La pornografía crea una perspectiva distorsionada de las cosas importantes en el sexo, en donde almacenamos un montón de imágenes visuales que no son compatibles con la realidad. Por ejemplo, todos los actores de las películas porno tienen pene grande o las vulvas de las mujeres que ante la cámara se ven perfectas. En este caso no quiero hablar sobre la estética vaginal que se realizan muchas mujeres para tener vulvas similares a las que se representan en la ficción.
También se muestra la practica del sexo anal sin lubricación, que como bien sabemos, no se puede llevar a cabo sin dolor.
El porno es ficción y lleva varias etapas, la primera es un casting que se realiza a actores porno, la segunda es la grabación donde se pueden realizar varias tomas y la tercera es la edición.
En las películas de este genero, las mujeres no tienen ningún problema para llegar al orgasmo cuando en la realidad el 75% de las mujeres no lo ha experimentado. Lo mismo sucede con la eyaculación femenina, esta suele ser siempre falsa.
La pornografía nos ha dejado mitos, uno de ellos, es que el pene siempre debe estar erecto por un tiempo prolongado, generando en los hombres un circulo vicioso de ansiedad y cuestionamientos.
Por ultimo, en los jóvenes que les cuesta tener un encuentro con un otrx, se les aconseja mirar pornografía y lo mencionado anteriormente, termina no sucediendo. Lo cual, genera que esa persona se aleje de los encuentros personales para esconderse en un sexo virtual. Es importante destacar, que, la pornografía puede terminar siendo una adicción similar a las drogas si uno la consume por mucho tiempo.
El porno, no es ni bueno ni malo, simplemente representa un aspecto salvaje de la sexualidad, generando presión y desconexión con el placer propio.
Dejá tu comentario