¿Por qué no probar con los de acá?
*Por Gaston Recondo. "Yo no voy a pisar el palito, a mí no me van a engrupir. Mi Selección va a ser con los que juegan acá, reforzada con un par de los que están afuera", se le escuchó decir a Alfio Basile en 2006, cuando esperaba la autorización de su Boca invencible para hacerse cargo del equipo nacional por segunda vez.
Y de arranque lo hizo, al menos en convocatoria de nombres y prácticas en Ezeiza. Pero resulta que un buen día tuvo que llamar solamente a futbolistas que estuvieran en Europa. Y cayó en la trampa.
Excelente condición atlética, mayor capacidad para jugar a uno y dos toques, conciencia profesional hasta para saber qué comer, y los de acá se quedaron sin lugar. Salvo Verón y Riquelme, todos los que fueron a la Copa América de Venezuela venían de allá.
Basile era nuestra última esperanza.
Antes y después de Coco, todos bebieron del mismo frasquito. Ni siquiera Diego se convenció tras el agónico pase a Sudáfrica conseguido gracias a Schiavi, Palermo y Bolatti, los tres de acá. En la Selección hay que estar dispuesto a jugar al límite. El que no lo corrobore con su juego que no hable más.
A Sabella hay que pedirle que no se olvide de lo que Braña le dio en Estudiantes o contra Chile. Quizás así, Mascherano recuerde su entrega cuando daba la vida por Bielsa. Hoy Orion está al mismo nivel que Andújar y Romero, Clemente es parejo con Rojo o Insúa, Schiavi todavía no se retiró, lo que Vélez dé te sirve, Pelletieri no es menos que Banega.
Si los que están afuera no son exageradamente superiores a los de acá, en la paridad va a resaltar el espíritu combativo. ¿Se acuerdan cuando los argentinos no se rendían? ¿O acaso tengo que pensar que en realidad somos individualistas desinteresados a los que ya les da lo mismo ganar o perder? Van cuatro a Brasil, aviso. Miren que River nunca iba a descender, eh. Y Venezuela nunca nos había ganado.