Que no vayan a ofenderse
A casi dos semanas de que empezara a manifestarse el problema, los representantes políticos catamarqueños decidieron hacer algo sobre la escasez de combustible.
El escenario fue la Cámara de Diputados y el aporte legislativo a la solución una convocatoria a los ministros de Obras y Servicios Públicos y de Producción, Juan Acuña y Juan José Bellón, y una nota al ministro de Planificación, Julio De Vido, para que "arbitre, en la medida de sus posibilidades, las medidas pertinentes para la regularización del abastecimiento de combustible" en Catamarca.
Esta acción parlamentaria alumbró después de un largo intercambio de imputaciones entre los diputados y se elaboró con especial cuidado de no ofender a nadie. De ahí lo salomónico de la declaración, que equilibra la prudente requisitoria a de Vido con la invitación a los ministros del Gobierno. Los legisladores del oficialismo se ocuparon de cargar toda la responsabilidad por la carencia de nafta en la Nación, mientras que los del kirchnerismo enfatizaron la inacción y falta de gestiones del Gobierno ante los organismos correspondientes.
En este sentido, se produjo una interesante polémica semántica para dirimir si lo que ocurre es "desabastecimiento" o "faltante". Lo que hay, se concluyó, es "faltante": la cantidad de nafta que ingresa en la Provincia es insuficiente para satisfacer la demanda. "Desabastecimiento" sería si alguien estuviera reteniendo el combustible.
Lamentablemente, este medular debate académico no pudo ser aprovechado por la ciudadanía, que estaba ocupada haciendo cola para cargar nafta. Es digna de resalto, no obstante, la prudencia de los legisladores. Por empezar, debe destacarse que se tomaron su tiempo para expresar su inquietud. Nada de salir a hacer reclamos apresurados.
Con la espera de dos semanas se aseguraron sin margen para el error de apreciación de que el problema, en efecto, existe y amerita algún tipo de requisitoria o gestión. Algún intolerante considerará que ya con el tercer día de colas interminables en las estaciones de servicio bastaba para advertir los inconvenientes, pero hay que ser comprensivos: los diputados no tenían problemas porque, al cargar con vales, la escasez para ellos no corre. Tal vez creyeron que las colas se debían a algún concurso, o a que las expendedoras regalaban algo. Nafta, para ellos, había.
El otro elemento que la ciudadanía debe valorar en sus representantes legislativos es el cuidado puesto para no herir susceptibilidades. Nótese el tono respetuoso -no rastrero- con que se dirigen al ministro De Vido para que tome las medidas tendientes a resolver el faltante de combustible "en la medida de sus posibilidades". No vaya a ser que el ministro se ofenda por el pedido. Si puede y si le parece, cuando tenga un tiempo, que se ocupe por favor. Y si no, será porque "la medida de sus posibilidades" es corta y se lo impide.
Lo mismo ocurre con los ministros del Poder Ejecutivo, invitados al recinto para que den explicaciones el martes, es decir, cuando la crisis pisa los 20 días. No es cuestión de convocarlos a las apuradas, sin darles un tiempo mínimo para prepararse. No obstante esta atención, hay una injusta diferencia en el trato con los ministros provinciales: a ellos no se les añadió el "en la medida de sus posibilidades". ¿Por qué esta discriminación respecto de los catamarqueños? ¿Acaso no merecen también que se considere, como en el caso de De Vido, la "medida de sus posibilidades"? Capaz que Acuña y Bellón se ofenden por esta injustificable afrenta. Al margen de estos importantes detalles de etiqueta, es una suerte contar con dirigentes tan educados y atentos a los sentimientos de los demás.
No como el energúmeno del gobernador salteño Juan Manuel Urtubey, que se largó a presentar un recurso de amparo por las restricciones de gas en su provincia y se ganó el reto de la Nación por tamaño despropósito. En su formación protocolar, acabadamente demostrada el miércoles, los diputados parecen haberse salteado la bolilla referida a la consideración del sentimiento de la gente, a la que bien poco ha de importarle que De Vido o cualquiera se ofenda mientras sus problemas sean resueltos.