Sociedad
Pobreza en Argentina: cuánto debería crecer el PBI en 10 años para revertir los aumentos
Desde 2018 creció en 15% la población con ingresos menores al valor de la canasta básica total. Por la devaluación y aceleración de la inflación los economistas proyectan mayor aumento para el resto del año.
La pobreza aumentó por encima del 40% de la población del país, antes del impacto de la devaluación del 14 de agosto en el ritmo de inflación y caída en los salarios reales, algo que se verá reflejado en el próximo informe del Indec, en marzo del año que viene.
El rango etáreo más afectado por la crisis es el que va de entre 12 y 17 años, en el que prácticamente el 60% no llegar a tener cubierta la canasta básica. Más allá de una tendencia al alza esperada para la segunda mitad del año, algunas estimaciones hacen ver lo difícil que será para cualquier gobierno emprender un camino de reducción de la pobreza de forma sostenida en los próximos años.
Una estimación del economista Leopoldo Tornarolli, de la Universidad Nacional de La Plata y de Cedlas, especializado en mediciones de pobreza por ingresos, arrojó que en la próxima década la economía debería crecer a ritmo de 4% anual acumulativo solamente para poder desandar el camino de empeoramiento en los índices que se registra desde el segundo semestre de 2017, cuando fue de 25,7% de la población. Una cifra desafiante para cualquier administración que llegue desde diciembre, tomando en consideración lo que sucedió con el Producto Bruto Interno en los últimos diez años.
Para ponerlo en otros números: desde ese momento hasta el último dato disponible la pobreza pasó de afectar a 11,3 millones de personas a 18,6 millones hasta el primer semestre de 2023: 7,3 millones más en cinco años y medio. Y además se duplicó la cantidad de indigentes: de 2,1 millones pasó a 4,3 millones de personas.
“Deberíamos crecer 34% per cápita acumulado en 10 años, eso es un crecimiento de 3% por habitante anual o aproximadamente 4% de crecimiento total”, contó Tornarolli a Infobae.
Para otros expertos el criterio de crecimiento necesario del PBI para una reducción de la pobreza es menos relevante que en otros años por tratarse de una situación motorizada más por la inflación que por la falta de empleo, por ejemplo. Así lo analizó el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia.
“Los pronósticos de relación entre PBI y pobreza son muy difíciles de establecer porque buena parte del problema no tiene que ver con el crecimiento o cómo se distribuye sino con la inflación. Con 6,3% de desempleo, estamos en una situación en la que se crea trabajo pero cada vez más en el sector informal, y el crecimiento del PBI es bajo. La relación entre salario y pobreza es un poco mejor fundada para saber qué cabría esperar en los próximos años”, aseguró Salvia a Infobae.
El Observatorio de la Deuda Social de la UCA hizó un estudio para medir cómo se comportó el nivel de pobreza en contraste con el aumento del gasto público para asistencia social. Y observó que avanzó con fuerza en los últimos años a pesar del crecimiento de las erogaciones del Estado en esa materia.
En números: en los últimos 20 años el gasto social en relación al PBI creció 15 puntos porcentuales. Ese incremento sirvió, en una primera instancia, para reducir la pobreza desde un 60% según estimaciones de la UCA, en 2003, hasta cerca de 28% en 2011. Pero desde ese momento comenzó un camino ascendente mientras el gasto social también continuó en crecimiento.
Un informe de hace algunas semanas de LCG había estimado que en el caso de que la canasta básica tenga una variación de precios 10 puntos porcentual por encima del ritmo de actualización de los ingresos unas 1,5 millones de personas más caen bajo el umbral de la pobreza, lo que implica un 5% adicional en la tasa de pobreza nacional, en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec al cuarto trimestre de 2022.
Para lo que resta del año hay algunos elementos decisivos para observar. En general los análisis coinciden en que el impacto de la devaluación post PASO y los índices de inflación de agosto y septiembre, que en este último caso también podría ser de dos dígitos mensuales -y con un avance de la canasta básica incluso mayor- pondrán mayor presión sobre las condiciones sociales, a pesar de las medidas que lanzó el Gobierno para intentar mitigar ese efecto en los ingresos.
Para el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), “los datos disponibles anticipan niveles elevados de inflación (FMI, sequía, inercia, especulación, tensiones cambiarias, devaluación), y Canasta Básica Alimentaria y Canasta Básica Total moviéndose levemente por encima del primer semestre de 2023 (considerando julio y agosto de 2023)”.
“En relación con los ingresos, el salario mínimo, en el segundo semestre mostrará probablemente una sensible mejora como resultado del incremento anunciado el 27 de septiembre y por el bono pagadero en dos cuotas de $47.000 para trabajadores informales. El Ripte, que ha mostrado niveles similares a la evolución de la inflación, sólo se se encuentra disponible a julio, donde mostró niveles elevados”, consideraron.
“La AUH y Tarjeta Alimentar tienen una tendencia a la baja, aunque es prematuro ser contundente (considerando la evolución de la inflación según el REM BCRA). A este sector, les alcanzó además el beneficio de la devolución del IVA, no incluido en los gráficos previos. Los planes sociales se mantendrían en niveles similares al primer semestre gracias a los bonos anunciados recientemente”, continuó la enumeración el centro de estudios que dirige Hernán Letcher.
“La jubilación mínima tendría un mejor desempeño al del primer semestre 2023 como resultado de los bonos otorgados (Anses + PAMI) y debería adicionarse la devolución de IVA. En términos de empleo, el trabajo registrado muestra, en todo 2023, un crecimiento sostenido que podría mantenerse en el segundo semestre. A todo esto, debería adicionarse las medidas anunciadas para trabajadores de Casas Particulares (bonos y devolución de IVA) y monotributistas (devolución de IVA)”, concluyó el economista.
En ese contexto, para LCG se espera con claridad una desmejora en los índices. “Los datos de pobreza e indigencia del primer semestre deberán tomarse como un piso para este año. Las condiciones empeoraron sensiblemente en la segunda mitad”, consideraron.
“La aceleración de la inflación, navegando en los dos dígitos porcentuales, erosiona el poder adquisitivo de los salarios y de los programas de ingresos del Gobierno (AUH, AUE, potenciar trabajo, PNC, etc). Las medidas de corte estrictamente electoral que está ofreciendo el Gobierno en la previa a las elecciones podrá moderar el impacto, pero ciertamente corre muy atrás de la dinámica de los precios, sobre todo lo de la canasta básica”, concluyeron los economistas de la consultora de marras.
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