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Polémica en los Juegos Olímpicos de la Juventud por la indumentaria del equipo femenino de beach handball

Quedaron en el centro del debate por las mallas que usan: ellos shorts, ellas colaless. 

El equipo femenino nacional de beach handball es una de las revelaciones de los Juegos Olímpicos de la Juventud que se desarrollan en la Ciudad de Buenos Aires. Es que ya se aseguraron un lugar en las semifinales y van por una medalla.

A pesar de sus logros deportivos, también quedaron en el centro de la escena por su indumentaria oficial.

Las chicas jugaron todos los partidos casi en tanga, con un culotte que dejaba ver mucho. Es reglamentado y oficial.

La polémica se dio porque en muchos deportes está diferenciada la vestimenta para hombres y mujeres: para ellos camiseta, pantalón corto y medias; para las chicas bikinis o pseudo tangas que no sean muy anchas (no más de 10 cm al costado).

Este jueves, las jugadoras festejaron el triunfo contra Croacia por 2-1. En días pasados jugaron contra los seleccionados de Venezuela y Hong Kong y se impusieron ante Turquía en su debut olímpico en el Parque Sarmiento. Pero la polémica giró en torno al vestuario que utilizaron durante los encuentros deportivos. Lucieron la parte inferior de la bikini muy pequeña (en algunos casos las rivales llevaron un estilo de culotte un poco más amplio).

Lo que dice el reglamento

El reglamento oficial de la International Handball Federation (IHF) hace una diferenciación entre ambos géneros (otros deportes no realizan una distinción tan específica).

Explica en un apartado que "los miembros del equipo deben usar pantalones cortos. Los shorts de los jugadores pueden ser más largos pero deben permanecer 10 centímetros sobre el rodilla". Para las chicas, en cambio, se establece lo siguiente: "usar una bikini con fondos que estén de acuerdo con el gráfico adjunto, con un corte ajustado y en un ángulo ascendente hacia la parte superior de la pierna. El ancho lateral debe ser de un máximo de 10 centímetros".

Así, la decisión de qué estilo o modelo específico usar queda a libre elección de cada equipo y se basa en acuerdos con sponsors y empresas de indumentaria elegidas, pero siempre cumpliendo con los requisitos básicos.

Las argentinas eligieron la versión "mini" del diseño, quizá culturalmente más habilitadas que otros países con mayores tabúes sobre el cuerpo femenino, pero a la vez aún muy expuestas a las miradas que las ubican en un lugar de objeto sexual estereotipado.

En épocas en las que se revelan prejuicios, los comentarios no se hacen esperar y por momentos opacan el desempeño deportivo de las jugadoras que no pueden elegir usar, por el momento, una ropa más amplia para sentirse más cómodas.

No es la primera vez que sale a la luz este debate. Hace poco la tenista Serena Williams (36) intentó cambiar el vestuario para Roland Garros por un problema de salud (relacionado con su posparto) y el presidente de la Federación Francesa de Tenis, Bernard Giudicelli, le bajó el pulgar a este diseño por no adaptarse a los códigos de vestimenta tradicionales del deporte, que indican que los jugadores deben estar de blanco impecable.