Principales trastornos del sueño
*Por Gisela Holc. No se trata sólo de una mala noche, sino de desórdenes que se prolongan en el tiempo y que pueden interferir en el funcionamiento físico, mental y emocional.
El insomnio es uno de los tantos síntomas que puede manifestar una persona a la hora de irse a dormir. Si bien es uno de los más conocidos, no es el único. Hablaré entonces del trastorno del sueño y lo definiré como una alteración en el ciclo sueño-vigilia. Esta alteración puede manifestarse de diversos modos. Las diferentes formas que presenta el trastorno, que enumeraré a continuación, pueden ir de leves a graves y suelen interferir en el normal funcionamiento tanto físico como mental y emocional del individuo.
Este desorden en la capacidad de dormir puede manifestarse de las siguientes maneras:
Insomnio: es la dificultad para conciliar el sueño. Genera una disminución en la cantidad de horas dormidas que conlleva una sensación de cansancio y somnolencia diurna.
Dificultad para mantenerse dormido: implica despertarse varias veces en la noche y no poder volver a dormir. Son los trastornos del despertar y pueden presentarse como terrores nocturnos, sonambulismo y/o sobresaltos durante el sueño.
Despertar demasiado temprano, mucho antes de que suene el despertador.
Fatiga crónica: sucede cuando, tras despertarse, uno sigue cansado. En este caso, el sueño no ha sido reparador y genera una hipersomnolencia diurna.
Trastornos del ritmo circadiano: no hay coincidencia entre el deseo o la necesidad de dormir del individuo y la llegada de la noche. Esto ocurre frecuentemente en personas que viajan mucho y realizan vuelos transmeridianos (jet lag) o quienes trabajan en turnos nocturnos.
Bruxismo y ronquido: el bruxismo es el hábito involuntario de apretar y rechinar los dientes durante el sueño. El individuo no suele registrar el problema y lo suele denunciar el/la compañero/a de cama o habitación, molestos o sorprendidos por el ruido que causan los dientes, y también los dentistas que observan la destrucción del esmalte y la dentina. Mientras que este problema suele estar relacionado con niveles de tensión o ansiedad, el ronquido tiene relación con las vías respiratorias altas.
Síndrome de piernas inquietas: afecta entre un 5 y un 15% de la población, tanto a hombres como a mujeres. Se caracteriza por la necesidad irresistible de mover las piernas (o los brazos) y por sensaciones desagradables que los pacientes suelen describir como sensaciones de "hormigueo", "calambres", "nerviosismo", "dolor" y molestias principalmente en las piernas.
Durante el reposo (sentado o acostado) genera necesidad de frotarse las piernas, levantarse, caminar y moverse. Con el movimiento, las sensaciones desagradables se alivian o desaparecen. Durante el día las molestias desaparecen o existen, pero con menor intensidad. Durante la noche atentan contra el descanso, generando una necesidad de levantarse de la cama e imposibilidad de relajarse.
Si una persona pasa mal una noche, esta situación no produce consecuencias graves ni duraderas en su calidad de vida general, pero sí provocará un mal día. Si este hecho es aislado, lo podemos considerar como un eventual. Ahora bien, si esta situación se repite varios días o semanas consecutivas y remite espontáneamente, podemos pensar que se ha tratado de un trastorno del sueño transitorio. Pero si este hecho no remite y tiende a perdurar en el tiempo, diremos que el trastorno se ha hecho crónico. Entonces, en función de lo mencionado anteriormente podemos concluir que cantidad, calidad y duración en el tiempo son tres variables a identificar en este trastorno.
El dormir no es un hecho pasivo que se caracterice por ausencia de actividad; todo lo contrario. Si bien a los ojos ingenuos de un observador el individuo "no está haciendo nada", en su interior suceden muchas cosas: hay gran actividad mental/cerebral, que involucra mecanismos a nivel hormonal, metabólico y bioquímico, todos fundamentales para lograr un equilibrio psicofísico que nos permita funcionar adecuadamente durante el día y nos permita desenvolvernos con los recursos que necesitamos para estar a la altura de nuestra demanda cotidiana, así como la segregación de diferentes sustancias que nos permitan continuar con nuestro crecimiento y homeostasis general.
¿Cuáles son sus causas?
Los motivos pueden ser variados, diferenciando así tres grandes grupos:
Psicológicos o emocionales: tensión nerviosa, conflicto en algún área de la vida (sea dificultades a nivel social, de pareja, de rendimiento escolar o laboral, pérdida de trabajo o problemas económicos), la necesidad de tomar alguna decisión, ansiedad general, estrés, días previos a un examen o viaje, etcétera.
Consecuencias de enfermedades médicas (reumáticas, endocrinológicas, respiratorias, digestivas, neurológicas, psiquiátricas y/o urológicas, entre otras). Por ejemplo, la apnea de sueño, que es una consecuencia a nivel respiratorio, se caracteriza por episodios recurrentes de disminución del paso del aire durante el dormir, provocando un descenso de oxígeno, como consecuencia de una alteración anatómico-funcional de la vía aérea superior. Genera microdespertares que dan lugar a un sueño superficial, no reparador y fragmentado, con somnolencia diurna excesiva. Ésta puede ser causada por insuficiencia respiratoria y como consecuencia de obesidad.
Consumo de ciertos medicamentos o sustancias.
Es importante diagnosticar correctamente la causa del trastorno de sueño para poder decidir una intervención adecuada.
¿Por qué debe resolverse?
Cuando una persona no duerme bien, no puede pensar claramente, su emotividad se altera y su conducta se desorganiza. La persona se vuelve malhumorada, irritable, se enoja fácilmente, pierde la paciencia, tiene baja tolerancia a la frustración, a la espera; su rendimiento tanto intelectual como laboral disminuye, su aspecto físico se deteriora y está más proclive a enfermarse, golpearse y accidentarse.
El insomnio, la ansiedad y el estrés se influyen mutuamente. Comienza a establecerse un círculo vicioso que suele ser difícil desarticular. Para cortar este circuito, muchas veces es importante hacer una consulta médica o psicológica (dependiendo de cuál fuera la causa) para poder ser ayudado y guiado en la forma de restablecer el sueño o el buen dormir.
La alteración del sueño puede ser causa o consecuencia. Si es causa, habrá que detectar cuál es el motivo que la genera; si es consecuencia, habrá que resolver la causa. De cualquier modo, hay que tomarla con seriedad y responsabilidad.