimentos, la FAO, la OMC y otros organismos ecuménicos pueden exigir que los países liberen las restricciones al comercio de alimentos, ante la emergencia ecuménica. Está en juego la vida de 1.000 millones de personas.

¿Cómo está preparada la Argentina frente a la crisis? Muy débil. Si bien posee un gran capital en la producción de alimentos, el mundo ya no está dispuesto a convalidar estos actuales niveles de precios, por lo cual es de esperar una caída en los ingresos por exportaciones. Esto provoca dos fenómenos: por un lado, habrá menos ingreso de divisas y, por otro lado, habrá menos ingresos vía retenciones.

La Argentina presenta un perfil de gastos no sólo muy elevado –casi 50% del PBI representa el gasto público consolidado de Nación y provincias– sino también gastos muy rígidos, difíciles de eliminar, a menos que se encare un ajuste severo.

En síntesis, con un gasto en crecimiento y menores ingresos, el déficit de caja será aún más profundo y, como este déficit se financia con emisión monetaria, habrá una mayor inflación y un ajuste después de las elecciones.