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¡Quemá esas fotos! Cuando los astros se alinean contra los Calabró

"Cosa e mandinga" dicen en el campo. Pero aquí la prueba fotográfica de que a la familia Calabró se les descalabró el equilibrio familiar, quizás por la incidencia del Pecado Capital que según el Dante acarrea la codicia (del tal Rossi, marido de Iliana).

Por Jorge D. Boimvaser

@boimvaser

info@boimvaser.com.ar

León Tolstoi, héroe de la literatura rusa, escribió en su célebre "Ana Karenina": "Las familias felices son todas iguales, las que no lo son tienen su propia forma de infelicidad".

La familia de Juan Carlos Calabró pasó de ese primer estado de familia feliz, de gente laburante y nada conflictiva, al segundo estado que describe Tolstoi: hoy tienen su propia forma de infelicidad.

¿Motivos? Si querés suponer que los astros se alinearon en contra de ellos, es aceptable pues en el mundo de los invisible y lo desconocido hay millones de sucesos que escapan al conocimiento de la ciencia, la filosofía y lo finito de la mente del hombre.

Pero deducir que quizás la ambición desmedida del Sr. Rossi lo llevó al terreno de la codicia, al que el Dante en su descripción de los Pecados Capitales lo ubica entre sus siete dramas, y con esa codicia arrastró a la infelicidad de una familia feliz, también se puede estar en lo cierto.

Ahora mirá esa foto familiar donde todos sonríen de buena gana. ¿Sabés donde fue tomada? En un restó de Puerto Madero llamado "QNNF" (Que nunca nos falte). Su propietario se llama Miguel Ángel Lamparelli, si seguiste los relatos que viene publicando DiarioVeloz.com desde hace más de un año, sabrás quién es el personaje.

El mismo a quien se sindica como vinculado al lavado de dinero en la Argentina del narco colombiano "Don Lucho" (Luis Agustín Caicedo Velandia), y el mismo que le compró a Leonardo Fariña la famosa Ferrari que primero lo llevó al cenáculo de la mediatez, y después casi a su ruina de hombre caído en desgracia al que no salva de esa condición la millonada de dólares embolsados en sus sombríos negocios.

Y ahora la secuencia de fotos. La esposa de Lamparelli –Lorena Tegli- posando junto a la Ferrari que le vendió Leonardo Fariña, cuando ya su nivel de ostentación le empezaba a traer más dichas que placeres. Tegli también es parte societaria de ese lugar gastronómico donde los Calabró posaron desde la inocencia de no saber donde estaban.

Antes que alguien quiera caerle con malas artes a la familia Calabró, lógico que ellos nunca supieron dónde se sacaban esa foto, ni los antecedentes de sus anfitriones en "Que nunca nos falte". Quizás tampoco en ese momento sabían de los turbios negocios de Fariña ni de sus socios ni cómplices ni de quien le compró esa Ferrari en cientos de miles de dólares.

Ahora parece todo descalabrado y hasta cierta saña cuando se dice indirectamente que Rossi tiene una doble vida conyugal (ya está dicho, no lo hicimos nosotros pero tampoco hay marcha atrás con lo obvio).

Ahí están las fotos que no comprometen a nadie pero muestran tal vez lo insólito del destino cuando descontrola todo lo que estaba en cierto orden.

Y el fantasma de los pecados capitales que una obra literaria sugirió no caer en sus redes, para evitar lo que hoy sufren los Calabró por la conducta de un hombre que arrastró al infierno a todo un clan.