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¿Quién es la mujer que cuida al juez de la Corte Suprema Carlos Fayt?

La mujer es partícipe de la vida del juez desde hace 30 años, cuando se conocieron a través de su padre. Desde entonces, es su "equilibrio".

A sus 97 años, el juez de la Corte Suprema Carlos Fayt sostiene que está en perfecto estado de salud física y mental como para continuar ejerciendo sus funciones y "haciendo Patria", en referencia a la posibilidad de enfrentarse a jury (juicio político) que surgió hace algunos días y desató la polémica.

¿Cómo es posible que un hombre de tanta edad se encuentre en tan buen estado de salud y además tan activo?, es la pregunta que más de uno se ha formulado internamente, más allá de los debates que puedan poner en cuestión o no la continuidad del legista.

Mucho tiene que ver en esto Margarita Escribano, su mujer desde hace 30 años, quien lo acompaña, lo impulsa, lo motiva y lo mantiene en contacto permanente con los aspectos nodales de su vida: la música clásica y la naturaleza.

Ambos se conocieron a través de Juan Escribano, padre de Margarita, que fue colega y muy amigo de Carlos, al punto de dedicarle su libro "Cuando seas abogado", en el que lo pone de ejemplo como hombre de bien, justiciero, sencillo, comprometido y honesto.

Como ocurrió desde que se comprometieron hace 30 años, Margarita es quien impulsa a Fayt a mantenerse en contacto con las cosas que le dan placer, particularmente la naturaleza y los animales en la chacra familiar y con la música clásica con la que se deleitan habitualmente en el teatro Colón.

También es la encargada de distraer a su marido del trabajo, ya que como ella misma afirma, Fayt está "casado con la Constitución". De hecho, tiene planeado para ambos un viaje por toda la Argentina.

Como su apellido es Escribano, hace algún tiempo se la vinculó con José Claudio Escribano, uno de los miembros del directorio del diario La Nación, ante quien Fayt había firmado una medida cautelar por una causa que llevaba AFIP contra el diario. Sin embargo, este vínculo fue desmentido por la misma Margarita algún tiempo después.

Así planteada la vida cotidiana del supremo juez, se entiende de donde proviene el estado mental que lo deja continuar con sus labores: con el apoyo de su mujer, que no le permite desvincularse de su lado más humano, Fayt tiene el equilibrio perfecto entre vida sana, natural y relajada y compromiso con el trabajo y su carrera académica.