Porteños rehenes
* Por Walter Juan, dirigente del PJ Porteño.
La presidencia de Cristina Fernández de Kirchner desde el 2007 se ocupó casi diariamente de ejercer operaciones políticas y económicas para perjudicar al gobierno de la ciudad dirigido por Mauricio Macri. A través de laderos, punteros y militantes coordinó una y otra vez acciones de sabotaje a políticas públicas, a proyectos de obras, a espectáculos, a políticas de largo plazo diagramadas en las usinas del PRO. Se esforzó, con su gobierno en pleno, en demostrarnos a los porteños que lo que habíamos votado no estaba bien y desde el primer día de la gestión comenzó a castigarnos, rompiendo, trabando y atando de manos a una gestión que de por si se mostraba entusiasmada por torcer el rumbo de las anteriores gestiones mediocres unas y destituidas otras. Este camino doloroso es el que eligió el gobierno nacional y popular para los ciudadanos de Buenos Aires.
Por eso resulta extraño que la campaña kirchnerista haya tenido como eje la ciudad y la nación trabajando juntas una forma burda de reconocer que la única posibilidad de trabajo conjunto era con los porteños entregando la autonomía política al poder central.
Las pruebas de cómo el kirchnerismo dificultó la gestión de Macri son contundentes:
Docentes: A través de Francisco Tito Nena al frente de UTE (Unión de los Trabajadores de la Educación) comenzó en julio de 2008 una batalla entre la gestión macrista y el gremio de los estatales y de la educación fuertemente vinculados con el gobierno nacional. No solo se enmarcó esta batalla en pedidos de aumentos anuales que pueden ser parte de la cotidianeidad de cualquier gestión sea opositora u oficial, sino a través de los paros por el estado de las escuelas porteñas que venían trajinando desmejoras desde décadas. Hoy Tito Nena es legislador K.
Traspaso de la policía, la historieta de los 900 millones de pesos anuales: Mauricio Macri, al igual que Daniel Filmus y los demás candidatos para ser jefes de gobierno de la ciudad, tenían como un hecho que el que gane iba a tener el control de los 14.000 agentes que hoy en día están desplegados en la ciudad. El traspaso de la policía a la ciudad fue trabado, ninguneado y finalmente denegado por el gobierno kirchnerista.
Las ocupaciones: Con el único fin de perjudicar (¿o sancionar?) a los vecinos de Villa Soldati y Villa Lugano, y a la ciudadanía en general, se reprimió con el saldo de dos muertos, y luego directamente se retiró a la policía del lugar. Dejando en extrema indefensión a vecinos. Incluso con amenazas por parte de ocupantes en potencia de tomar departamentos de los edificios linderos pertenecientes a sus propietarios. El plan de viviendas que se prometió para destrabar el conflicto esta frenado porque el oficialismo se niega a aportar su parte del acuerdo (800 millones de pesos).
Teatro Colón: el conflicto del Colón lleva larga data. Pero los principales reclamos sindicales de parte de la kirchnerista ATE tendiendo a que el Teatro Colón no funcione se iniciaron luego de la inauguración del teatro en los festejos del Bicentenario. El núcleo del conflicto es el pedido por parte de los trabajadores del teatro de un incremento de más del 40% en sus salarios.
Retiro de la guardia policial en edificios públicos: el golpe más fresco que el gobierno nacional nos propinó a los porteños fue el retiro de la guardia policial en escuelas y hospitales. La respuesta fue que usen la metropolitana que para algo la hicieron. El dedicar los 1.200 efectivos de la Policía Metropolitana a la custodia de edificios públicos (exceptuando ministerios) implica quitarlos de las dos comunas (15 y 19) donde están haciendo un gran trabajo en materia de seguridad.
Por todo esto, el ballotage constituye una oportunidad para que la presidenta Kirchner oiga un mensaje masivo y estruendoso que deje claro que los porteños no estamos dispuestos a tolerar más maltratos y que el trabajo en conjunto entre Nación y Ciudad es una obligación gobierne quien gobierne y no un slogan que esconde un chantaje.