PP. País Paria
"Comprá acciones de YPF, mirá que la jugada va a salirles bien". "Después que Cristina anuncie los 15 mil millones de dólares para invertir en Vaca Muerta, ¿de qué te vas a disfrazar, Turco?". "La pone la Exxon. La traen los chinos. También quieren poner los franceses de Total".
*Por Jorge Asis
Merced al braguetazo expropiador de YPF, el cristinismo recupera, peligrosamente, la iniciativa. Para ocupar, por definitiva vez, la totalidad del escenario.
Y captar nuevamente, sin mayor esfuerzo, la extrema misericordia que aún se reconoce como "la oposición".
Sorprenden, por izquierda, con la medida brutalmente estatista. Justo cuando se encontraban más acosados por derecha. Derivaciones de las catástrofes ceremoniales de la corrupción de amateurs. Encarada por los Descuidistas que dejan los dedos pegados.
Consecuencia, casi absoluta, del abuso prepotente de impunidad. Que los habilita, incluso, hasta para ser desprolijos.
"Por todo"
Frenarlos, impedir que vayan "por todo", es una alucinación de dipsómanos inofensivos.
Con el control total de los organismos que debieran controlarlos.
Con los resortes de la justicia encapsulada.
Con la desfachatez de los juicios para cualquier irresponsable que ose investigarlos.
Y con la favorable contabilidad parlamentaria. Puesta, democráticamente, al servicio del "modelo". De "crecimiento con inclusión social".
¿Cómo, entonces -y por qué- no ir "por todo"?
Si en la práctica ya tienen las partes considerables, del "Todo", en el bolso.
Y la efectiva coacción del 54 por ciento. Estático en una realidad dinámica.
Se les resiste, apenas, la gran prensa lacerada. La que, paradójicamente, resultó fundamental para que los controladores impusieran su hegemonía.
Si también doblegan la prensa, bastará, tan solo, con apagar la luz.
Pero se les resiste, felizmente, un apreciable sector de la sociedad absorta. Perpleja, ante el espectáculo de los altibajos. Sociedad signada por el oportunismo cada vez más perceptible. Por la incoherencia de sus representantes. Por las tergiversaciones infantiles. La manipulación notoria.
El legitimador
La cuestión que hoy el cristinismo se recupera y junta.
Compila el rostro duro, lícitamente incinerado, de Julio De Vido. Con la desmesura juvenil del rostro nuevo para incendiar.
Axel Kicillof, El Gótico, emerge en auxilio de la década que representa De Vido. De ningún modo llega para desalojarlo.
Es -Kicillof- el economista conceptualmente articulado que oxigena el plantel de funcionarios rendidos. En liquidación orgánica. Espiritual. Cultores de la mala praxis. Ni siquiera se hacen responsables de los desastres que supieron generar.
A través de la retórica saludablemente innovadora, Kicillof, El Gótico, dilata la vigencia de lo viejo.
Legitima, en el fondo, todo aquello que ya fracasó. Y que se brinda el lujo impune de fracasar porque no queda nada, ni nadie, enfrente. Lo suficientemente vivo como para señalarle la magnitud del fracaso.
El Gótico emerge, en definitiva, como el pulmotor que les proporciona la respiración asistida a los funcionarios que no podían más.
Los que se mantienen, sin convicción, atornillados en sus puestos. Para no ir, acaso, presos (una manera de decir, porque en la Argentina, por esta mala praxis, no se va preso).
"De aquí te vas muerto o en cana", confirma la Garganta que Nuestra César le dijo, de todos modos, al funcionario agobiado que pretendía partir. Por alegado cansancio moral. Por enfermedad pretextada.
Pelotón
La mala praxis estalla con la expropiación de YPF. Desde Nuestra César para abajo.
Todos se inculpan, en la práctica, con las recriminaciones que se les lanza a los depredadores de España.
Dista de constituirse el pelotón de fusilamiento para los culpables. Porque son, metafóricamente, los que integran el pelotón.
No vacilan, en todo caso, con fusilarse, cotidianamente, a sí mismos.
¿Qué se puede hacer con el director que, en nombre del estado, convalidó "el vaciamiento" de YPF?
Premiarlo, acaso, como a sus superiores Cameron y De Vido.
Para que quede registrado ante el pelotón de la historia, por última vez diremos, sin solemnidad, y casi con desparpajo, que gracias al cristinismo, y a la oposición complementaria, Argentina ya es un PP.
País Paria.
Repetimos, sin muecas de gravedad. "Costará alguna década larga reconstruir la credibilidad pulverizada".
El dictamen aprobatorio del senado nos marca el consenso democrático para la irresponsabilidad.
La vocación, magníficamente colectiva, por el suicidio.
El Descuidismo, al fin y al cabo, triunfa. La Patria Descuidista avanza. Avasalla.
Ponerse enfrente no es ningún acto de coraje. Es de ridículo.
"Entonces, gil, vendepatria, ¿vas a jugarte por los Gallegos de Repsol?". "Si se la llevaron a paladas".
"¿Qué ganás, Turco?" (reproche que llega desde el twitter).
¿Y si les sale bien?". "¿Te vas a disfrazar otra vez de Obispo?".
"Avivate, Turco, comprá acciones, se vienen semanas cargadas de euforia. Y te van a pasar, con la euforia, por arriba".
En el PP. Dolorosamente.