Que otros sean lo normal
Por Valeria Licciardi. Crítica a la publicidad de Sprite que habla del orgullo LGTBI estando de afuera.
Es viernes y son las diez de la noche. Me llega un mensaje de Julián, un publicista con el que alguna vez trabaje. Me manda un video. Es una publicidad de la gaseosa “Sprite”. Seguido de eso me pregunta: ¿qué te parece?
La veo detenidamente. En principio: me molesta. Me resulta misericordiosa, lacrimógena, sentimentaloide y hasta un poco ilusa. Hay muchas sutilezas. Por ejemplo, la expresión que tienen todos los familiares. Parecieran estar haciendo un acto de que van a la guerra. Hay algo extraño como que por un lado están los normales que ayudan a los anormales a que vayan a divertirse. Un padre que acompaña pero que no baja del auto como marcando hasta acá te tolero.
Si bien pertenezco a un circulo ínfimo de personas que escribimos sobre genero porque lo vivimos desde adentro, esta publicidad en gran parte esta hecha desde afuera y pienso también todo lo que hay por fuera este círculo.
Gente como Monseñor Aguer que dice que la propaganda gay es apabullante y va trastornando el cerebro de multitudes de jóvenes o los Bolsonaros que hablan de ideología de género como si dicho concepto existiera. Por otro lado, gente que todavía no entiende nada y otra tanta que no sabe cómo actuar frente a la diversidad de sus propios hijos o de ellos mismos.
Me parece que este comercial, más allá del Pinkwashing (concepto que se utiliza para hablar sobre las estrategias que utilizan gobiernos, empresas e instituciones para ocultar sus políticas represivas o neoliberales tras una imagen de “simpatía” hacia los sectores LGTBI), contribuye un montón a la sociedad.
También es real que la diversidad sexual ya no es una avanzada revolucionaria. Eso también es gracias a la militancia que se ha encargado de que no lo sea. Por lo tanto, pienso que a la publicidad se le puede criticar mucho pero entiendo que muestra una visión un poco más interesante dentro de los medios de comunicación.
Después podemos decir que son todos blancos, que son todos lindos, que son flacos, que tienen todos los dientes, que son padres y madres heterosexuales y abuelos todos estereotipados.
Me impactó como tanta gente se plegó de forma totalmente irreflexiva a un aviso que no refleja lo que realmente está viviendo el colectivo LGBTIQ y entiendo que puedan ser un poco ilusos y que las publicidades. No siempre se puede reflejar la realidad porque están más para vender fantasía pero podrían al menos no ser tan ficticios.
Cualquier persona que haya pisado la marcha del orgullo en estos últimos 3 años puede ver que lo más revolucionario es ver a familias enteras acompañando a sus hijes en las calles y yendo más atrás, la tradición se puede ver en el puto que le enseña a la madre o a las amigas a vestirse o al trolo maricón que embellece a las damas.
Mucho más lógico hubiera sido ver a una madre que es maquillada por su hijo para ir juntos a la marcha, pero llegan tarde porque siguen una norma, un deber ser y no hay un trabajo enserio creen que hacer algo de diversidad es poner solo personas LGBTIQ y es mucho más que eso. Es trabajar en conjunto pensar y ver que la diversidad nos da como resultado la empatía con el diferente y también la tranquilidad de que podemos ser lo que queramos ser y que otros sean lo normal.
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