Profundizar la integración con Chile
Están dadas las condiciones para incrementar aún más los lazos económicos con nuestro vecino país.
En algunas semanas la Presidenta viajará a Chile para compartir allí, con nuestros vecinos, la celebración de sus fiestas patrias. La visita tendrá lugar el 17 y 18 de septiembre, lo que debe interpretarse como una señal inequívoca de que la relación bilateral pasa por un gran momento.
Tanto es así que el canciller de Chile, Carlos Alfredo Moreno, en una reciente conferencia de prensa dedicada al análisis de la política exterior del presidente Sebastián Piñera, sugirió que es tiempo de pensar nuestra relación "a lo grande". Esto debe ser tenido como una invitación particularmente elocuente a integrarnos mejor y más profundamente, a través de Chile, con el eje de la actividad económica mundial claramente desplazado hacia el Pacífico. A transformarnos, en los hechos, en un país con accesos bioceánicos.
Esto supone la decisión conjunta de profundizar la integración entre ambos países todo lo posible. Particularmente en materia de la llamada "conectividad", es decir, en relación con la complementación física integral de nuestras respectivas infraestructuras, incluido el capítulo energético. Así, los empresarios de ambos lados de la Cordillera podrán operar conjuntamente, aprovechando plenamente los nuevos pasos cordilleranos y los excelentes puertos de la costa chilena.
En esta materia, los intendentes de ambos países y los gobernadores de las jurisdicciones limítrofes, y algunos otros, han avanzado ya mucho. El embajador de Chile en nuestro país, Adolfo Zaldívar, calificó en un trabajo de reciente aparición a este objetivo geopolítico estratégico de ineludible porque significa "para la Argentina, lograr, junto con nosotros, llevar las fronteras allende el océano Pacífico y, para Chile, junto con la Argentina, llegar al corazón de Sudamérica".
Pero el atractivo de la empresa integradora para los empresarios argentinos puede ser aún más amplio, porque Chile tiene una red de tratados de libre comercio de las más amplias y diversas del mundo. Por ello, no es imposible que, agregando valor, se pueda cumplir con los requisitos de origen de esos acuerdos comerciales para beneficiarse de las liberaciones arancelarias y de otro tipo que se hayan pactado en cada uno de ellos.
En el camino seguramente aprenderemos de uno de los países que, comercialmente y en materia de servicios, está entre los más modernos de la región, particularmente cuando de comerciar con Asia se trata. Y el esfuerzo integrador terminaría siendo ampliamente beneficioso para ambos países y generaría interesantes equilibrios geopolíticos en una región que, en su conjunto, los necesita.