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Presiones en el mercado carioca

*Por Luis Fermosel. No se realizan a nivel oficial, pero sí de parte de un importante sector de productores vitivinícolas que buscan entorpecer el ingreso de vinos argentinos a Brasil.

Nadie puede dudar que Brasil sigue estando entre las prioridades de la vitivinicultura argentina para insertar sus productos en el exterior. Se han realizado gestiones, tanto a nivel oficial como privado y en algunos aspectos se ha avanzado.

Sin embargo, una parte importante de productores de uvas de ese país, continúan viendo a la Argentina como una amenaza y resisten la complementación que se impulsa luego de las conversaciones mantenidas entre bodegueros de ambos países.

Brasil es el tercer país de destino de las exportaciones de vinos argentinos. Y las posibilidades de ampliar el mercado se potencian, en razón de que se concatenan distintas circunstancias para que ello se concrete: un mayor poder adquisitivo de una gran parte de la población; la ampliación de la denominada "clase media" por la mayor actividad económica; algunos cambios de consumo que determinan que la gente priorice el vino en lugar de la cerveza para sus comidas y el hecho de que tanto el vino como el champán sean consideradas bebidas de un nivel superior por lo que suplantan tanto a la cerveza como a la caipirinha cuando deben celebrarse fiestas familiares, entre otros aspectos.

Fue así que, ya desde antes de la firma del acuerdo del Mercosur y profundizando la actividad luego del acuerdo del mercado común, la industria vitivinícola local tiene la mira puesta en ese mercado. Debiendo competir en ese marco con Chile, que había iniciado antes su campaña de inserción. Esa "diferencia" en ventas a favor de los vinos del vecino país se ha ido acotando con el correr de los años y ahora el mercado brasileño se ha fortalecido para los productos argentinos.

Sin embargo y a pesar del trabajo realizado tanto a nivel oficial como privado, hay presiones de parte de sectores vitivinícolas brasileños para entorpecer el ingreso de vinos argentinos. Si bien no lo manifestaron públicamente, resultó notorio para los empresarios locales que acompañaron a Celso Jaque en su reciente visita a San Pablo. "Nos siguen viendo como una amenaza", señaló uno de los empresarios, quien se animó a arriesgar que "la relación no va a ser fácil, y eso nos preocupa a futuro".

Lo que en realidad sucede es que gran parte de los productores de la zona vitivinícola carioca -la ubicada en Río Grande do Sul- sigue manteniendo los cepajes de uvas híbridas, no vitiviníferas y se niegan a reconvertir sus viñedos, a diversificar, a integrarse o a priorizar la calidad. Ese sector es el que presiona, yendo a contramano de otro grupo -que impulsa los vinos de calidad- que sí está dispuesto a trabajar en conjunto con los empresarios mendocinos.

Los productores brasileños también habrían manifestado su preocupación como consecuencia de una negociación que habrían hecho representantes privados sanjuaninos para colocar mosto en Brasil. "Nos están trasladando sus excedentes, porque ese mosto después que ingresa a Brasil se convierte en vino", habrían manifestado, lo que lleva a fortalecer la intención de los empresarios mendocinos de trabajar de manera mancomunada con el sector público tanto de Mendoza como de San Juan, para evitar "filtraciones" que vayan en contra de la industria local.

Y con miras a futuro, el planteo duro de ese sector de Brasil podría llegar a entorpecer las negociaciones con la Unión Europea. La vitivinicultura argentina necesita suscribir acuerdos con la UE para evitar trabas burocráticas, pero, por formar parte del Mercosur, debe actuar en bloque. Y en ese marco, preocupa que los productores de Brasil consideren que las "amenazas" no sólo llegan desde la Argentina, sino también de gran parte de los países del viejo mundo.

Frente a ese panorama, los dirigentes consideran que Mendoza debe trabajar para mantener el liderazgo en la vitivinicultura, en una acción coordinada entre el Gobierno y los sectores privados.

Dos temas para el final del comentario. El primero, el referido a la cosecha y mientras algunos indican que se cumplirá con el pronóstico, otros estiman que será superior -aunque no en un porcentaje amplio- al que estimó el INV. También se coincide en que la derivación a mosto ha sido importante y que ello permitirá que no existan demasiados inconvenientes con los stocks de blancos escurridos.

El restante, las conversaciones que se mantienen con el Gobierno nacional sobre los denominados aportes tarifados. El sector insiste en que no se deben repetir los vicios de los años 90 y por ese motivo reclama continuar las conversaciones hasta llegar a un acuerdo que deje conformes a las dos partes.