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Polémico video: un youtuber congeló y descongeló a un pez

El ruso Dmitry Shilov recibió una catarata de críticas. El animal logró sobrevivir al "experimento".

Un youtuber ruso decidió congelar a un pez con nitrógeno líquido para entretener a su audiencia. El pez sobrevivió al cruel experimento y ya más de un millón de internautas vieron la absurda prueba pseudocientífica en menos de una semana, que encendió un aluvión de críticas descomunal.


El video forma parte de una serie donde Dmitry Shilov utiliza nitrógeno líquido para congelar cosas. Junto con un amigo, decidieron comprar un pez y llevárselo a su garaje en una pecera. Ahí, con un recipiente lleno de nitrógeno líquido, lo congelaron.

El nitrógeno está a una temperatura igual o menor a su temperatura de ebullición, que es de -195,8 grados centígrados. Su baja temperatura puede producir quemaduras. Su capacidad para mantener temperaturas muy por debajo del punto de congelación del agua hace que sea muy útil en una amplia gama de aplicaciones, pero, evidentemente, no para jugar con él.

Dimitry, pertrechado con un gorro y unos guantes de grueso plástico, agarra con fuerza al pez y lo sumerge durante unos 20 segundos en el gélido líquido. El nitrógeno hace su efecto y el pez queda completamente congelado.

Pero no muere. La crueldad, disfrazada de ciencia, es extrema. Tras convertirlo en un témpano de hielo, los autores del video lo devuelven a su pecera y esperan unos minutos a que vuelva a su temperatura normal y se reanime. Tras su absurda proeza, Dimitry y su amigo se disfrazan de buenos samaritanos y devuelven al pez a un lago cercano.

En su serie con nitrógeno líquido, Dimitri se come unos fideos congelados y hasta llega a hundir su mano y su cara en el recipiente, arriesgándose a sufrir heridas, pero sin poner en riesgo a ningún otro ser vivo. El canal de YouTube de Dmitry Shilov, con cerca de 500.000 seguidores recopila otros "retos" como regalar un iPhone a aquella chica que se desnude y embadurne con un bidón de aceite de coche. Proezas dignas de ignorar y denunciar.

Fuente: La Vanguardia