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Quién fue Hugo López, el argentino que le salvó la vida a Luis Miguel

El productor asumió como manager del cantante cuando el "Sol de México" rompió el vínculo artístico con su progenitor, el temible Luisito Rey.

Extraído de Teleshow

"Para mí, cumplir 18 años implicó muchas cosas, es una edad muy importante en el hombre, es el momento de tomar decisiones serias, aunque en mi caso empecé a tomarlas hace varios años", le dijo Luis Miguel a la prensa mexicana cuando su carrera parecía escalar sin límites, a fines de los años '80.

Para ese momento, y tal como se puede ver en los últimos episodios estrenados de Luis Miguel, la serie, la vida del astro de la música romántica parece ir en dos direcciones: mientras su ascenso laboral poco antes de llegar a la mayoría de edad era imparable, en el ámbito privado todo se le hacía cuesta abajo.

Es que, hacia fines de los '80, la familia del cantante estaba prácticamente disuelta. Por un lado, había perdido todo contacto con su madre, Marcela Basteri, quien desapareció sin dejar rastros. Por el otro, recibía, casi todos los días, información sobre los malos manejos financieros de su padre, Luisito Rey.

Fue en esos tiempos cuando apareció en su vida un hombre que con el tiempo se convertiría en su protector, su confidente y su salvador. O en un "segundo padre", según señalaron distintos allegados que conocieron a ambos por aquellos años.

Se trata del empresario argentino y representante de artistas Hugo López, que entonces trabajaba como cabeza de Televisa Argentina.

López, un representante de artistas y productor musical de gran éxito durante los '80, detrás de la promoción de las carreras de artistas y shows musicales de lo más diversos en tierras aztecas -de Valeria Lynch hasta Roberto Carlos-, conocía a la perfección al todavía pequeño Sol de México. Y también a su inescrupuloso padre.

Ocurrió que en 1981, cuando el intérprete de La incondicional sorprendía al mundo como un artista precoz que interpretaba canciones españolas, el empresario tuvo uno de sus primeros roces con Luisito Rey.

Según informa el periodista Javier León Herrera en su libro Luis Miguel, la historia (Aguilar, 2018), la conexión entre ellos nació cuando la carrera del Sol de México recién despuntaba.

"Es curioso que el primer roce entre Luisito Rey y Hugo López se produjo justo en la época del lanzamiento de Luis Miguel en 1981. A finales de aquel año, sobre el mes de octubre, Hugo proyectaba llevar a México al grupo de rock británico Queen", reconstruye el libro.

De acuerdo a la investigación del biógrafo de Luis Miguel, Luisito Rey quiso inmiscuirse en aquella negociación del empresario con los músicos ingleses y utilizó su influencia para apurar los trámites migratorios que facilitarían el ingreso de los artistas a México.

Pero luego de esa gestión, el padre de Luis Miguel le exigió a López dinero, en concepto de "comisión" por lo que había conseguido.

"A Hugo López, que ya conocía perfectamente la reputación pilla de los Gallego (N. de la R.: el apellido verdadero de la familia paterna de Luis Miguel), aquello no le hizo gracia. Le confesó a su gran amigo que por todo lugar que se cruzaba aquel gallego diminuto se formaba un 'quilombo', palabra textual, y desde luego razón no le faltaba", reconstruyó León Herrera.

"Cuando ambos se vieron y Luisito le reclamó una comisión altísima por su diligencia, Hugo López casi lo saca de la oficina a los gritos. Tuvo que intervenir más tarde un amigo en común para bajar la comisión y arreglar las cosas, pero la mala química entre ambos quedaría ya para siempre", agregó.

Por esta razón, y tal como se puede ver en la serie de Netflix mediante una gran intepretación del actor argentino César Bordón, López es en principio reticente cuando, un día en el que harto de su padre, un jovencísimo y desesperado Luis Miguel le suplica que se hiciera cargo del timón de su carrera.

Pero López, conociendo los antecedentes del padre del cantante, le dijo que prefería no meterse en inconvenientes hasta que el artista no tuviera la mayoría de edad.

Máxima tensión


De acuerdo a los medios de la época, cuando Luis Miguel tenía 17 años la tensión con su padre iba in crescendo.

Luego de una gira internacional por los festivales de música más importantes del mundo, en 1987 el cantante volvió a su país como una auténtica estrella internacional de gran popularidad.

"La gallina de los huevos de oro había crecido notablemente aunque para tomar una cerveza tuviera que pedirle dinero a su padre. Una de las tantas irascibles reacciones de Luisito con el contador Armando Serna fue cuando éste decidió que el chico podía tener una tarjeta de crédito y una chequera a su nombre. La tromba de groserías y vejaciones que le cayó encima por parte de Luisito Rey fue impresionante", detalla Luis Miguel, la historia.

En paralelo, Luisito Rey se enteró de la charla que su hijo había tenido con el manager argentino y estalló de ira, tal como se vio en la producción de Netflix.

"Por su parte, Luisito, cuando se enteró de que Hugo López era el que estaba detrás de la inminente emancipación de Luis Miguel de su yugo, entraría en ese estado de histeria y aparente enloquecimiento tan típico de su carácter", escribió el periodista León Herrera.

La llegada de la mayoría de edad de Luis Miguel se asimiló a una cuenta regresiva que obsesionó a Luisito Rey, al punto de que llegó a organizar una fiesta para intentar recomponer la relación con su hijo y, de paso, montar un golpe de efecto en la prensa.

Pero tiempo después el padre del astro tuvo que resignarse: su hijo, finalmente, cortó todo vínculo con él.

Éxito imparable


La carrera de Luis Miguel, de la mano de Hugo López, fue pura cosecha de éxitos. Al argentino le atribuyen, entre otros grandes hitos, la selección de temas para el disco Busca una mujer, de 1988, que marcaría un volantazo en la trayectoria del artista.

Allí, a instancias de López, el cantante llevó adelante un cambio de estilo musical y físico que lo llevó a aumentar todavía más su popularidad.

Entre otras memorables canciones, la placa tiene los hits Un hombre busca una mujer, Fría como el viento y La incondicional.

En 1990 llegaría otro suceso de la mano de López, el disco 20 años, que llegó a vender 600 mil copias en su primera semana de distribución.

Pero el manager argentino no se encargaba solamente de lo vinculado al aspecto artístico. Tal como se pudo observar en los últimos episodios de Luis Miguel, la serie, López también ayudó cuando el cantante cayó en excesos y algunos escándalos en su vida amorosa.

A comienzos de los años '90, y otra vez por sugerencia del empresario argentino, Luis Miguel incursionó en el bolero. El argentino hizo las negociaciones para que el disco Romance contara con la producción del legendario Armando Manzanero.

"Nunca conocí a Luisito Rey. Cuando conocí a Luis Miguel ya estaba en manos de Hugo López, que fue lo mejor que le pudo haber pasado", dijo recientemente la leyenda del bolero en declaraciones al diario mexicano El Universal.

El manager del Sol de México también acompañó a su representado en uno de los momentos más difíciles de su vida. Tal como se ve en las primeras escenas de la serie de Netflix, debió avisarle al cantante que su padre estaba internado y muy mal de salud.

Poco después, el empresario acompañó, junto a un pequeño grupo, a Luis Miguel a darle el último adiós a su temible padre, que murió en diciembre de 1992 en Barcelona.

Ante la muerte de Luisito Rey, López debió enfrentar a los tíos del astro, que amenzaban con quedarse con la tenencia del hermano menor de Luis Miguel, Sergio, que vivía en Europa con la familia paterna.

Finalmente, el empresario estuvo detrás de las gestiones para que el niño viajara y se instalara definitivamente con sus hermanos en México.

La reunión de todos en tierras aztecas llevó tranquilidad al cantante. Sin embargo, la paz no duraría mucho tiempo y la tragedia volvería a acechar a Luis Miguel exactamente un año después de la muerte de su padre.

Mientras se encontraba de gira por Sudamérica el cantante supo que Hugo López falleció, en diciembre de 1993, víctima de un cáncer de colon. El hombre que había salvado la vida del artista tenía 51 años.