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¿Qué pasa por la cabeza de Macri a dos días de la votación de la Reforma Previsional?

El Presidente sospecha que en el PJ hay gobernadores que lo quieren debilitar.

Luego de la crisis de anteayer, tras el fracaso del debate parlamentario de la reforma previsional, el presidente Mauricio Macri terminó de convencerse de que el kirchnerismo está dispuesto a usar a jóvenes violentos de La Cámpora, a los piqueteros, a los sectores de izquierda y del trotskismo para alterar la paz social, impedirle gobernar y desestabilizar al país y a la democracia.

Pero la novedad es que también comenzó a sospechar de que algunos gobernadores del PJ y sectores del peronismo dialoguista moderado lo quieren debilitar. No serían tan dialoguistas ni tan moderados. "Son peronistas", aseguró un funcionario macrista.

Según pudo saber la nacion, Macri presume que esos gobernadores juegan a dos puntas y, si pueden, buscarán la oportunidad de debilitarlo para evitar su reelección en 2019, al tiempo que intentan reconstruir al peronismo histórico.

En realidad Macri sospecha desde que comenzó su gobierno que el sueño de la ex presidenta Cristina Kirchner es provocar su renuncia anticipada como la del ex presidente Fernando de la Rúa en 2001. "No se dan cuenta de que Macri no es De la Rúa y la situación económica y social no es la misma. Están acorralados y los jueces los están metiendo presos, y por eso tienen que voltearnos", dijo un funcionario.

El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, no quiere mostrar fisuras o enojos con gobernadores con los cuales ayer negoció la sanción definitiva, pasado mañana, en el Congreso de la ley previsional. La carta fuerte será un bono compensatorio de la diferencia entre los haberes del antiguo al nuevo régimen.

Pero lo cierto es que en Olivos se rompió la confianza con los gobernadores del PJ. Macri se había desilusionado con Sergio Massa y eso le está pasando con los mandatarios peronistas que no garantizaron sus diputados para la sesión.

El malestar, ayer más apaciguado, se centró en los gobernadores de Salta, Juan Manuel Urtubey; de Tucumán, Juan Manzur; de La Rioja, Daniel Casas, y de Neuquén, Omar Gutiérrez. Urtubey y Gutiérrez eran aliados de hierro, y ayer se reunieron con Frigerio en el Congreso para enmendar las faltas de sus diputados de sus bancadas. En cambio, no estaban ni Manzur ni Casas.

Había otros aliados: los propios de Cambiemos, el mendocino Alfredo Cornejo y el jujeño Gerardo Morales, y los peronistas Gustavo Bordet (Entre Ríos), Roxana Bertone (Tierra del Fuego) y Domingo Peppo (Chaco).

Macri hizo cuentas. Logró sentar a 106 diputados de Cambiemos, 3 de Santiago del Estero, 3 de Tucumán (faltaron otros), 1 de San Juan, 2 de Chaco, 4 de Córdoba, 2 de Catamarca, 4 de Misiones, además de Roberto Roberti y Martín Lousteau.

El lunes habrá 108 de Cambiemos (jurarán dos nuevos) y supone que engrosará las otras bancadas. Está conforme con los gobernadores de Córdoba, Juan Schiaretti; de Misiones, Hugo Passalacqua, y de Catamarca, Lucía Corpacci, cuyos diputados contribuyeron al quorum.

También ordenó agradecerle a Lousteau, que rechaza el proyecto, pero dio quorum. Le llegaron a Olivos noticias que lo asombraron: además de agredir al presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, el kirchnerista más exaltado, Leopoldo Moreau, increpó severamente a Lousteau y lo presionó para irse.

Macri quedó indignado por la violencia del intendente de Ensenada, Mario Secco, en la Legislatura bonaerense y respaldó la denuncia penal de los diputados Elisa Carrió y Nicolás Massot contra los kirchneristas más violentos por violación al artículo 214 del Código Penal.

Le llegaron informes de que los más alterados eran Moreau, Máximo Kirchner, Horacio Pietragala, Andrés Larroque y Agustín Rossi. Y de que muchos de ellos se abrazaron con los massistas José Ignacio De Mendiguren y Facundo Moyano. "Van en cana, están acorralados, van a jugar fuerte", dijo un macrista.