Policiales
Qué ocurrió para que Javier Galván confesara el femicidio de Ivana Módica
Cuál fue la estrategia de la fiscal para lograr resolver el caso de La Falda. El miedo a la cárcel y las pruebas en su contra. La autopsia definirá cómo la asesinó.
“Apelar al cansancio”. Esa fue la estrategia que siguió a lo largo de esta semana la fiscal de Instrucción del Tercer Turno de Villa Carlos Paz, Jorgelina Gómez, para lograr que finalmente Javier Galván, el ahora expiloto de la Fuerza Aérea, confesara lo que era casi un secreto a voces: que había asesinado a Ivana Módica, la mujer de 47 años que estuvo desaparecida durante ocho días en cercanías de la ciudad cordobesa de La Falda y con quien mantenía una relación desde comienzos de 2020. “Lo gastaron”, dijo una fuente de la investigación según cuenta Infobae.
En un principio el militar se mostraba inmutable y ante los policías de la comisaría donde estuvo detenido dijo que el viernes 12 de febrero salió temprano a trabajar e Ivana se había quedado durmiendo. Aseguró también que la mujer, supuestamente, le había manifestado la intención de salir a caminar en la zona del cerro La Banderita, algo que acostumbraba a hacer, por lo que parte de la búsqueda se centró en ese lugar. El último contacto de Módica fue cuando se comunicó por última vez con su hija Nicole el jueves cerca de la medianoche.
Sin embargo, el hallazgo de imágenes del auto de Galván cerca del acceso a la zona del Dique La Falda, demostrarían que el hombre había mentido en su declaración inicial. Esto llevó a la fiscal Gómez a ordenar su detención bajo el delito de falso testimonio, aunque a esa altura todavía no se sabía si la mujer estaba con vida. Pero ya el hecho de las contradicciones alertaron a la funcionaria judicial.
Además, Gómez lo imputó por violar la restricción perimetral que regía sobre él a raíz de una denuncia por violencia de género hecha el año pasado por la propia Ivana. Según trascendió, la relación entre la pareja era conflictiva pero por algún motivo habían decidido darse una nueva oportunidad en los últimos meses y convivir otra vez.
La semana transcurrió con diversos operativos a cargo de Bomberos, policía de la Provincia y Defensa Civil. Se peinó la zona del dique La Falda y el camino a Pampa de Olaen, y ayer en las inmediaciones del cementerio local, aunque sin obtener resultados. En el medio, el piloto acusado se abstenía de develar qué había pasado y con el pasar de los días, el pesimismo invadió a los investigadores: ya no buscaban a una persona con vida.
Mientras esperaban encontrar el cuerpo, fueron apareciendo elementos importantes para la investigación. Más imágenes de cámaras de seguridad que mostraban al sospechoso entre el jueves a la noche y el viernes en zonas donde negó haber estado. Además, la ubicación de su celular también lo delataría, pero seguían sin hallar lo más importante, el cuerpo de la víctima. En el medio, el abogado de Galván, Felipe Jure, dijo que el jueves a la noche, Ivana mantuvo una fuerte discusión con el militar. El letrado dijo que su cliente “salió a tomar aire” tras el altercado. Se sumó el hallazgo de sangre en el volante del auto del sospechoso y un rollo de papel film dentro del vehículo. Si bien aclararon a este medio que esta prueba aún no es concluyente porque falta analizar la sangre, es un elemento más a considerar.
Pero la fiscal, pese a que todo apuntaba a que era un nuevo femicidio, mantuvo la calma y evitó tomarle declaración indagatoria a Galván de inmediato. Según revelaron las fuentes judiciales a Infobae, el objetivo era tratar de que el hombre de 47 años cediera ante el encierro y confesara. Si bien es algo que se acostumbra a hacer -indicaron- no siempre funciona.
“Fue muy efectiva la estrategia de la fiscal de no llamarlo a indagatoria antes porque ahí el hombre podría negarse a declarar y lo hubiesen tenido llevar al penal de Bouwer y se le iba toda la tensión. La fiscal lo fue ‘gastando’”, explicó la fuente consultada por este medio. “Es una estrategia que se hace siempre pero no siempre funciona. En este caso sí funcionó: el asesino confesó”, reiteró.
De acuerdo con lo que supo este medio, Galván declaraba en sede policial y apenas hablaba con los policías. La fiscal hasta esperó que designara abogado y dejó pasar el tiempo porque si le tomaba declaración indagatoria a los dos días, corría el riesgo de que se abstuviera y ahí sí podría perder definitivamente la posibilidad de una confesión. “Una vez en el penal, ¿cómo se hace para que confiese dónde dejó el cuerpo?. Esos fueron los elementos y se ve que Galván se saturó, se cansó psicológicamente y confesó”, comentó la fuente a Infobae.
Este medio tuvo conocimiento de que los investigadores a Galván lo tenían prácticamente arrinconado con varios elementos como los datos del celular y todos los mensajes y los contactos. Se agregó el recorrido por los lugares donde negó haber estado. “Estaba cercado porque tenían todos los elementos. Básicamente, lo que resultó después de analizar las cámaras de la ruta 38 y algunos puntos de la zona del ingreso al Camino del Cuadrado, que es por donde fue, y lo del teléfono”, agregó la fuente.
Galván es militar y está preparado para soportar situaciones extremas como el encierro. Por lo menos más que un ciudadano común. Pero según supo Infobae, anoche cerca de las 23 horas, su capacidad para aguantar llegó al límite luego de que se enterara de que lo iban a llevar al penal de Bouwer, la cárcel más importante de la provincia de Córdoba.
De acuerdo con lo que pudo reconstruir Infobae de la noche de este viernes cuando finalmente Galván confesó, se había dispuesto el traslado del sospechoso al penal aunque todavía no había comenzado el operativo. “Le debieron haber avisado y ahí fue cuando le cayó la ficha”, dijeron las fuentes.
Es que, según creen los investigadores, es probable que el piloto de la Fuerza Aérea haya creído que por haber sido acusado sólo de falso testimonio y de violar la perimetral podría pedir la eximición de prisión, ya que se trata de dos delitos excarcelables. “Debió creer que si se mantenía así y no confesaba, podría apelar a ese recurso”. Sin embargo -sospechan- al saber que su destino era Bower, se quebró y pidió hablar con la fiscal Gómez.
Una vez que escuchó la confesión, la fiscal no quiso avanzar en nada más hasta no encontrar el cadáver. Tras admitir que era el asesino, Galván llegó hasta el lugar donde se encontraba el cuerpo para indicar a los investigadores el punto exacto. Se montó un importante operativo en el que el hombre estuvo custodiado por personal del grupo especial de policía ETER. Así llegaron hasta el hotel Edén, en las inmediaciones de las sierras cordobesas y efectivamente encontraron allí el sitio donde había sido enterrada Ivana.
Por lo pronto resta saber el resultado de la autopsia mientras que Galván ahora deberá enfrentar un delito más grave: homicidio doblemente calificado por el vínculo y por violencia de género contra Ivana.
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