Quedó ciega por la diabetes y se las rebusca haciendo conservas para mantener a su familia
Stephy Salas vive junto a su marido y su bebé de casi 9 meses. Están sin trabajo y con gastos de más de $40.000. Sus familias cómo pueden los ayudan a cubrir sus necesidades. La historia de dos luchadores que buscan sobrevivir a la crisis.
Stephy Salas tiene 30 años y es insulino dependiente desde los 11. Un historial de malas praxis y pésimas experiencias con hospitales en Capital Federal, hicieron que ella y su marido Marco tomaran la decisión de mudarse en 2016 a Mar del Plata para vivir más tranquilos. Después de 4 embarazos fallidos que le incluyeron en la última oportunidad la pérdida total de la visión por inyectarse heparina para la trombofilia; el quinto llegó de manera milagrosa a principios de este año: Gianlucca nació sietemesino y con excelentes condiciones de salud. Durante este último proceso, Marco decidió pedir una licencia psiquiátrica en su trabajo para poder afrontar el estrés y acompañar a su mujer. Sin embargo, la empresa decidió desestimar las razones del pedido y al mes de haber nacido el bebé resolvió despedirlo.
La magia de las redes sociales y la viralización lograron que finalmente la empresa se comprometiera a pagarle la indemnización correspondiente. Lo que no quitó que su familia quedase desamparada y sin obra social; algo más que fundamental para un bebé recién nacido y una paciente como Stephy que además de la diabetes necesita tratar afecciones como anemia, tiroides y problemas renales que se sumaron durante su embarazo. Si no pagaran de manera particular la obra social como hoy lo hacen, solo eso les representaría un gasto de más de $100 mil.
Entre los gastos que hoy tienen mes a mes se distinguen: Prepaga por $13 mil; Alquiler por $7 mil; más de $5 mil en servicios y unos $10 mil en comida (en este punto es donde menos pueden ahorrar porque ella necesita llevar una dieta variada y estricta por su salud). El bebé en tanto toma leche con medicamento que les cubre la obra social (de lo contrario gastarían unos $3 mil más) y usa unos 6 o 7 pañales por día lo que suma unos $3600 más al mes (los paquetes de 10 pañales están $120).
Pensando que Marco junta, con suerte, unos $12 mil trabajando en Pedidos Ya, la cuenta no es para nada proporcional y es casi ridícula. Los padres de ambos les ayudan a cubrir necesidades esenciales pero aun así les es muy difícil llegar a fin de mes. Es por eso que Stephy decidió emprender y colaborar haciendo conservas y artesanías que comenzó a compartir por las redes, junto con la búsqueda incansable de un trabajo que pueda realizar.
Cabe destacar que cuando Stephy se enteró que iba a perder su visión por completo tuvo la valentía y la fuerza de buscar un centro de rehabilitación donde poder hacer actividades y aprender a manejarse mejor. Así encontró UMADESCA (Unión Marplatense de Acción Social por los Derechos del Ciego y del Ambliope), una ONG donde le enseñaron ejercicios de estabilidad para no marearse, reconocimientos del espacio sobretodo en las calles, cómo utilizar el bastón, informática, uso del celular sumado a actividades opcionales como yoga, tango, música y cerámica.
“Hoy tengo más fuerza. Aprendí a no dudar, a ser mucho más práctica, me las rebusco con todo. Por ejemplo me enseñaron a medir la leche para las mamaderas con unos vasitos y dije ¿Y si un día se me rompen? Y ahí se me ocurrió usar jeringas de distintos tamaños para poder ir midiendo. Me las rebusco, me tomo las cosas más con humor… quizá un poco humor negro, pero bueno …”, aseguró Sthepy a InfoVeloz.
Todo indicaría que está más que capacitada para hoy encontrar un trabajo que le permita sostenerse, algo que cualquier ciudadano merece para llevar una vida digna; algo que cualquier institución estatal debería garantizar.
La historia de amor que sobrevive en el tiempo y en las crisis
Stephy conoció a Marco allá por 2006 a través de su hermana - hoy cuñada - cuando ellas jugaban juntas al básquet en Vélez. Las vueltas de la vida y una mudanza de la familia de Marco al Sur del país hicieron que no volvieran a verse hasta años después cuando él retornó a Buenos Aires para terminar la facultad. Las redes sociales los reencontraron y el flechazo fue mutuo.
Tan enamorados estaban que al poco tiempo ya vivían juntos y a los tres meses de novios habían decidido casarse. “Fue una sorpresa para todos. Lo primero que pensaron era que estaba embarazada pero en realidad siempre quisimos formar una familia. Además yo me había quedado sin trabajo y no tenía obra social y él me quería poner a su cargo”, explicó Stephy.
Hasta ahí la historia es soñada. Pero a los 15 días de casarse Stephy se quedó sin insulina y sufrió un coma diabético. “Me tenían que entregar la insulina en el Hospital Vélez Sarsfield. Nunca se hicieron cargo porque me decían que el tipo que yo necesitaba no la tenían, pero tampoco me daban otra opción”, dijo Stephy. Así es como con casi 800 de glucemia fue internada en el benemérito hospital; lo que nunca se iban a imaginar es que un mal manejo de los sueros por parte de los “profesionales” la llevaría a vivir casi 5 comas diabéticos en una misma internación.
A pesar de contar con todas las herramientas para denunciar a la institución, decidieron enfocar sus energías en la búsqueda de un bebé. Y ahí los 4 embarazos previos a la llegada de Gianlucca. En 2013 un aborto espontáneo adjudicado a ser madre primeriza y a la diabetes la dejó con algunas dudas. En 2014 y tras repetirse la misma situación, decidió investigar a profundidad y fue entonces cuando dio con el diagnóstico que confirmó sus sospechas, tenía trombofilia.
En 2016 heparina mediante para disolver los trombos, volvió a quedar embarazada. Pero, fue mal medicada y la dosis resultó excesiva para lo que necesitaba, por lo que a las 7 semanas volvió a perder a su bebé. La sumatoria de frustraciones y una lastimadura en su pie que derivó en una infección que volvió a dejarla internada hicieron que ambos tomaran la decisión de buscar nuevos aires en Mar del Plata en búsqueda.
El amor siempre fue más fuerte
Ya en Mar del Plata, Marco trabajaba en una conocida cadena de heladerías y ella ayudaba vendiendo artesanías y haciendo viandas. Al año, y cuando ya estaban un poco más estables, Stephy volvió a quedar embarazada. Esta vez, la heparina le hizo perder la visión por completo: “Yo ya venía con una retinopatía diabética, una oftalmóloga me había dicho ‘Stephy si vos quedas embarazada con el anticoagulante te vas a quedar ciega’ … y no sé si es que no lo quería creer o era más fuerte el deseo de ser mamá …pero pensé que no me iba a suceder”.
Con un ataque de nervios por la pérdida de visión y la presión por las nubes, Stephy volvió a ser internada en compañía de un Marco incondicional que no la abandonaba nunca a pesar del cansancio y el trabajo interminable. El bebé no estaba creciendo y a sus problemas de diabetes se sumaban complicaciones renales. Su salud empeoraba y tuvieron que decidir: su vida o la del bebé. Con todo el dolor del mundo interrumpieron el embarazo y pudieron salvar la vida de la mamá. Decidieron después de la traumática experiencia hacer los trámites de adopción y no intentar más.
A los tres meses del episodio, Stephy acudió a hacerse chequeos médicos y a colocarse un diu, pero le fue imposible: estaba milagrosamente embarazada y esta vez sus condiciones de salud eran óptimas. Venciendo el miedo afrontaron juntos un embarazo más que tranquilo, aceptando que ante cualquier complicación podría detenerse nuevamente. Gianlucca llegó a los 7 meses y a pesar de haber pasado uno en neonato evolucionó con total normalidad.
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