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¿Quién es Marcelo Martínez Burgos, el colaborador de Nisman acusado por tráfico de influencias?

El hombre se desempeñó como fiscal adjunto en la UFI AMIA. Debió renunciar cuando sus lazos con la Embajada de Irán lo depositaron en un escándalo.

Alberto Nisman lideraba en soledad la Unidad Fiscal Especial AMIA. Pero en un comienzo, el fiscal no se encontraba en soledad a cargo de una de las causas más complejas de la historia argentina. En 2004, fue designado junto a Marcelo Martínez Burgos, quien lo secundó en su trabajo hasta 2007. En ese año, el funcionario de la justicia debió renunciar a su cargo tras verse atrapado en un escándalo público por tráficos de influencias con ciudadanos iraníes. Quién era el ayudante de Nisman.

En 2007, Nisman y Burgos solicitaron al gobierno francés que difundiera las alertas rojas de Interpol contra los sospechosos iraníes. Según los fiscales de la unidad especial, los responsables del atentado producido en la AMIA eran procedentes de ese país. "Si insisten con las capturas, vamos a pedir la de ustedes también", fue la respuesta del abogado de los acusados.

A raíz de ese hecho, todo cambió bruscamente. Según se pudo saber en ese momento, el fiscal adjunto mantuvo reuniones secretas con abogados cercanos a la Embajada de Irán. En sus entrevistas, los hombres comenzaron a negociar que las acusaciones "cayeran".

El estudio argentino Juan Martín Cerolini, Ricardo Montemurro y Asociados habría sido el nexo entre los dirigentes iraníes y el fiscal. Cerolini, precisamente, fue el encargado de llevar a cabo las negociaciones para que Burgos encaminara la causa hacia un objetivo distinto. Hasta aquel momento, el fiscal adjunto perseguía la llamada "pista iraní".

Al momento de renunciar a la UFI, Burgos acusó "fatiga moral". Lo cierto es que las reuniones con Cerolini transcendieron al tapete público. El tráfico de influencias se volvió prácticamente indisimulable. Sin embargo, el fiscal supo retirarse a tiempo. Hizo su mejor jugada y quedó apartado de la investigación.

Hoy, ubicado en el ostracismo político, Burgos quedó al margen de las investigaciones por la muerte de su ex compañero de trabajo. Su aporte sobre las averiguaciones en la causa AMIA podría resultar fundamental.