Por los controles, se duplicó el gasto con tarjeta en el exterior
Por Martín Kanenguiser* Las trabas al dólar hicieron que, por primera vez, gasten más los argentinos afuera que los extranjeros aquí.
"Hasta ahora, ningún funcionario nos llamó. ¿Para qué tienen que escribir sobre este tema?"
La nerviosa respuesta del ejecutivo del sector de tarjetas de crédito ante una pregunta de LA NACION refleja con nitidez el temor a cada medida que el Gobierno está adoptando para endurecer las restricciones del mercado cambiario.
En este caso, la consulta de LA NACION surgió por un dato del Banco Central: en los primeros cuatro meses de 2012, el gasto en tarjetas de crédito en el exterior se duplicó respecto del mismo período de 2011. En febrero y marzo, el promedio fue de US$ 304 millones, contra US$ 179 millones de los mismos meses del año pasado, según la gerencia de análisis de coyuntura monetaria del BCRA.
El último dato disponible es el del 11 de mayo, que exhibió un gasto en el exterior de US$ 300 millones; un año atrás, la cifra se ubicaba en US$ 160 millones.
La explicación unificada de analistas económicos y calificadas fuentes del sector es que este aumento se debe exclusivamente a las trabas para acceder a las divisas físicas, desde fines de 2011.
De hecho, este año, por primera vez, hay más gastos en tarjetas de argentinos en el exterior que de extranjeros en el país.
A priori, resulta lógico que la gente que viaja al exterior reemplace con los plásticos su fuente de recursos para poder pagar sus gastos si no cuenta con los billetes; pero comunicaciones informales que recibieron algunos bancos por parte de funcionarios nacionales reflejan que este incremento provocó algún llamado de atención. Desde el Banco Central lo relativizaron.
"Efectivamente hubo un aumento, pero dentro de la lógica del contexto; a la vez, siempre los meses de enero y febrero muestran picos estacionales", indicó una fuente de la entidad.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), transformada en el "Gran Hermano" del mercado cambiario -pese a que su función primaria es la lucha contra la evasión-, también intentó minimizar su preocupación sobre el tema. "No lo estuvimos mirando hasta ahora, aunque por supuesto que si alguien gasta con la tarjeta dólares que no declaró ante la AFIP, va a tener que justificarlos, porque eso lo podemos saber muy rápidamente", indicó un funcionario del equipo de Ricardo Echegaray.
Desde ambas dependencias del Estado negaron en forma tajante la posibilidad de que se establezcan límites a las compras con las tarjetas de crédito en el exterior. Tampoco se habló, como temen algunos analistas, de que se cambie la regla de pagar la liquidación de los consumos al tipo de cambio oficial (dada la creciente brecha con el tipo de cambio paralelo).
"En realidad, hay superávit comercial y dólares no faltan, pero ya han tomado medidas sin sentido, como exigirle a la gente que abra cajas de ahorro en dólares para los gastos en el exterior con tarjetas de débito, cuando se trata de un tema de sólo 500 millones de dólares", indicó una fuente de un importante banco extranjero.
Sin embargo, desde algunos bancos nacionales admitieron que se les había "sugerido" poner un límite a los topes que tienen ciertos clientes por el exponencial aumento de las compras en el exterior.
"No es fácil poner un tope y, según la ley, hay que hacerlo con 90 días de anticipación y el consentimiento del usuario", aclaró otra calificada fuente financiera. En el sector de las tarjetas, las reacciones fueron de extrema cautela. "Hubo un aumento en los gastos en el exterior, pero fue similar al que se registró en el mercado doméstico, en torno del 35 por ciento, nadie nos llamó y es lógico, porque para la mayor parte de las tarjetas, el 95 por ciento de los consumos se hacen en el país", indicó un ejecutivo del sector. La excepción es American Express, líder en el gasto en dólares; la empresa no quiso hacer comentarios para este artículo.
El analista Luciano Cohan, de la consultora Elypsis, dijo que, "en términos macroeconómicos, estos movimientos no son riesgosos, pero, dado el contexto actual y el hecho de que es un mecanismo que permite al turista apropiarse del subsidio implícito en la primas que hay entre el dólar oficial y el paralelo, es probable que les quede poca vida" a los gastos en dólares sin restricciones.
La nerviosa respuesta del ejecutivo del sector de tarjetas de crédito ante una pregunta de LA NACION refleja con nitidez el temor a cada medida que el Gobierno está adoptando para endurecer las restricciones del mercado cambiario.
En este caso, la consulta de LA NACION surgió por un dato del Banco Central: en los primeros cuatro meses de 2012, el gasto en tarjetas de crédito en el exterior se duplicó respecto del mismo período de 2011. En febrero y marzo, el promedio fue de US$ 304 millones, contra US$ 179 millones de los mismos meses del año pasado, según la gerencia de análisis de coyuntura monetaria del BCRA.
El último dato disponible es el del 11 de mayo, que exhibió un gasto en el exterior de US$ 300 millones; un año atrás, la cifra se ubicaba en US$ 160 millones.
La explicación unificada de analistas económicos y calificadas fuentes del sector es que este aumento se debe exclusivamente a las trabas para acceder a las divisas físicas, desde fines de 2011.
De hecho, este año, por primera vez, hay más gastos en tarjetas de argentinos en el exterior que de extranjeros en el país.
A priori, resulta lógico que la gente que viaja al exterior reemplace con los plásticos su fuente de recursos para poder pagar sus gastos si no cuenta con los billetes; pero comunicaciones informales que recibieron algunos bancos por parte de funcionarios nacionales reflejan que este incremento provocó algún llamado de atención. Desde el Banco Central lo relativizaron.
"Efectivamente hubo un aumento, pero dentro de la lógica del contexto; a la vez, siempre los meses de enero y febrero muestran picos estacionales", indicó una fuente de la entidad.
La Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), transformada en el "Gran Hermano" del mercado cambiario -pese a que su función primaria es la lucha contra la evasión-, también intentó minimizar su preocupación sobre el tema. "No lo estuvimos mirando hasta ahora, aunque por supuesto que si alguien gasta con la tarjeta dólares que no declaró ante la AFIP, va a tener que justificarlos, porque eso lo podemos saber muy rápidamente", indicó un funcionario del equipo de Ricardo Echegaray.
Desde ambas dependencias del Estado negaron en forma tajante la posibilidad de que se establezcan límites a las compras con las tarjetas de crédito en el exterior. Tampoco se habló, como temen algunos analistas, de que se cambie la regla de pagar la liquidación de los consumos al tipo de cambio oficial (dada la creciente brecha con el tipo de cambio paralelo).
"En realidad, hay superávit comercial y dólares no faltan, pero ya han tomado medidas sin sentido, como exigirle a la gente que abra cajas de ahorro en dólares para los gastos en el exterior con tarjetas de débito, cuando se trata de un tema de sólo 500 millones de dólares", indicó una fuente de un importante banco extranjero.
Sin embargo, desde algunos bancos nacionales admitieron que se les había "sugerido" poner un límite a los topes que tienen ciertos clientes por el exponencial aumento de las compras en el exterior.
"No es fácil poner un tope y, según la ley, hay que hacerlo con 90 días de anticipación y el consentimiento del usuario", aclaró otra calificada fuente financiera. En el sector de las tarjetas, las reacciones fueron de extrema cautela. "Hubo un aumento en los gastos en el exterior, pero fue similar al que se registró en el mercado doméstico, en torno del 35 por ciento, nadie nos llamó y es lógico, porque para la mayor parte de las tarjetas, el 95 por ciento de los consumos se hacen en el país", indicó un ejecutivo del sector. La excepción es American Express, líder en el gasto en dólares; la empresa no quiso hacer comentarios para este artículo.
El analista Luciano Cohan, de la consultora Elypsis, dijo que, "en términos macroeconómicos, estos movimientos no son riesgosos, pero, dado el contexto actual y el hecho de que es un mecanismo que permite al turista apropiarse del subsidio implícito en la primas que hay entre el dólar oficial y el paralelo, es probable que les quede poca vida" a los gastos en dólares sin restricciones.