Política contra el narcotráfico
Hay que actuar de inmediato para evitar que Argentina sea otro centro estratégico de los cárteles de la droga.
El crecimiento del narcotráfico en la Argentina, ha develado la falacia de ser un país de tránsito. Por el contrario, la actividad se ha consolidado hasta con la producción doméstica de las bandas organizadas, porque el mercado lo admite, más allá del tráfico hacia Europa como un destino final altamente cotizado.
El problema de la droga en el país ya es estructural y la respuesta de las autoridades debería ser igual, para impedir que las actividades de los narcos se arraiguen ente nosotros con la magnitud alcanzada en México, donde hace estragos en la sociedad al haber penetrado en el seno de las instituciones, corrompiendo a funcionarios de los distintos poderes y hasta manejar territorios y poblaciones. Esto lo acaba de advertir el especialista mexicano Miguel Ponce Edmondson, ex director de la filial de Interpol en ese país, al calificar como la "cultura del narcotráfico'', al poderío de las bandas dentro de la sociedad.
En su visita a la Argentina, el ex miembro de Interpol expuso la semana pasada en Buenos Aires sobre los graves alcances de la lacra social. La charla, organizada por la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa, para un auditorio calificado de funcionarios, magistrados y empresarios, fue un llamado de atención para que nuestro país no se convierta en la Colombia de los años 80/90, o en el México actual, donde la guerra contra el narcotráfico ha dejado 50.000 muertes en los últimos cuatro años, con traumáticos efectos sociales, políticos y económicos. Alertó que el narcotráfico debe ser combatido antes de que instale su cultura en distintos ámbitos de poder, y advirtió que la dificultad de los narcotraficantes no pasa por el transporte o comercialización de la droga, sino en qué hacer con el dinero. La enorme disponibilidad de fondos los convierte en atractivos inversores, desplazando al inversor legal en las zonas de influencia, hasta crear emprendimientos económicos que se ramifican gracias al gigantesco flujo de dinero que manejan.
El problema se agrava para los empresarios establecidos, que deben soportar la portación de nacionalidad de un país sospechoso, lo que reduce sus mercados de exportación y con pérdidas por las mayores inspecciones aduaneras. Las medidas de protección no arancelarias son efectos que pueden enfrentar los países donde se asientan los narcos y sus empresarios por ser sospechosos, situaciones que para la Argentina empiezan a ser visibles.
La debilidad fiscalizadora actual, los vacíos legales y las omisiones en el tráfico de divisas y sin políticas activas en el plano internacional, colocan al país en el contexto de inseguridad que buscan los narcos para afincarse.