Primum non nocere (lo primero es no dañar)
Iatrogenia (enfermedad producida por médicos o por medicamentos mal aplicados).
La frase del título de esta nota tiene diversos orígenes. Algunos la adjudican a Hipócrates, el padre de la Medicina y otros a Galeno, padre de la farmacia. Cualquiera fuera su origen el mensaje es claro: lo primero es no hacer daño. Mientras transitamos dolorosamente esta trágica pandemia, algunos médicos despliegan una especie de terrorismo científico de dudosa contribución al ánimo general de 45 millones de pacientes, que en este caso somos todos los argentinos. Basados en ecuaciones matemáticas de modelos desconocidos que divulgan livianamente cifras aterradoras sobre los efectos del Covid 19 en nuestro país.
Unos pronostican un contagio para la mitad de todos los habitantes con una proyección de 2 millones de argentinos muertos. Para otros las consecuencias podrían ser peores que la epidemia de la Peste Negra o la Gripe Española. Por suerte, el equipo que asesora al presidente Fernández maneja hipótesis menos escandalosas pero no menos aterradoras: 250. 000 muertos en la Argentina.
Nadie sabe realmente qué pasará con la pandemia en nuestro país. Y quizá pueden llegar realmente a cumplirse los peores pronósticos. Pero creo que mientras sufrimos las consecuencias del confinamiento y el aislamiento, la propalación de estas cifras son iatrogénicas: producen más daño que efectos positivos. Siembran miedo y desazón ya que si con todo lo que estamos sufriendo igual moriremos, para que el sacrificio. También iatrogénico es sin duda los efectos psicosociales y económicos. Hay millones de argentinos que están al borde de la desesperación por varias amenazas además del riesgo de la enfermedad: la quiebra del sistema comercial, la parálisis del sistema de cobros y pagos. La desocupación y la miseria para aquellos trabajadores que si no salen a la calle el destino es el hambre.
El gobierno hace mucho para evitar los daños colaterales de esta pandemia. El IFE de los 10.000 pesos, el bono para jubilados, el incremento de la AUH. El auxilio financiero a las empresas. Pero ese arsenal no llega a todos. Hay empresas que no califican y otras con una masa salarial de personas en negro. El número de anotados para el ingreso familiar de emergencia alcanzo la cifra de casi 12 millones de personas. Más de la mitad de toda la población activa del país. Tampoco hay respuestas, todavía, para millones de personas de la clase media que son profesionales (médicos, dentistas, abogados) o paseadores de perros, o técnicos, electricistas, plomeros. Son millones de autónomos o cuentapropistas de las categorías elevadas del monotributo.
Cuál es el mensaje que les llega de algunos infectólogos u opinadores científicos que la cuarentena debiera seguir indefinidamente. Llegan a decir hasta agosto. Sí desgraciadamente esto ocurriera, el remedio sería peor que la enfermedad. Explotarían la economía y la crisis social produciría secuelas peores que el virus.
Una experiencia personal sobre los pronósticos médicos. Un famoso oncólogo, de los más calificados del país, le pronosticó a mi madre con cáncer una sobrevida que variaba entre los 6 meses o un año como máximo. Mi madre murió 30 años después y no precisamente de cáncer.
Creo que es necesario cambiar los pronósticos ominosos sobre los efectos de la pandemia en la Argentina. Mientras el presidente habla con cifras y mensajes que tranquilizan, los cultores del terrorismo medico despliegan su arsenal de proyecciones matemáticas de millones de muertos. Eso es iatrogenia y eso es faltar al precepto medico de que lo primero es no hacer daño.
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