¿Qué decía Néstor Pavón antes de ser preso y acusado de ser cómplice de Wagner en el crimen de Micaela?
El dueño del lavadero donde trabajaba el acusado de ser el autor material del asesinato de la joven primero habló como testigo ante la prensa.
Días antes de ser apresado, Néstor Pavón, dueño del lavadero donde trabajaba Sebastián Wagner, declaraba como testigo ante la prensa local. Con el correr de las horas, el jefe del acusado por ser el asesino de Micaela García, quedó detenido por "encubrimiento" y ahora está indicado por el propio sospechoso como cómplice del crimen.
En diálogo con elOnceTV, Pavón dijo que estaba "anonadado" por lo sucedido y reconoció que había salido "a comer" con Wagner la noche del viernes, un día antes de la desparición y muerte de la joven.
"Fue mi nene de 13 años también", aseguró. Luego planteó un escenario que lo sacaría de la escena del crimen: "Él me llevó a mi casa como a las 2.30 o 3 de la mañana". El detalle es que en ese momento, Pavón y todos en Gualeguay sabían que Micaela había sido vista por última vez pasadas las 5 de ese sábado.
El hombre comentó que el lunes siguiente fue la última que vez que vio a Wagner, quién le manifestó estar "deprimido" y sus intenciones de irse de Gualeguay: "Me dijo que no quería estar más acá. Que se quería volver, porque extrañaba a su familia. 'Te voy a devolver el auto porque no te lo puedo pagar', me agregó".
"El viernes llegó bajoneado, diciendo que se había peleado con la mujer, que lo había echado. Me dijo que no tenía ganas de trabajar, que todo le salía mal y que sería colgar", agregó Pavón. "Yo lo hablé, y le dije que piense, que se deje de hinchar las pelotas, que era joven y tenía toda la vida por delante", narró. Luego se encontraron para ir a cenar. "Yo para darle apoyo, porque el loco decía que se iba a matar", indicó.
Pavón contó que ese sábado Wagner no se presentó a trabajar. "La señora me mandó un mensaje de texto diciendo que estaba descompuesto y que no iba a poder ir a trabajar. Después hablé con él cuando vino a cobrar y me pidió manguerear el auto porque se le había embarrado. Le dije que sí, que lo hiciera rápido porque ya nos estábamos yendo. Lo traté medio cortante porque me había fallado laboralmente el día anterior. Nunca se me cruzó por la cabeza que hubiera hecho alguna cagada", repasó.