¿Preservar los dólares o tenerlos más a mano?
La semana pasada la Presidenta anunció el envío de un proyecto de ley para modificar la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argentina (BCRA) y poner "punto final" a la Ley de Convertibilidad.
En sus considerandos se asegura que la intención apunta a que el Banco Central tenga "la obligación de intervenir en la economía real para poder sostener el crecimiento y el trabajo". De esta manera, el BCRA dejará de tener el objetivo principal que, hasta ahora y de manera teórica, es preservar el valor de la moneda.
Hasta ahora el BCRA no intervenía directamente en la lucha contra la inflación, ya que las mediciones del Indec no la reflejaban. Pero el cambio anunciado por la Presidenta le concederá un mayor poder para orientar crédito, fijar tasas, establecer líneas de crédito y financiar actividades específicas. Esta medida representó el "punto final" a la Convertibilidad (el 1 a 1 del dólar y el peso ya estalló a fines de 2001). O sea que, a partir de ahora, los pesos circulantes no deben tener dólares de respaldo en el BCRA en la misma proporción. Ahora las autoridades podrán disponer que una parte de las reservas de divisas sea utilizada para pagar deuda o que tengan otros destinos (por ejemplo déficits del Tesoro Nacional). Nuevamente se podrá apelar a la "maquinita", como a la utilización de las reservas para otras cosas que no sean el respaldo a la moneda y el reaseguro que implican a la hora de una corrida cambiaria. Si había alguna duda sobre a qué caja podría echar mano el Gobierno para financiarse este año, el acertijo parece estar resuelto: los dólares del BCRA.
El presidente de la comisión de Presupuesto de Diputados, y ex viceministro de Economía, Roberto Feletti, destacó que esa modificación es esencial para direccionar el crédito y para que el Central tienda a buscar la estabilidad de la moneda (luchar contra la inflación) y sea activo en la orientación del crédito para impulsar la actividad económica, incrementando el consumo y bajando el desempleo.
Lo que genera algunas dudas es por qué se necesita esta modificación de la Carta Orgánica del BCRA si hubo tan buenos resultados estando vigente la actual Carta Orgánica.
En su presentación del miércoles en el Congreso, Mercedes Marcó del Pont puntualizó el bajo nivel de crédito que tiene la economía argentina, en el intento de marcar que con la reforma de la Carta Orgánica del BCRA se tenderá a crear un mercado de crédito de largo plazo como lo tienen los países desarrollados. Aunque ni la presidenta del Banco Central ni los impulsores de cambiar su normativa, hacen hincapié sobre el problema que para todo mercado de crédito implica una inflación alta de más del 20% anual como la que se registra en las mediciones que realizan las provincias para el presente año.
Es cierto que el crédito no creció en el mercado interno, pero una de sus causas, sostienen ciertos economistas, es la desconfianza que dicen generar algunas medidas del Gobierno. La gente está ahorrando en dólares y si se toma el primer período de la Presidenta (2008-2011), se constata que salieron del país más de US$ 60.000 millones. Aunque en el corriente año, con las restricciones cambiarias, se modificaron estos guarismos, ya que crecieron los depósitos en pesos y la tasa de interés para grandes depósitos que hace un mes superaba 15%, ahora está levemente por encima de 13%.
El principal punto que preocupa del proyecto de reforma a la Carta del BCRA es que ahora será el Directorio del Central el que establecerá cuál es el nivel de reservas "óptimo" para la economía. ¿Será el equivalente a seis, ocho o 12 meses de importaciones? ¿Estará en función de los pagos que el Tesoro deba realizar? Para los ortodoxos, es demasiado el poder discrecional que gana el Central.
Hasta ahora el BCRA no intervenía directamente en la lucha contra la inflación, ya que las mediciones del Indec no la reflejaban. Pero el cambio anunciado por la Presidenta le concederá un mayor poder para orientar crédito, fijar tasas, establecer líneas de crédito y financiar actividades específicas. Esta medida representó el "punto final" a la Convertibilidad (el 1 a 1 del dólar y el peso ya estalló a fines de 2001). O sea que, a partir de ahora, los pesos circulantes no deben tener dólares de respaldo en el BCRA en la misma proporción. Ahora las autoridades podrán disponer que una parte de las reservas de divisas sea utilizada para pagar deuda o que tengan otros destinos (por ejemplo déficits del Tesoro Nacional). Nuevamente se podrá apelar a la "maquinita", como a la utilización de las reservas para otras cosas que no sean el respaldo a la moneda y el reaseguro que implican a la hora de una corrida cambiaria. Si había alguna duda sobre a qué caja podría echar mano el Gobierno para financiarse este año, el acertijo parece estar resuelto: los dólares del BCRA.
El presidente de la comisión de Presupuesto de Diputados, y ex viceministro de Economía, Roberto Feletti, destacó que esa modificación es esencial para direccionar el crédito y para que el Central tienda a buscar la estabilidad de la moneda (luchar contra la inflación) y sea activo en la orientación del crédito para impulsar la actividad económica, incrementando el consumo y bajando el desempleo.
Lo que genera algunas dudas es por qué se necesita esta modificación de la Carta Orgánica del BCRA si hubo tan buenos resultados estando vigente la actual Carta Orgánica.
En su presentación del miércoles en el Congreso, Mercedes Marcó del Pont puntualizó el bajo nivel de crédito que tiene la economía argentina, en el intento de marcar que con la reforma de la Carta Orgánica del BCRA se tenderá a crear un mercado de crédito de largo plazo como lo tienen los países desarrollados. Aunque ni la presidenta del Banco Central ni los impulsores de cambiar su normativa, hacen hincapié sobre el problema que para todo mercado de crédito implica una inflación alta de más del 20% anual como la que se registra en las mediciones que realizan las provincias para el presente año.
Es cierto que el crédito no creció en el mercado interno, pero una de sus causas, sostienen ciertos economistas, es la desconfianza que dicen generar algunas medidas del Gobierno. La gente está ahorrando en dólares y si se toma el primer período de la Presidenta (2008-2011), se constata que salieron del país más de US$ 60.000 millones. Aunque en el corriente año, con las restricciones cambiarias, se modificaron estos guarismos, ya que crecieron los depósitos en pesos y la tasa de interés para grandes depósitos que hace un mes superaba 15%, ahora está levemente por encima de 13%.
El principal punto que preocupa del proyecto de reforma a la Carta del BCRA es que ahora será el Directorio del Central el que establecerá cuál es el nivel de reservas "óptimo" para la economía. ¿Será el equivalente a seis, ocho o 12 meses de importaciones? ¿Estará en función de los pagos que el Tesoro deba realizar? Para los ortodoxos, es demasiado el poder discrecional que gana el Central.