Por cada comercio habilitado hay un puesto de venta ilegal
La avenida Avellaneda se convirtió en el reino de los manteros y la parte más invadida es a partir de Nazca, entre Flores y Floresta. Hay 1.435 manteros que ofrecen de todo.
Un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) detectó 1.435 manteros entre el 2500 y el 4000 de la avenida Avellaneda. Esa cantidad de vendedores ilegales casi iguala a la cantidad de comercios legales, que son unos 1.500.
A través de varias cuadras, las veredas están tapizadas de mantas. Sobre ellas se apilan cinturones, zapatos, carteras, juguetes y, por sobre todo, prendas de ropa como shorts, remeras o bombachas.
El fuerte de los comercios de la zona es la indumentaria, que se oferta al por mayor y menor. Pero el 45,09% de los manteros trabaja de la misma forma, con precios que según CAME promedian los 33 pesos por prenda y unas 29 ventas por día en cada puesto. Lo más vendido es la lencería, presente en el 6,41% de las mantas, con 35 transacciones diarias a un precio promedio de $14 por prenda.
Los comerciantes están tan preocupados que, por primera vez, coreanos y argentinos se unieron y ya planean acciones de protesta.
"Los manteros aparecieron hace ocho años, pero desde hace tres la situación fue empeorando. Antes eran vendedores de café, salames o cosas que no había en nuestros locales. Pero hoy venden lo mismo que nosotros. Casi toda es mercadería traída de contrabando o fabricada en talleres clandestinos", explicó un comerciante, quien tiene un local en la avenida y aseguró que fueron "amenazados".
Los dueños de los locales creen que los manteros están manejados por una mafia vinculada a la barra brava de Vélez, que los provee de mercadería y logística.
También sostuvieron que los vendedores ilegales tienen complicidad policial: "La Brigada le cobra 250 pesos a cada mantero por semana para dejarlo trabajar", afirmaron los dueños de los locales.
Por su parte, el Sindicato de Vendedores Ambulantes se diferencia de los manteros: "El vendedor ambulante histórico complementaba al comercio y no competía. Frente a una carnicería, vendía verduras. Pero en los últimos años la actividad fue invadida por gente que no viene del oficio, y que no respeta los códigos, afirmó Eliberto Fernández Pereira, secretario del mencionado gremio, al diario Clarín, donde también dijo que están impulsando "un proyecto de ley para ordenar la actividad, exigiéndole al vendedor ambulante un permiso, las facturas de compra de sus mercaderías o de la materia prima que usó para hacerlas, y el pago de impuestos".
Los dueños de los locales de la Avenida Avellaneda expresaron que sus ventas bajaron entre un 40% y un 80%."Actualmente, en esta avenida los manteros hacen el 70% de las ventas, y nosotros apenas el 30% restante", agregaron.