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Provocaciones y racionalidad

*Por Ricardo Kirshbaum. Cualquier reducción sería interpretada por los isleños y los argentinos como la reducción de nuestro compromiso con las islas y de nuestra voluntad de defenderlas, y podría provocar fuertes críticas de los defensores de los isleños en el Reino Unido".

 Así reza parte del parágrafo 10 de una nota enviada el 5 de junio de 1981 por el entonces canciller británico Lord Carrington al secretario de Defensa, John Nott.

El final del párrafo fue censurado -en el documento al que accedió Clarín- por 40 años, bajo las excepciones del acta de libertad de información, que rige en Gran Bretaña.

La discusión entonces era si se retiraba del servicio activo al "Endurance", que estaba de servicio en las Malvinas, y se lo reemplazaba por un rompehielos tradicional o por un barco de guerra convencional, lo que "podría ser interpretado como provocativo" por los argentinos .

Ironías aparte, el "Endurance" jugó un papel en el prólogo de la guerra con los británicos por las Malvinas, hace casi 30 años. La correspondencia de entonces tiene el valor histórico de revelar la profundidad del debate que, en ese momento, se había planteado en el Reino Unido acerca del reemplazo de buques de superficie por una poderosa fuerza submarina.

Hoy, con una base militar instalada en Mount Pleasant muy bien equipada, Gran Bretaña envió al "HMS Dauntless", un moderno destructor, para reforzar el discurso de Londres sobre las Malvinas .

La presencia del príncipe William allí, además, fue explicado como "despliegue rutinario" y no como una provocación, como si los dichos del premier inglés sobre el "colonialismo argentino" hubieran sido una broma . Cameron está en una débil situación.

La Argentina pide diálogo directo y está muy bien que lo haga: sigue así la línea más racional de la política exterior , a salvo de exabruptos oportunistas.

Las Malvinas siempre han sido una tentación enorme para usar en la política interna.