Primarias: entre trampas, serán una ficción borgeana
*Por Pablo Ibáñez. Jorge Luis Borges -tan recordado en estos días- frecuentaba el juego literario de las réplicas exactas.
Lo aplicaba, por caso, con la cartografía para relatar, irónico, la monumental tarea de confeccionar un mapa del mundo tan riguroso y perfecto que su tamaño no podía ser menor que el del mundo mismo.
Las primarias convocadas para el 14 de agosto están presas de esa analogía: sin pulseadas partidarias que definan candidatos -la razón de su existencia-, la elección marcha, de manera irreversible, a ser una encuesta inmensa, casi tan exacta como la posterior elección general.
En los términos vigentes, siquiera en el tramo presidencial, los comicios son una ficción. Todos los partidos llegarán al turno del 14 de agosto con candidaturas puestas. Es decir: en la práctica, las primarias serán una primera vuelta y octubre, un primer balotaje.
Avisan, sus promotores, que gracias a la reforma -técnicamente llamadas PASO- se redujo el número de partidos. Es cierto: según la Cámara Nacional electoral, quedan 33 partidos y 4 confederaciones en el orden nacional. Sobreviven, en tanto, 486 agrupaciones provinciales.
En el envión defensivo, también atribuyen la reducción de ofertas electorales -hay, hasta ahora, siete fórmulas para disputar la presidencia- a la ley K. También es cierto, aunque es discutible, el criterio de que sea saludable que haya menos postulantes.
Con la reglamentación, digitada por Carlos Zannini, la ley sufrió otra puñalada: el Gobierno autorizó, bajo el formato de las adhesiones, las célebres colectoras y en ese instante redujo, un poco más, el sentido de una competencia en la primaria.
En estos días, los jueces electorales -por planteos de los partidos- analizarán dos cuestiones que pueden operar, en el spring final, como tiros de gracia al espíritu original de las primarias. Lo empujan la UCR y el PJ pero, en general, es bien visto por la mayoría de los partidos. Veamos:
Seudoespejos. La Ley de Primarias establece dos impedimentos específicos: que una misma persona pueda postularse a dos cargos en la misma elección y que un candidato (o varios presentes en una misma boleta) puedan competir por dos partidos o marcas electorales diferentes. Ese mecanismo, usado en otras elecciones, se conoció como lista espejo.
Hay un caso emblemático: un candidato del conurbano sur quiso colgar su boleta de siete postulantes a gobernador -abarcaba todo el abanico político: de Rico a la izquierda-. La Justicia se lo rechazó con un argumento que fijó jurisprudencia: para compartir boleta, debe existir vínculo jurídico y vínculo político.
El radicalismo busca un atajo: pretende que la Justicia les autorice a algunos de sus intendentes ir colgados, al mismo tiempo, de dos candidatos a gobernador. No sería espejo porque la boleta local sería la misma (no sería el mismo candidato anotado por dos partidos diferentes, sino la misma boleta y el mismo postulante, pero colgados de las tiras de dos o más partidos distintos arriba). El radicalismo explora esa alternativa para reconstruir, en los territorios, el panradicalismo: es decir, que una oferta local pueda ir enganchada tanto de Margarita Stolbizer como de la de Francisco de Narváez.
Colectoras bis. El otro atajo está ligado a las remanidas colectoras. El sistema de adhesión permite que un candidato a presidente o a gobernador pueda tener dos o más ofertas en estratos inferiores, en particular, municipios. O, como en el caso de Sabbatella, dos postulantes a la gobernación vayan atados a una misma fórmula presidencial. Sin embargo, ese esquema suponía que en la primaria del 14 de agosto, las «listas adheridas» debían ir sueltas -es decir: desenganchadas de la de gobernador o de la de intendente-. Es el kirchnerismo, aunque les sirve a todos, el que quiere que en las primarias también se reflejen las adhesiones de manera tal que una lista local, de una agrupación vecinal, que va como colectora del FpV, podrá llevar -al igual que el candidato oficial- toda la tira de candidatos: desde presidente hasta legisladores provinciales. Es lo que quiere, por ejemplo, Gerardo Zamora: adhiere a la fórmula del FpV, pero no podría llevar la fórmula en la que, como mencionó este diario, podría ir el santiagueño como vice.
Los dos asuntos, entre otros que puedan ir surgiendo, van a quedar en manos de la Justicia electoral y, posiblemente, generen diferencias según el criterio de cada magistrado. La clave, en función de cómo se resuelvan esos entuertos, es que sentarán jurisprudencia para la aplicación futura de la ley de primarias.
Si es que, como se defienden en Gobierno, a partir de 2013 adquiere real sentido su aplicación.