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Plan Estratégico Agroalimentario

El Gobierno nacional anunció la conclusión del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial Participativo y Federal (PEA). En este tipo de elaboraciones político-económicas siempre hay aspectos positivos y otros cuestionables, pero lo que no pueden hacer los sectores involucrados es desconocer su existencia y, menos aún, desaprovechar la oportunidad. Por otro lado, una parte importante de nuestra economía local es agroalimentaria o agroindustrial.

Un aspecto interesante del PEA es que no se trata de una elaboración de algún reducido equipo de técnicos o estudiosos encerrados en un gabinete. Como lo dice expresamente, tanto en su denominación como la explicación, se ha elaborado en forma colectiva, con un intenso proceso participativo y federal.
 
Algunos datos sorprenden: han participado 23 provincias, se han realizado más de 500 encuentros y participado más de 7.000 personas (productores, empresarios, trabajadores, científicos, técnicos, profesionales, consultores y otros actores sociales).

Más de 50 Facultades vinculadas a estos temas, 45 universidades públicas y privadas, más de 14 Cámaras Empresarias. Han colaborado también organismos internacionales como la Cepal, la FAO, IICA, PNUD. Se realizaron miles de encuestas para recabar opiniones de personas vinculadas a las actividades incluidas en el Plan Estratégico.

Es posible que el aspecto más importante del PEA resida en una cuestión conceptual (hasta se podría decir, cuestión ideológica política muy de fondo) que ha cruzado los debates en nuestra sociedad a lo largo de muchas décadas.
 
De un lado, las tantas veces cuestionada importancia que ha tenido en la evolución económica del país el sector agropecuario y sus actividades relacionadas; y por otro, las muchas veces incentivada dicotomía agro versus industria.

Basta recordar el menosprecio por la antigua expresión "La Argentina granero del mundo", y la valoración como un bien superior a productos industriales, frente a los bienes agropecuarios.

Los conceptos claramente expresados en el documento zanjan estas cuestiones, con argumentos y números incuestionables.

Se afirma, así, que los productores rurales argentinos son el epicentro de un proceso de transformación que no sólo se entiende por el cambio de paradigma tecnológico, sino también por el proceso de reconversión organizacional que ha vivido.

Al precisar estos conceptos se caracteriza al productor rural del siglo XXI por una actitud claramente positiva a la incorporación de tecnología, una neta vocación por la productividad, capacidad para asumir riesgos, incorporación de conocimiento a la gestión, innovación y motivación emprendedora.

Estos conceptos también se aplican a buena parte de las actividades agroindustriales de Mendoza.

Con esta nueva ruralidad, como la llama el PEA, se propone consolidar a la Argentina como líder mundial agroalimentario y agroindustrial.

Por cierto que el documento exalta logros, presuntamente, conseguidos entre 2002 y ahora, como el incremento del PBI agropecuario, señalando que a 2010, el sector agroalimentario y agroindustrial aportan aproximadamente el 19% del PBI total. Otro dato llamativo es que el sector agroindustrial contribuye con el 44% de la recaudación total del país.

El PEA parte de un análisis y proyección de la demanda interna y externa de alimentos y de las posibilidades de creamiento de la producción, estableciendo ambiciosas metas a alcanzar en 2020.

Una de las críticas que ha recibido el plan por parte de especialistas, es que las metas no son más que "expresiones de deseo", ya que no hay especificaciones de "cómo" se van alcanzar. En este punto, la objeción más precisa señala las enormes contradicciones entre las políticas económicas adoptadas en estos años, y las metas que procura alcanzar el PEA.

Es evidente que para lograr los ambiciosos objetivos de producción y exportación propuestos será necesario hacer profundas rectificaciones en materia de política económica.

Y es de desear que con el inicio del nuevo período de gobierno ello comience a ocurrir. Sin dudas es una buena oportunidad.