Polémica por la fallida designación de un nuevo embajador en el Vaticano
La Casa Rosada retirará el pliego que proponía a Luis Bellando como representante argentino ante la Santa Sede. Las advertencias no escuchadas y quién dio el paso en falso.
El pliego de Luis Bellando como embajador ante el Vaticano del gobierno de Alberto Fernández está "en suspenso", señalan en la Cancillería, lo que no es otra cosa que decir que fue retirado.
El pliego fue entregado a la Nunciatura, donde no fue bien recibido y los trámites se replegaron. Esto también es una manera de decir que no fue una candidatura bien recibida por las instituciones de la Iglesia Católica, que si bien incluso antes de la llegada del Papa Francisco mostraban menor rigidez ante estas cuestiones, sigue conservando algunas tradiciones.
La confirmación del naufragio de esta candidatura llegó este jueves de boca de Santiago Cafiero. El jefe de Gabinete reconoció que el caso Bellando "se reverá y se reverá también si hace falta otro candidato o candidata para enviar como embajador o representante en la Santa Sede".
"La mecánica que tiene la Cancillería es mandar primero los nombres en consulta porque los países receptores tienen que estar de acuerdo con los candidatos que se propone", explicó Cafiero, quien coincidentemente es hijo del ex embajador ante el Vaticano Juan Pablo Cafiero, a quien sucedieron Eduardo Valdés y Rogelio Pfirter.
"Es un trámite de Cancillería que tendrá sus tiempos administrativos y de consulta. Aún no tenemos información sobre eso", continuó.
Diplomático de carrera, Bellando estuvo casado en primeras nupcias con una mujer con la que tuvo una hija que vive hoy en Europa. Se casó sólo por unión civil y no por Iglesia, como sí lo hizo con su segunda esposa, que nació en Bolivia. Es divorciado.
Fuentes con dilatada trayectoria en las cuestiones de la Iglesia y la diplomacia contaron que hoy hay cuestiones que se pueden conversar con el Vaticano antes de mandar un pliego.
No fue el caso argentino, y la torpeza con que se manejó el caso desde la Casa Rosada puso en aprietos al presidente Alberto Fernández, quien viajará justamente a ver al Papa el próximo 31 de enero.
Para esa fecha quería tener a su embajador y en su entorno se apuraron. Tanto, que la filtración del nombre de Bellando hace tres semanas (así lo indicó esta cronista) permitió que salieran a la luz aspectos no conocidos de su trabajo. Altas fuentes confiaron que, además, en el Vaticano hubo malestar no sólo porque el nombre del candidato se conoció prematuramente, sino también porque el propio Bellando salió a hablar públicamente como si ya ingresara en funciones cuando no había respuesta a su postulación.
La familia Bellando es amiga del secretario de Medios, Pancho Meritello, cuya hermana, María Florencia Meritello, está casada con Gustavo Béliz.
En su primera incursión importante en la Cancillería, el secretario de Asuntos Estratégicos -que juega fuerte al poder-, se pegó un tropezón. Béliz fue quien impulsó a toda costa la candidatura vaticana de Bellando, hijo del conocido periodista Ovidio Bellando, quien en el pasado escribía los chismes de pasillo sobre el Palacio San Martín para el diario La Nación.
Pero entonces estalló una interna. A la Casa Rosada se le advirtió por todos los medios que Bellando hijo no reunía las condiciones para ir al Vaticano.
Además, como dijeron fuentes diplomáticas, "tiene manchas" en su paso por distintas misiones: alguien le abrió una breve biografía en Wikipedia donde se cuenta que fue cónsul en Río de Janeiro (2006-2008), y en Tarija (2008-2011). Fue subsecretario de Política Latinoamericana del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, y encargado de negocios en Cuba, para ser nombrado embajador en Angola en 2018 por el gobierno de Mauricio Macri. "El presidente Alberto Fernández lo designará como embajador ante la Santa Sede", se afirma en Wikipedia pero nada dice de su fuerte reprimenda siendo cónsul en Río de Janeiro, de donde el canciller Jorge Taiana le ordenó que se volviera por participar en las comparsas del Carnaval sin autorización previa.
Desde que asumió este gobierno se informaba que el Vaticano vería con agrado que el próximo embajador argentino fuera un diplomático o un político de bajo perfil.
Inclusive se pensó en una mujer y estuvo con altas posibilidades de ser designada la ex embajadora en Francia, Marilita Squeff, muy cercana a Cristina Kirchner.
Desde la Cancillería también afirman que es "impresentable" y "perjudicial" el hecho de que Alberto F. busque consensuar un embajador ante el Vaticano con el mismo Papa. A ese viaje irán, en principio, su pareja Fabiola Yañez, el canciller Felipe Solá, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.
Pero aún no se tomó una decisión con lo que van a hacer en el Gobierno. En el pasado, el nuevo embajador ante Uruguay, el ex ministro de Justicia, Alberto Iribarne, cuya carrera es intachable, tuvo el mismo problema durante la anterior gestión K. Lo mandaron al Vaticano pero por ser divorciado fue rechazado.
Mauricio Macri también cometió su error cuando quiso enviar a otro candidato al Vaticano: Tomás Ferrari no estaba aún casado con quien luego sería su esposa. Poco después de que se difundiera que lo querían enviar a la Santa Sede, pero sin que se hicieran los trámites, tuvieron que cambiarle el destino. Lo mandaron cerca, puesto que le dieron la embajada en Roma, adonde sigue sin cambios por ahora. El embajador Ferrari es diplomático de carrera.
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