¿Qué busca Obama en América latina?
*Por Gabriel Sanchez Zinny. Entre los enormes desafíos de política internacional que enfrenta la Administración Obama, como la situación en Libia y en Egipto, el riesgo nuclear en Japón, la amenaza de Irán, y la relación con China, el Presidente se lanza a un muy comentado viaje hacia América latina.
Hace semanas que en Washington, y en centros de pensamiento de la región, se debate sobre las razones del viaje y el porqué de la visita a Brasil, Chile y El Salvador. Algunos analistas comentan que el principal mensaje es el viaje en sí mismo y que no se deberían esperar resultados concretos, o grandes anuncios, sino más bien el logro de que Obama le dé mayor prioridad a la región.
La selección de los países ha sido cuidadosamente estudiada. Brasil es el país más importante de la región, y la visita del Presidente y sus varios discursos así lo confirmarán. A su vez, se nota la creciente delegación de liderazgo de EE.UU. en Brasil al momento de lidiar con temas regionales. Brasil espera que EE.UU. lo trate de manera similar a India, tal vez apoyando -como en ese caso- un sitio permanente en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
Chile es un ejemplo de desarrollo para la región, con una efectiva combinación de institucionalidad, crecimiento económico e integración con el mundo; y pareciera que este es el motivo principal de resaltarlo. En el Salvador se buscaría destacar la preocupación por el aumento de la criminalidad en Centro América, y el narcotráfico, que afecta a estos países. Obama anunciaría mayor ayuda financiera para combatir ambos flagelos.
Es cierto que la relación entre Estados Unidos y la región no es mala, salvo algunos países, pero también es verdad que ha disminuido en importancia, tanto en términos políticos como económicos. América latina está acercando posiciones con Asia, en particular con China. El Banco de Desarrollo de Brasil o la Corporación Andina de Fomento prestan más dinero a la región que Washington. El comercio de la región se ha diversificado hacia otras latitudes. Este distanciamiento pareciera un proceso natural de democracias y economías más maduras, pero algunos se preguntan si se debe también a la falta de una agenda especifica de EE.UU.
Esta pregunta probablemente surja durante todo el viaje. Moises Naim, del Carnegie Endowment, sostiene que las políticas del Departamento de Estado son más bien las propias de una agencia de desarrollo, más que de política internacional. Promover oportunidades sociales y económicas para todos, un plan de energía limpia, y construir instituciones democráticas, políticas que figuran como prioridades de la Casa Blanca para la región, no parecen incluir una política exterior. A su vez, son prioridades que cualquier país de la región tiene como suyas, aunque no se las destaquen desde Washington.
También se espera que se trate el tema de los tratados de libre comercio, y de preferencias arancelarias, como ATPDEA y GSP. Si bien sólo el Sistema General de Preferencias, que expiró en diciembre tiene un impacto directo en el los países visitados (Brasil exporta a EE.UU. más de u$s 2.000 millones sin pagar tarifas bajo el GSP), ha sido siempre un eje central de la agenda con la región.
No está incluido en las discusiones oficiales, pero la mayor presencia de Irán y su cercanía a Venezuela, Nicaragua y otros países de la región, no pasará desapercibida al menos en las conferencias de prensa. En las últimas semanas reconocidas figuras en la relación con la región, como el congresista Eliot Engels, demócrata de New York, y Connie Mack, republicano de Florida, y presidente del comité de asuntos hemisféricos del Congreso, y el ex subsecretario Roger Noriega, levantaron el tema y generaron debates allí.
A pesar de las bajas expectativas en términos de grandes cambios o anuncios, que pareciera tener el viaje. No deja de ser una excelente oportunidad para que el liderazgo del Presidente Obama y su popularidad en América latina, permitan lanzar una redefinida relación con la región, desde un aproximación mas de iguales, que vuelva a priorizar el comercio y la importancia de que el continente americano presente estrategias en común para competir económicamente con el resto del mundo.