Prestar a mi vieja
La vida, siempre tan desconcertante, parecería que tiene guardado para mí especiales delirios.
Léase este relato insólito, como el resultado de la combinación de un sistema jubilatorio ineficiente, con ingenio argentino... Porque un día, por todo esto... casi presto a mi vieja!
Todo comenzó con el llamado de una amiga y con una pregunta, aparentemente cariñosa:
- Cris ¿Cómo anda tu mamá?
- Desmemoriada como siempre pero bien, ayer estuve con ella, me reconoció, pero ella estaba en París, respondí con la desprevención de los puros de espíritu
Mi amiga carraspeó...
- ¿Y cómo se conserva físicamente?
Allí comencé a sospechar algo porque, eso de la "conservación "me resultaba raro
- Exactamente, ¿por qué me lo preguntás?, inquirí
Se escuchó del otro lado un momento de vacilación, como de alguien que toma coraje...
-Porque necesito una madre como de setenta y cinco años prestada por un ratito
Me senté y respiré hondo
- ¿Es para algo delictivo?
Sin inmutarse, mi amiga replicó:
-Sólo "un poquito"
Me tomé un calmante, prendí dos cigarrillos al mismo tiempo y dije: "Contame".
La necesidad tiene cara de hereje
- Como vos sabés-, me dijo mi amiga- yo soy huérfana (asentí silenciosamente mientras fumaba el calmante y masticaba los cigarrillos), sólo que cuando mi mamá murió me olvidé de decirlo en la Caja de Jubilaciones
- Pero es afane, ¡comencé a indignarme yo, que aunque no soy muy decente, tengo mis límites!
- Esperá!!!, no lo hice porque era lo mismo. Yo heredaba automáticamente la jubilación, así que ¿para qué hacerlo?
Lo pensé. Sobretodo pensé en la horrible cola que hay que hacer para cualquiera de esos trámites y le di la razón: encima de andar llorando a la madre, sumergirse en esas feroces oficinas...
- ¿Entonces qué?
- Que ahora vino un reajuste, y para cobrarlo tengo que ir con mi madre, así que hice una lista con las candidatas a prestarme una y vos figuras primera
- Se te agradece, lo voy a pensar, y se lo voy a preguntar. Pero consultada, mi madre me dijo no, porque ese día estaba en Suecia (o al menos su viajera cabecita)
Madre se alquila
Mi vieja quedó afuera, pero mi amiga continuó con sus planes. Mediante oscuros contactos consiguió una madre por Avellaneda.
Luego de ir a inspeccionarla me habló desconsolada: ¡primero me cobra; pero además, aunque tiene la edad que necesito está demasiado bien. ¿Qué hago?
- ¡Arruinala, propuse con entusiasmo, decile que se saque los dientes postizos y con eso de entrada le dan diez años mas...
- ¿Y si no tiene?, dijo mi amiga muy ansiosa
- Nos jodemos, pero ni se te ocurra arrancárselos
- Pero además, la desgraciada no tiene ni una cana, se desesperó mi amiga que había perdido todo amor filial al saber que le tenía que pagar, y el hijo es un borracho tremendo
- Del hijo olvidate, y a la vieja la teñimos
Así se hizo. Con las naturales dotes para el fraude de mi amiga, más mis instrucciones a distancia, conseguimos una madre bastante presentable que, muy posesionada de su papel hasta fraguó un ataque de asma en pleno trámite. Consiguiendo el milagro de que la sentaran en una silla y la apantallaran.
Finalmente la señora fue devuelta a Avellaneda. El hijo borracho primero quiso extorsionar a mi amiga y después se la quiso levantar, en una escena Fellinesca, " la madre" terminó cocinando fideos para todos y destapó una sidra.
Aun se hablan para fechas sensibles... Díganme, ¿la vida no es realmente un poco rara?