Preocupante: fracasó la negociación con Brasil
* Por Jorge Herrera. Los representantes de la Argentina y Brasil ayer no alcanzaron ningún acuerdo, y así las negociaciones pasaron a cuarto intermedio. Por lo tanto, sigue firme el conflicto comercial desatado por Brasil por la aplicación de licencias no automáticas para importar autos. Ahora las terminales argentinas tendrán que evaluar el riesgo de continuar con sus planes de producción ante la indefinición de la controversia.
Se estima que recién entre lunes y martes de la próxima semana los secretarios de Industria de la Argentina, Eduardo Bianchi, y de Brasil, Alessandro Teixeira, volverán a conversar para ver si es posible pactar un nuevo encuentro. Esto sólo será posible si la posición del Gobierno brasileño se acerca más a las demandas argentinas.
Según fuentes del Ministerio de Industria, «la propuesta de Brasil no conformó para nada a la Argentina». En el caso de los autos, la Argentina exigió el cumplimiento del canal «fast track», por el cual los vehículos argentinos ingresan sin barreras. Bianchi le solicitó a Teixeira que se cumplieran los plazos vigentes antes del conflicto, que según las terminales era de 48 a 72 horas, para no afectar la producción local. Pero el funcionario brasileño contestó que eso no lo podía garantizar y ofreció a cambio restablecer las licencias automáticas pero que el tiempo de liberalización no sería menor a diez días.
El objetivo de la misión brasileña era obtener un firme compromiso de la Argentina de respetar el plazo máximo de 60 días para liberar las licencias no automáticas de productos brasileños y comenzar a regularizar las retenidas, por lo que Brasil no se mostró dispuesto a flexibilizar las trabas para autos sin una contrapartida argentina. En tal sentido, fuentes del Gobierno de Dilma Rousseff señalaron que el primer encuentro entre Bianchi y Teixeira, el miércoles, fue muy breve porque el funcionario brasileño solicitó el relevamiento de todos los productos brasileños que enfrentan dificultades para ingresar en el mercado argentino ante la discrepancia de las estadísticas de ambas secretarías. Según fuentes del Ministerio de Industria de Brasil, la idea era salir de la reunión de ayer con un acuerdo cerrado para evitar que el conflicto sea negociado, en última instancia, por el ministro Fernando Pimentel y su par argentina Débora Giorgi.
Del comunicado oficial bilateral difundido ayer se desprende que las barreras continúan vigentes y se negocia liberar gradualmente las licencias pendientes.
La delegación argentina reclamó que Brasil dé alguna señal contundente con relación a una serie de reclamos históricos que involucran aceite de oliva, vinos, leche en polvo, vajilla de vidrio, mosto a granel, productos agroquímicos, veterinarios y medicamentos, línea blanca, cítricos y participación en el compre nacional, a lo que Brasil sólo contestó que en 30 días, tras consultar, darán una respuesta.
Bianchi planteó en el caso de maquinaria agrícola la necesidad de establecer reglas particulares de comercio para equilibrar el saldo negativo de u$s 450 millones, pero Teixeira se negó y encima pidió que le liberaran las licencias brasileñas rápidamente. En el caso de la línea blanca, Brasil también exigió la liberación de licencias no automáticas, lo que sólo sería posible si hay una reciprocidad de acceso de productos argentinos al mercado brasileño.
En cuanto al caso de autos, se da la paradoja de que es la única industria donde la Argentina tiene superávit con Brasil (u$s 413 millones), pero al evaluar toda la cadena automotriz-autopartista en realidad hay un déficit de u$s 1.900 millones. Esto implica que por cada auto argentino que Brasil no deja ingresar hay autopartes brasileñas que no serán importadas.
Parecería que Brasil soslaya esto en la negociación. De acuerdo con datos oficiales, la Argentina importa el 33% de las exportaciones brasileñas de autopartes totales, unos u$s 5.000 millones. Sólo el año pasado el déficit de autopartes fue de u$s 2.800 millones con Brasil (cuando este país tiene un déficit en autopartes con el resto del mundo de u$s 15.127 millones).
«La realidad es que Brasil utiliza el sector de vehículos argentinos nuevamente para desoír los naturales reclamos de una industrialización equilibrada y no brinda respuestas de acceso con la inmediatez que sí exige», señaló un participante de la mesa negociadora bilateral.