Preocupación por un experimento nuclear chino en Buenos Aires
En la actualidad hay seis plantas nucleares nunca probadas en obra.
El régimen de Beijing promete construir en Zárate, provincia de Buenos Aires, un reactor nuclear de alto riesgo y el primero de su tipo en América Latina. Ni siquiera en la lejana China, donde la empresa encargada de la obra aún no activó ninguno. De concretarse su construcción, la Argentina se convertiría en un laboratorio de pruebas.
La compañía encargada del monumental proyecto es China National Nuclear Corporation (CNNC), una de las más importantes del floreciente sector de aquella nación y bajo total control del Partido Comunista Chino (PCC). El germen del acuerdo se inició en 2013, en la era de Cristina Kirchner. En 2018 el ex presidente Mauricio Macri lo modificó para poder ejecutarlo.
En la actualidad hay seis de estas nunca probadas plantas en obra: dos en Guanxi y dos en Fuqing, en China y otras dos en Punjab, en Pakistán. La de Argentina comenzaría a tenderse este mismo año, pero su fecha de inicio y de finalización son una incógnita.
Pese al forzado hermetismo gubernamental, todo indicaría que la política de la anterior gestión continuará en este caso, tal como sucede con la Estación Espacial China de Neuquén, ratificada por el ministro de Ciencia y Tecnología, Roberto Salvarezza. En ese centro de observación sólo se permite personal chino: nadie sabe qué observan y escuchan con sus poderosas antenas y tecnología.
“A diferencia de nuestros reactores, el Hualong One o HPR1000 funciona con uranio enriquecido y agua liviana. Los nuestros son de uranio natural y agua pesada”, explicó Irma Argüello, directora ejecutiva de la Fundación de No Proliferación para la Seguridad Global y física experta en materia nuclear. “Al día de hoy no hay ninguno operando en el mundo. La idea de China es lograr ventas internacionales”, agregó.
Y aunque nadie lo diga abiertamente, uno de los temores que sobrevuela es la poca calidad de la industria de avanzada china en algunas áreas. ¿Será la nuclear una de ellas? Cuando el 11 de marzo de 2011 un terremoto sacudió las entrañas de Japón, una de sus plantas nucleares más emblemáticas fue la que sufrió el mayor impacto. El nombre de Fukuyima recorrió el mundo y las alarmas por el desastre ambiental causado, y el recuerdo de Chernobyl, encendieron las alarmas. También las chinas.
Las autoridades del régimen de inmediato se cubrieron y señalaron que no sabían cómo responderían sus nacientes centrales ante una catástrofe natural como la sucedida en tierra japonesa. A partir de entonces, todo cambió... aunque no demasiado. Frenaron temporariamente toda obra en reactores y se tomaron un tiempo para continuar. Cuando lo hicieron, señalaron que adoptarían medidas de seguridad extra.
Sin embargo, de acuerdo a un detallado análisis hecho por el Grupo de Investigación de Política Energética de University of Cambridge en 2018, China está lejos de cumplir con los mayores estándares, aunque de momento todavía no reporte incidentes de magnitud.
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